Tal y como suele ocurrir en la ciencia más puntera, existe una gran diferencia entre cómo el público común entiende el estado de los desarrollos y el verdadero estado de los mismos. Esto es comúnmente debido a una influencia sesgada, e incluso sensacionalista, de los medios de comunicación.
Sin embargo, en el caso del campo de la Inteligencia Artificial la diferencia es aún más acusada, debido a que muchos de los científicos o gente formada peca de desinformación o sensacionalismo también, en muchos casos simplemente impulsados por su emoción en un campo que mejora tan rápidamente.
Existe un discurso muy común (insistimos, también entre especialistas en IA), de que vivimos en unos tiempos en los que estamos presenciando cómo una inteligencia no biológica se está desarrollando hasta el punto de que pronto nos superará, dejándonos a nosotros, ¡oh pobres homo sapiens!, abandonando el trono de la cadena evolutiva que creemos que estamos ocupando.
El problema de este alarmante discurso es que nos aleja de la realidad y del verdadero potencial actual de la IA.
Cuando hablas con alguien y no sabes si es un humano
Recientemente Google mostró algunos de sus avances en el campo de la Inteligencia Artificial. Muy impactante fue el caso de Google Duplex, asociado al asistente virtual de la compañía. Se mostró el siguiente vídeo, en el que podemos escuchar al asistente pedirnos una cita a la peluquería de forma independiente, llamando por nosotros a la tienda:
Con tan solo pedirle a Google Assistant: “Pídeme una cita en la peluquería el martes a cualquier hora entre las 10 y las 12 de la mañana“, el asistente virtual llama a dicho lugar y tiene una conversación normal para pedirnos la cita.
Es increíble ver lo parecido que es a la voz humana, la brillantez con la que la IA es capaz de responder en tiempo real al humano que está al otro lado del teléfono. Incluso es capaz de responder a preguntas concretas que no estaban explícitamente definidas en nuestra petición.
Este espectacular anuncio de Google ha puesto a mucha gente en alarma, incluidos expertos en IA, que nos avisan del peligro que es que no sepamos si cuando hablamos con alguien por teléfono, es un humano o no.
¿Y qué más da?
Lo primero que pensé al ver el vídeo es “WOW!”. Lo segundo que pensé es precisamente que leería a continuación en todos lados dicho alarmismo (y así fue) . Pero lo tercero que pensé es “¿Y qué más da?”. Actualmente leemos constantemente noticias y notificaciones que han sido elaboradas por algún tipo de programa o IA sin que nos demos cuenta. Seguro que nadie se tira de los pelos muerto de miedo de pensar si lo que está leyendo en cierta página ha sido escrito por un bot o por un becario.
La reacción anterior es de miedo. Miedo a verse inseguros, miedo a que una IA a lo Skynet nos domine y nos quite el trabajo. Veo miedo en mucha gente, nublando el juicio objetivo e impidiéndonos desarrollar la IA con la claridad que se precisa.
Y aún así, no es inteligente
Debemos haber escrito decenas de artículos ya en los que os hemos explicado porqué la Inteligencia Artificial actual no es realmente Inteligencia, y que quizás nunca lo sea.
Si no los habéis leído os recordamos los siguientes artículos:
La proeza de Google, no sólo en el ejemplo anterior sino con muchos otros que ya llevan tiempo entre nosotros (como el increíble Google Photos o la cámara de los Google Pixel), hay que reconocerla. La fluidez y eficacia de sus desarrollos en IA son maravillosos.
Pero seamos cautos. No existe ninguna inteligencia que se vaya a poner a aprender de repente por su cuenta y de pronto nos supere a todos. Sí es cierto que hace años esta posibilidad estaba sobre la mesa, debido a nuestra falta de claridad respecto a los retos en IA a los que nos enfrentábamos, pero todo apunta ahora a que ese apocalíptico escenario es casi físicamente imposible.
