Una breve reflexión:
¿Cómo se obtienen mejores resultados? ¿La competencia estimula el intelecto? ¿O quizá hay factores distintos al ánimo de lucro y la competitividad que nos empujan a rendir mejor?
En tiempos de la guerra fría, durante la carrera espacial, surgieron multitud de problemas que las dos grandes potencias (EEUU y URSS) fueron resolviendo bajo distintos criterios de trabajo. Voy a centrarme tan solo en uno de ellos, que no por ser el más espectacular, sí que nos puede ayudar a entender la condición humana:
Los americanos y los rusos se encontraron con que en las misiones espaciales, cuando los astronautas querían hacer las anotaciones en sus libretas, los bolígrafos no escribían. Ya saben; con gravedad cero no existe fuerza alguna que empuje la tinta hacia la puta.
Ante el problema, los EEUU reaccionaron abriendo un concurso estatal para que distintas empresas compitieran en la azarosa misión de desarrollar un bolígrafo capaz de escribir bajo las condiciones particulares del espacio. Los rusos, por el contrario, y lejos de emprender una operación capitalista, se decidieron por la aplicación del uso de lápices de mina de carbón.
El problema se resolvió tanto de una forma como de la otra. Pero la diferencia en los costes fue desproporcionada. Los americanos gastaron enormes cantidades de dinero público en desarrollar un bolígrafo que después intentaron amortizar sacándolo al mercado, sin conseguir apenas penetración. Resultado: enormes pérdidas para el contribuyente.
Como pueden ya imaginar, el coste de la operación rusa fue de 0 dólares.
¿Qué podemos aprender de esta circunstancia? Pues que la presión de la competencia en absoluto mostró beneficio alguno añadido sobre los resultados que se pretendían, máxime si tenemos como premisa que los costes no pueden superar los beneficios.
Los astronautas rusos, pese a quién pese, trabajaban para amortizar cada movimiento, para obtener resultados, pero ignorando la competencia o los beneficios individuales y empresariales. El objetivo era Rusia como Estado.
Olvídense de la quiebra del comunismo, pues creo que el capitalismo no se encuentra precisamente en posición de alardear de sostenibilidad. Vamos al resultado efectivo: La humanidad tiene un objetivo común como especie. Dicho esto ahí va la pregunta ¿Cómo mejoraríamos los resultados; trabajando en equipo con un interés global o incentivando una competencia depredadora?
Los americanos tampoco lograron mejores resultados que los rusos con su alunizaje final. Aquello no fue más que un acto irresponsable por parte del gobierno de Kénedy, que embarcado en la carrera armamentística necesitaban mostrarle al mundo una superioridad que, más que real, se labró poniendo en peligro la vida de los astronautas. El asunto salió bien, pero los rusos se negaron a enviar a nadie a la Luna, porque consideraron que la tecnología aún no estaba lo suficientemente desarrollada para asumir semejante riesgo. Otra vez los costes-beneficios. Bajo el punto de vista ruso, la vida aquellos individuos no podía ser puesta en peligro sin más. Había costado mucho esfuerzo formarlos para el gran viaje, por lo que perderlos en un intento basado en la competitividad no tenía el más mínimo sentido.
Los americanos consiguieron el alunizaje. El coste fue alto, el riesgo mucho. Los beneficios ¿juzguen ustedes? La carrera espacial es posible gracias a la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos. Lo EEUU, por sí solos, ya habría abandonado todo proyecto.
De no ser por el desmoronamiento del imperio comunista, en términos globales los rusos llevaban muchos años de ventaja a la tecnología occidental.
En definitiva, afirmar que los resultados de la competencia capitalista tienen una mejor proyección de futuro que el trabajo colaborativo no se sujeta ni bajo la base histórica ni empírica.
Podemos incluir varios ejemplos en ciencias médicas, matemáticas o filosóficas. La competencia, más que acelerar nuestro desarrollo, lo ralentiza en una lucha de beneficios particulares que se ejemplifican en el omnipresente combustible fósil como la fuente de energía predominante desde los inicios de la revolución industrial.
También es cierto que tanto el capitalismo como el comunismo han demostrado una falta absoluta de sostenibilidad en el tiempo, ya sea por sus estructuras políticas o por la propia condición humana. Eso está por ver. Lo que está claro es que ni uno ni otro sistema funcionan.
¿Qué nos queda, entonces? ¿Alguien ha planteado otras formas de gestión del trabajo y el conocimiento? Por su puesto. Entre ellos los miembros del Partido Pirata y su Confederación Europea.
La economía cyberpunk (dinámica de enjambre) es una de sus banderas ideológicas, que cualquiera que esté interesado en el futuro de la especie humana debería leer y añadir a sus esquemas mentales como un posible y esperanzador futuro.
