Paula de Aguirre me envió algunas preguntas por correo electrónico para su reportaje “Internet y el cine: ¿una historia de amor?” en The Way Out Magazine, en el que intervienen además Jaume Ripoll, cofundador de Filmin, el abogado Carlos Sánchez Almeida, el director de contenidos de Yomvi, Pablo Romero, y el director de negocios de Filmax, Carlos Rojano.
A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que cruzamos:
P. ¿Crees que existe actualmente en España una oferta lo suficientemente amplia de contenido audiovisual online a un precio competitivo y que satisfaga los gustos de los consumidores? En caso de que la respuesta sea “No”, ¿Crees entonces comprensible que los usuarios acaben recurriendo a plataformas de enlaces o descargando torrents?
R. La oferta en España es sencillamente ridícula: la industria se empeña en decir que “hay muchas plataformas”, cuando la realidad es que para obtener un catálogo mínimamente representativo, un usuario tendría que estar registrado en todas ellas. La visión de las ventanas de explotación es rígida, inmovilista, y centrada en mantener el status-quo a toda costa. Existe un empeño irracional en impedir la presencia de una plataforma verdaderamente competitiva, con un catálogo completo y unos precios que de verdad disuadan el recurso al torrent. Por otro lado, la persistente actitud de la industria, que insiste en un absurdo discurso de criminalización y de insulto al usuario, genera una reacción de antipatía que es responsable de un clima general muy poco favorable.
P. Respecto a normativas en otros países, ¿Crees que en España hay una legislación coherente que fomente nuevos modelos de negocio en la industria audiovisual?
R. La legislación española es lo peor que puede haber: es incoherente e impredecible. Cuando no cambia por la presión de un lobby norteamericano o de la embajada de los Estados Unidos, lo hace en virtud de la llegada que figuras como Enrique Cerezo o Jose Antonio Lara tienen sobre determinados ministros o secretarios de Estado. Al final, tenemos una situación en la que los jueces ya están oficialmente al margen, donde las decisiones las toma un órgano dependiente del ejecutivo (con todo lo que ello conlleva), y en donde cualquier plataforma emprendedora sabe que, en cuanto tenga un mínimo éxito, amenace aunque sea de manera teórica el status quo, y haga un poco de ruido, va a encontrarse con la policía llamando a su puerta. Nada desincentiva más que la incertidumbre, y en España llevamos ya varios gobiernos que, en este tema, legislan sin ningún tipo de criterio, básicamente según les da el viento.
P. Desde fuentes oficiales o lobbies de la industria audiovisual se culpabiliza del descenso de visitas a las salas de cine a la piratería. ¿Qué piensas al respecto?
R. Es un argumento completamente absurdo y del siglo pasado. El descenso de visitas a las salas de cine tiene que ver con unos niveles de precio claramente inadecuados (no hay más que comparar precios con otros países en términos de PPP, Purchase Parity Power, para verlo claramente), con unas ventanas de explotación excesivamente rígidas, y con unos retrasos en la llegada de muchas películas que hacen que muchos espectadores prefiramos la versión original en lugar de esperar al debut en las salas y ver como mil análisis y comentarios en todo tipo de prensa internacional nos revienta la película. En televisión comercial, con el caso de las series, el caso es todavía más claro: las descargas provienen del retraso que las cadenas españolas muestran en la emisión de series punteras de otros mercados, y cada vez que alguna cadena hace el esfuerzo para emitir capítulos de esas series a los pocos días de su emisión en su mercado original, las descargas se reducen enormemente. Pero ese dato, en cambio, nunca es comentado por la industria.
P. ¿Cuáles crees que son las principales causas por las que en España en servicio de VOD no esté tan extendido como en Estados Unidos con Netflix? ¿Crees que hay falta de información sobre plataformas de pago o que es un problema de educación?
R. Es un problema de desarrollo de plataformas con un catálogo amplio y precios competitivos. Una miopía de la industria que prefiere escudarse en una supuesta “maldad” de los usuarios para pedir auxilio al gobierno de turno y no innovar.
P. ¿Por qué crees que un servicio como Netflix no termina de aterrizar en nuestro país?
R. España fue uno de los primeros mercados que Netflix se planteó en todo el mundo, debido precisamente a la clara evidencia de que se trata de un mercado completamente desabastecido. Sin embargo, Netflix necesita, para ser viable, acuerdos con creadores de contenidos domésticos, y en el caso de nuestro país, estos creadores trataron de imponer condiciones a Netflix que desincentivaron completamente su aterrizaje. Netflix pasó de ver el mercado español como una de sus prioridades, a descartarlo casi completamente, pero no fue por la incidencia de las descargas, sino por la actitud de los productores de contenidos españoles.
P. Según entiendo, existe una comisión en el gobierno que decide qué portales son infractores de derechos de propiedad intelectual y cuáles no. ¿Qué autoridad tendría entonces el poder judicial al respecto?
R. El sistema es una manera de dejar a los jueces al margen, precisamente porque los jueces, interpretando adecuadamente las leyes, resolvían de maneras que no gustaban a la industria. La actual situación es un engendro en sí mismo, un monstruo que instituye una comisión dependiente de un gobierno – con todos los peligros que ello tiene si el gobierno resulta impulsar ideas en un sentido o en otro – y que carece de un criterio mínimamente respetable. Si se aparta a los jueces porque no gustan sus resoluciones y se deja de lado la separación de poderes, ¿qué cosa buena se puede esperar?
Paula de Aguirre me envió algunas preguntas por correo electrónico para su reportaje “Internet y el cine: ¿una historia de amor?” en The Way Out Magazine, en el que intervienen además Jaume Ripoll, cofundador de Filmin, el abogado Carlos Sánchez Almeida, el director de contenidos de Yomvi, Pablo Romero, y el director de negocios de Filmax, Carlos Rojano.
A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que cruzamos:
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