Lo visto en el vídeo de Google Assistant no es Inteligencia tal y como la entendemos de forma general, sino una construcción en Deep Learning increíblemente bien diseñada (y ejecutada). Más concretamente utiliza la tecnología ASR (Automatic Speech Recognition) de Google y TTS (Text to Speech).
No viene Terminator, pero sí una revolución social
Podemos dormir tranquilos. Las máquinas no van a dominarnos (al menos durante mucho tiempo). La IA va a ser una herramienta más del ser humano, cómo lo fue la rueda o la electricidad. Y sí, las pongo al mismo nivel.
Podemos dormir tranquilos… Aunque inquietos. Porque aunque la IA puede mejorar la vida del ser humano, va a revolucionar prácticamente todas las facetas que conforman nuestra civilización. La IA se va a integrar con y entre nosotros, cambiando nuestra sociedad y a nosotros mismos. Los cambios como este son muy buenos, pero implican que la gente tendrá que cambiar, que adaptarse, salir de su zona de confort radicalmente.
Los humanos vamos a tener que seguir trabajando, al menos durante bastante tiempo, por lo que no tenemos que pensar que la Inteligencia Artificial va a destruir los empleos. Va a crear otros, que serán diferentes a los que existen hoy en día. Todo el mundo tendrá que adaptarse y tener la capacidad de realizar trabajos diferentes con agilidad.
La IA sacará lo más humano que tenemos, ya que serán precisamente nuestras capacidades más humanas las que serán más necesarias durante un buen tiempo. Debemos aprender a ser mejores personas, a fortalecer nuestros valores, a potenciar nuestras habilidades de gestión, de interacción social, de liderazgo y de trabajo en equipo.
La IA podrá dar la oportunidad a que mucha gente aporte un gran valor a la sociedad sin la necesidad de tener conocimientos técnicos súper desarrollados. Muchas pequeñas tareas podrán realizarse por diferentes softwares y nuestro valor añadido será ser inteligentes. Algo que la IA no tiene.
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Tal y como suele ocurrir en la ciencia más puntera, existe una gran diferencia entre cómo el público común entiende el estado de los desarrollos y el verdadero estado de los mismos. Esto es comúnmente debido a una influencia sesgada, e incluso sensacionalista, de los medios de comunicación.
Sin embargo, en el caso del campo de la Inteligencia Artificial la diferencia es aún más acusada, debido a que muchos de los científicos o gente formada peca de desinformación o sensacionalismo también, en muchos casos simplemente impulsados por su emoción en un campo que mejora tan rápidamente.
Existe un discurso muy común (insistimos, también entre especialistas en IA), de que vivimos en unos tiempos en los que estamos presenciando cómo una inteligencia no biológica se está desarrollando hasta el punto de que pronto nos superará, dejándonos a nosotros, ¡oh pobres homo sapiens!, abandonando el trono de la cadena evolutiva que creemos que estamos ocupando.
El problema de este alarmante discurso es que nos aleja de la realidad y del verdadero potencial actual de la IA.
Cuando hablas con alguien y no sabes si es un humano
Recientemente Google mostró algunos de sus avances en el campo de la Inteligencia Artificial. Muy impactante fue el caso de Google Duplex, asociado al asistente virtual de la compañía. Se mostró el siguiente vídeo, en el que podemos escuchar al asistente pedirnos una cita a la peluquería de forma independiente, llamando por nosotros a la tienda:
Con tan solo pedirle a Google Assistant: “Pídeme una cita en la peluquería el martes a cualquier hora entre las 10 y las 12 de la mañana“, el asistente virtual llama a dicho lugar y tiene una conversación normal para pedirnos la cita.
Es increíble ver lo parecido que es a la voz humana, la brillantez con la que la IA es capaz de responder en tiempo real al humano que está al otro lado del teléfono. Incluso es capaz de responder a preguntas concretas que no estaban explícitamente definidas en nuestra petición.
