Por Tomás Lagomarsino [1]
Hoy somos testigos de la desaparición de las fronteras, proceso que ha tenido un amplio impacto en salud, especialmente cuando nos referimos a enfermedades infectocontagiosas como la influenza H1N1 (1) y, más recientemente, al ébola. Sin embargo, el desdibujamiento de las fronteras no sólo ha afectado al sector en cuanto a las enfermedades transmisibles y no transmisibles, sino también en los sistemas de salud y las políticas públicas. Decisiones que se toman en niveles superiores a los gobiernos impactan en la salud de las personas a diario, provocando la pérdida de la soberanía sanitaria de nuestro país.
Es lo que llamamos salud global, un concepto acuñado recientemente y que se refiere al impacto transnacional de la globalización en los determinantes y problemas de salud, estando más allá del control de las naciones y sus instituciones (2).
Desde 2010, se negocia un acuerdo económico entre 12 países que ha sido reconocido por sus siglas en inglés: TPP o Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica. Si bien no conocemos el texto actual de la negociación, han trascendido detalles referidos particularmente al capítulo de propiedad intelectual que han encendido las alertas de la ciudadanía organizada (3). Con esta información podemos aseverar que este tratado va a afectar la salud de los chilenos.
Como país tenemos el gasto de bolsillo más elevado de la OECD, correspondiente al 4,6% en 2013, y que equivale al 38% del gasto total en salud durante el 2011 (4). Estos elevados porcentajes podemos atribuirlos a los copagos que deben realizar los usuarios sumado a la compra de medicamentos caros y que no están incluidos en el sistema de seguridad social. Imagine ahora que, estimaciones realizadas por expertos, han cifrado el impacto de la firma del TPP en $540 mil millones por cada año adicional de exclusividad de datos (3 años en nuestro caso), es decir, lo equivalente a 5 leyes Ricarte Soto en un año.
Esto se provoca porque los mecanismos incluidos vienen a fortalecer los monopolios de las transnacionales farmacéuticas que producen los medicamentos que se comercializan en nuestro país. Ya en el tratado de libre comercio con Estados Unidos, se negociaron estas nuevas normativas siendo rechazadas por Chile. Sin embargo, el TPP se ha transformado en una renegociación de dichas regulaciones como las patentes de segundos usos (donde no existe innovación respecto al principio activo), la vinculación entre la propiedad intelectual y el registro sanitario, transformarnos en un país buzón en registro sanitario de medicamentos, aumento de la vigencia de patentes de productos biológicos (aquellos que sirven para tratar las enfermedades autoinmunes, el cáncer y el VIH/SIDA) de 5 a 8 o 12 años, entre otros.
Heraldo Muñoz, el ministro mejor evaluado según la última encuesta Adimark con un 80% de aprobación (6), señaló a la Cámara de Diputados que “si no hay un acuerdo que sea aceptable no vamos a firmar” refiriéndose a los alcances del TPP sobre los productos y patentes farmacéuticas (7). Si la Presidenta de la República llegase a firmar el acuerdo, posteriormente tendrá que ser ratificado por el Congreso Nacional.
De todas formas, el Gobierno ya ha sido advertido por organismos internacionales. La Organización Mundial de la Salud ya previno al Estado de Chile sobre las posibles repercusiones en la salud pública puesto que se pretende liberalizar el comercio de los medicamentos y armonizar ciertas reglas entre los países participantes (8).
Es así que la abogacía en salud se ha ampliado desde el nivel nacional, al nivel internacional. Las ONGs hoy en día estamos llamadas a tratar de mitigar los resultados de las decisiones que se toman fuera del alcance y a las espaldas de los ciudadanos de cada país y, es por ello, que decimos NO al TPP.
[1] Licenciado en medicina. Presidente de Fundación Equidad Chile y Coordinador de la Mesa Temática por el Derecho a la Salud del Senado. Correo: tlagomarsino@equidad.cl Twitter: @tomylagomarsino
Referencias:
- Franco A, Álvarez C. Salud pública global: un desafío a los límites de la salud internacional a propósito de la epidemia de influenza humana A. Rev Panam Salud Publica 25(6),2009.
- Smith B et al. WHO Health Promotion Glossary: new terms. 2006.
- WikiLeaks. Secret Trans-Pacific Partnership Agreement (TPP) – IP Chapter [https://wikileaks.org/tpp/]
- OECD. Health at a Glace 2013: OECD Indicators.