Mario López
Piratas de Extremadura
via
Una breve reflexión:
¿Cómo se obtienen mejores resultados? ¿La competencia estimula el intelecto? ¿O quizá hay factores distintos al ánimo de lucro y la competitividad que nos empujan a rendir mejor?
En tiempos de la guerra fría, durante la carrera espacial, surgieron multitud de problemas que las dos grandes potencias (EEUU y URSS) fueron resolviendo bajo distintos criterios de trabajo. Voy a centrarme tan solo en uno de ellos, que no por ser el más espectacular, sí que nos puede ayudar a entender la condición humana:
Los americanos y los rusos se encontraron con que en las misiones espaciales, cuando los astronautas querían hacer las anotaciones en sus libretas, los bolígrafos no escribían. Ya saben; con gravedad cero no existe fuerza alguna que empuje la tinta hacia la puta.
Ante el problema, los EEUU reaccionaron abriendo un concurso estatal para que distintas empresas compitieran en la azarosa misión de desarrollar un bolígrafo capaz de escribir bajo las condiciones particulares del espacio. Los rusos, por el contrario, y lejos de emprender una operación capitalista, se decidieron por la aplicación del uso de lápices de mina de carbón.
El problema se resolvió tanto de una forma como de la otra. Pero la diferencia en los costes fue desproporcionada. Los americanos gastaron enormes cantidades de dinero público en desarrollar un bolígrafo que después intentaron amortizar sacándolo al mercado, sin conseguir apenas penetración. Resultado: enormes pérdidas para el contribuyente.
Como pueden ya imaginar, el coste de la operación rusa fue de 0 dólares.
¿Qué podemos aprender de esta circunstancia? Pues que la presión de la competencia en absoluto mostró beneficio alguno añadido sobre los resultados que se pretendían, máxime si tenemos como premisa que los costes no pueden superar los beneficios.
Los astronautas rusos, pese a quién pese, trabajaban para amortizar cada movimiento, para obtener resultados, pero ignorando la competencia o los beneficios individuales y empresariales. El objetivo era Rusia como Estado.
Olvídense de la quiebra del comunismo, pues creo que el capitalismo no se encuentra precisamente en posición de alardear de sostenibilidad. Vamos al resultado efectivo: La humanidad tiene un objetivo común como especie. Dicho esto ahí va la pregunta ¿Cómo mejoraríamos los resultados; trabajando en equipo con un interés global o incentivando una competencia depredadora?
Los americanos tampoco lograron mejores resultados que los rusos con su alunizaje final. Aquello no fue más que un acto irresponsable por parte del gobierno de Kénedy, que embarcado en la carrera armamentística necesitaban mostrarle al mundo una superioridad que, más que real, se labró poniendo en peligro la vida de los astronautas. El asunto salió bien, pero los rusos se negaron a enviar a nadie a la Luna, porque consideraron que la tecnología aún no estaba lo suficientemente desarrollada para asumir semejante riesgo. Otra vez los costes-beneficios. Bajo el punto de vista ruso, la vida aquellos individuos no podía ser puesta en peligro sin más. Había costado mucho esfuerzo formarlos para el gran viaje, por lo que perderlos en un intento basado en la competitividad no tenía el más mínimo sentido.
Los americanos consiguieron el alunizaje. El coste fue alto, el riesgo mucho. Los beneficios ¿juzguen ustedes? La carrera espacial es posible gracias a la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos. Lo EEUU, por sí solos, ya habría abandonado todo proyecto.
De no ser por el desmoronamiento del imperio comunista, en términos globales los rusos llevaban muchos años de ventaja a la tecnología occidental.
En definitiva, afirmar que los resultados de la competencia capitalista tienen una mejor proyección de futuro que el trabajo colaborativo no se sujeta ni bajo la base histórica ni empírica.
Podemos incluir varios ejemplos en ciencias médicas, matemáticas o filosóficas. La competencia, más que acelerar nuestro desarrollo, lo ralentiza en una lucha de beneficios particulares que se ejemplifican en el omnipresente combustible fósil como la fuente de energía predominante desde los inicios de la revolución industrial.
También es cierto que tanto el capitalismo como el comunismo han demostrado una falta absoluta de sostenibilidad en el tiempo, ya sea por sus estructuras políticas o por la propia condición humana. Eso está por ver. Lo que está claro es que ni uno ni otro sistema funcionan.
¿Qué nos queda, entonces? ¿Alguien ha planteado otras formas de gestión del trabajo y el conocimiento? Por su puesto. Entre ellos los miembros del Partido Pirata y su Confederación Europea.
La economía cyberpunk (dinámica de enjambre) es una de sus banderas ideológicas, que cualquiera que esté interesado en el futuro de la especie humana debería leer y añadir a sus esquemas mentales como un posible y esperanzador futuro.
Mario López
Piratas de Extremadura
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