Este espectacular anuncio de Google ha puesto a mucha gente en alarma, incluidos expertos en IA, que nos avisan del peligro que es que no sepamos si cuando hablamos con alguien por teléfono, es un humano o no.
¿Y qué más da?
Lo primero que pensé al ver el vídeo es “WOW!”. Lo segundo que pensé es precisamente que leería a continuación en todos lados dicho alarmismo (y así fue) . Pero lo tercero que pensé es “¿Y qué más da?”. Actualmente leemos constantemente noticias y notificaciones que han sido elaboradas por algún tipo de programa o IA sin que nos demos cuenta. Seguro que nadie se tira de los pelos muerto de miedo de pensar si lo que está leyendo en cierta página ha sido escrito por un bot o por un becario.
La reacción anterior es de miedo. Miedo a verse inseguros, miedo a que una IA a lo Skynet nos domine y nos quite el trabajo. Veo miedo en mucha gente, nublando el juicio objetivo e impidiéndonos desarrollar la IA con la claridad que se precisa.
Y aún así, no es inteligente
Debemos haber escrito decenas de artículos ya en los que os hemos explicado porqué la Inteligencia Artificial actual no es realmente Inteligencia, y que quizás nunca lo sea.
Si no los habéis leído os recordamos los siguientes artículos:
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La proeza de Google, no sólo en el ejemplo anterior sino con muchos otros que ya llevan tiempo entre nosotros (como el increíble Google Photos o la cámara de los Google Pixel), hay que reconocerla. La fluidez y eficacia de sus desarrollos en IA son maravillosos.
Pero seamos cautos. No existe ninguna inteligencia que se vaya a poner a aprender de repente por su cuenta y de pronto nos supere a todos. Sí es cierto que hace años esta posibilidad estaba sobre la mesa, debido a nuestra falta de claridad respecto a los retos en IA a los que nos enfrentábamos, pero todo apunta ahora a que ese apocalíptico escenario es casi físicamente imposible.
Lo visto en el vídeo de Google Assistant no es Inteligencia tal y como la entendemos de forma general, sino una construcción en Deep Learning increíblemente bien diseñada (y ejecutada). Más concretamente utiliza la tecnología ASR (Automatic Speech Recognition) de Google y TTS (Text to Speech).
No viene Terminator, pero sí una revolución social
Podemos dormir tranquilos. Las máquinas no van a dominarnos (al menos durante mucho tiempo). La IA va a ser una herramienta más del ser humano, cómo lo fue la rueda o la electricidad. Y sí, las pongo al mismo nivel.
Podemos dormir tranquilos… Aunque inquietos. Porque aunque la IA puede mejorar la vida del ser humano, va a revolucionar prácticamente todas las facetas que conforman nuestra civilización. La IA se va a integrar con y entre nosotros, cambiando nuestra sociedad y a nosotros mismos. Los cambios como este son muy buenos, pero implican que la gente tendrá que cambiar, que adaptarse, salir de su zona de confort radicalmente.
Los humanos vamos a tener que seguir trabajando, al menos durante bastante tiempo, por lo que no tenemos que pensar que la Inteligencia Artificial va a destruir los empleos. Va a crear otros, que serán diferentes a los que existen hoy en día. Todo el mundo tendrá que adaptarse y tener la capacidad de realizar trabajos diferentes con agilidad.
La IA sacará lo más humano que tenemos, ya que serán precisamente nuestras capacidades más humanas las que serán más necesarias durante un buen tiempo. Debemos aprender a ser mejores personas, a fortalecer nuestros valores, a potenciar nuestras habilidades de gestión, de interacción social, de liderazgo y de trabajo en equipo.
La IA podrá dar la oportunidad a que mucha gente aporte un gran valor a la sociedad sin la necesidad de tener conocimientos técnicos súper desarrollados. Muchas pequeñas tareas podrán realizarse por diferentes softwares y nuestro valor añadido será ser inteligentes. Algo que la IA no tiene.
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