- Memorándum interno de la OPS/OMS sobre las Negociaciones en curso para el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPPA). 10 de septiembre de 2015.
- GfK Adimark. Encuesta: Evaluación Gestión de Gobierno Agosto 2015.
- Cámara de Diputados de Chile. Sesión 26° especial, martes 19 de mayo de 2015 [http://webtv.camara.cl/video_sesion.aspx?id=2956]
- Memorándum interno de la OPS/OMS. 10 de septiembre de 2015.
Por Tomás Lagomarsino [1]
Hoy somos testigos de la desaparición de las fronteras, proceso que ha tenido un amplio impacto en salud, especialmente cuando nos referimos a enfermedades infectocontagiosas como la influenza H1N1 (1) y, más recientemente, al ébola. Sin embargo, el desdibujamiento de las fronteras no sólo ha afectado al sector en cuanto a las enfermedades transmisibles y no transmisibles, sino también en los sistemas de salud y las políticas públicas. Decisiones que se toman en niveles superiores a los gobiernos impactan en la salud de las personas a diario, provocando la pérdida de la soberanía sanitaria de nuestro país.
Es lo que llamamos salud global, un concepto acuñado recientemente y que se refiere al impacto transnacional de la globalización en los determinantes y problemas de salud, estando más allá del control de las naciones y sus instituciones (2).
Desde 2010, se negocia un acuerdo económico entre 12 países que ha sido reconocido por sus siglas en inglés: TPP o Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica. Si bien no conocemos el texto actual de la negociación, han trascendido detalles referidos particularmente al capítulo de propiedad intelectual que han encendido las alertas de la ciudadanía organizada (3). Con esta información podemos aseverar que este tratado va a afectar la salud de los chilenos.
Como país tenemos el gasto de bolsillo más elevado de la OECD, correspondiente al 4,6% en 2013, y que equivale al 38% del gasto total en salud durante el 2011 (4). Estos elevados porcentajes podemos atribuirlos a los copagos que deben realizar los usuarios sumado a la compra de medicamentos caros y que no están incluidos en el sistema de seguridad social. Imagine ahora que, estimaciones realizadas por expertos, han cifrado el impacto de la firma del TPP en $540 mil millones por cada año adicional de exclusividad de datos (3 años en nuestro caso), es decir, lo equivalente a 5 leyes Ricarte Soto en un año.
Esto se provoca porque los mecanismos incluidos vienen a fortalecer los monopolios de las transnacionales farmacéuticas que producen los medicamentos que se comercializan en nuestro país. Ya en el tratado de libre comercio con Estados Unidos, se negociaron estas nuevas normativas siendo rechazadas por Chile. Sin embargo, el TPP se ha transformado en una renegociación de dichas regulaciones como las patentes de segundos usos (donde no existe innovación respecto al principio activo), la vinculación entre la propiedad intelectual y el registro sanitario, transformarnos en un país buzón en registro sanitario de medicamentos, aumento de la vigencia de patentes de productos biológicos (aquellos que sirven para tratar las enfermedades autoinmunes, el cáncer y el VIH/SIDA) de 5 a 8 o 12 años, entre otros.
Heraldo Muñoz, el ministro mejor evaluado según la última encuesta Adimark con un 80% de aprobación (6), señaló a la Cámara de Diputados que “si no hay un acuerdo que sea aceptable no vamos a firmar” refiriéndose a los alcances del TPP sobre los productos y patentes farmacéuticas (7). Si la Presidenta de la República llegase a firmar el acuerdo, posteriormente tendrá que ser ratificado por el Congreso Nacional.
De todas formas, el Gobierno ya ha sido advertido por organismos internacionales. La Organización Mundial de la Salud ya previno al Estado de Chile sobre las posibles repercusiones en la salud pública puesto que se pretende liberalizar el comercio de los medicamentos y armonizar ciertas reglas entre los países participantes (8).
Es así que la abogacía en salud se ha ampliado desde el nivel nacional, al nivel internacional. Las ONGs hoy en día estamos llamadas a tratar de mitigar los resultados de las decisiones que se toman fuera del alcance y a las espaldas de los ciudadanos de cada país y, es por ello, que decimos NO al TPP.
[1] Licenciado en medicina. Presidente de Fundación Equidad Chile y Coordinador de la Mesa Temática por el Derecho a la Salud del Senado. Correo: tlagomarsino@equidad.cl Twitter: @tomylagomarsino
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