El senador independiente por Vermont, Bernard Sanders, ha preguntado este viernes a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) si ha espiado o espía en la actualidad a miembros del Congreso y otros funcionarios estadounidenses electos, en una carta remitida a su director, el general Keith Alexander.
“Le escribo hoy para preguntarle una cuestión muy simple. ¿Ha espiado la NSA o está la NSA espiando actualmente a miembros del Congreso u otros funcionarios estadounidenses electos?”, interpela Sanders, que es el primer senador en medio siglo en identificarse como socialista, en la misiva datada del 3 de enero.
“‘Espiar’ incluiría la interceptación de metadatos de llamadas realizadas desde teléfonos personales o de trabajo –los datos sobre a quién y cuándo llaman–, contenido de los sitios web visitados o los correos electrónicos enviados, o la captación de cualquier otro dato de una tercera parte no difundida al público general”, hace hincapié el senador.
Bernard expresa en la carga su “profunda preocupación” sobre las relevaciones realizadas por el extécnico Edward Snowden sobre la interceptación de información de millones de ciudadanos estadounidenses, desde los datos de las llamadas telefónicas hasta su rastro en la Red.
“Desde mi punto de vista, estas acciones son claramente inconstitucionales”, afirma Bernard, quien se remite al argumento de que estos programas de la NSA son “casi Orwelianos”, esgrimido por el juez de distrito Richard Leon en la sentencia en la que concluye que estas operaciones contravienen la Constitución estadounidense.
“Igualmente molesto fue conocer que la NSA se había implicado en la escucha de las llamadas telefónicas realizadas por los líderes de Gobiernos de países como Brasil, Alemania, Francia, México y otros aliados de Estados Unidos”, señala el senador, que asegura que estas revelaciones han supuesto “serios reveses” en materia de políticaexterior para el país y han alentado un “sentimiento antiamericano” por todo el mundo.
Este carta se ha conocido poco antes de que el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de Estados Unidos prorrogara por tres meses el permiso a las agencias de Inteligencia nacionales para recabar los metadatos de las llamadas de millones de ciudadanos estadounidenses, según ha anunciado este viernes el gabinete del director de Inteligencia Nacional, James Clapper.
Este anuncio, asimismo, se produce el mismo día en el que el Departamento de Justicia ha recurrido la sentencia del juez Leon, que estimaba que estos programas de Inteligencia son inconstitucionales en base a la “indiscriminada” y “arbitraria” invasión de la privacidad de los estadounidenses.
Este dictamen fue seguido por otro en diciembre, emitido por un juez federal del distrito de Manhattan, que consideró legales dichas prácticas. Previamente, un panel de expertos designados por el presidente Barack Obama ponía en cuestión los resultados de este programa en detrimento de la privacidad de los ciudadanos, abogando por cambios.
La revelación de este programa, entre otros, ha originado una gran controversia, no solo en Washington sino en todo el mundo, sobre los límites de la Inteligencia de Estados Unidos en aras de su seguridad nacional.
(EuropaPress)
El senador independiente por Vermont, Bernard Sanders, ha preguntado este viernes a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) si ha espiado o espía en la actualidad a miembros del Congreso y otros funcionarios estadounidenses electos, en una carta remitida a su director, el general Keith Alexander.
“Le escribo hoy para preguntarle una cuestión muy simple. ¿Ha espiado la NSA o está la NSA espiando actualmente a miembros del Congreso u otros funcionarios estadounidenses electos?”, interpela Sanders, que es el primer senador en medio siglo en identificarse como socialista, en la misiva datada del 3 de enero.
“‘Espiar’ incluiría la interceptación de metadatos de llamadas realizadas desde teléfonos personales o de trabajo –los datos sobre a quién y cuándo llaman–, contenido de los sitios web visitados o los correos electrónicos enviados, o la captación de cualquier otro dato de una tercera parte no difundida al público general”, hace hincapié el senador.
Bernard expresa en la carga su “profunda preocupación” sobre las relevaciones realizadas por el extécnico Edward Snowden sobre la interceptación de información de millones de ciudadanos estadounidenses, desde los datos de las llamadas telefónicas hasta su rastro en la Red.
“Desde mi punto de vista, estas acciones son claramente inconstitucionales”, afirma Bernard, quien se remite al argumento de que estos programas de la NSA son “casi Orwelianos”, esgrimido por el juez de distrito Richard Leon en la sentencia en la que concluye que estas operaciones contravienen la Constitución estadounidense.
“Igualmente molesto fue conocer que la NSA se había implicado en la escucha de las llamadas telefónicas realizadas por los líderes de Gobiernos de países como Brasil, Alemania, Francia, México y otros aliados de Estados Unidos”, señala el senador, que asegura que estas revelaciones han supuesto “serios reveses” en materia de políticaexterior para el país y han alentado un “sentimiento antiamericano” por todo el mundo.
Este carta se ha conocido poco antes de que el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de Estados Unidos prorrogara por tres meses el permiso a las agencias de Inteligencia nacionales para recabar los metadatos de las llamadas de millones de ciudadanos estadounidenses, según ha anunciado este viernes el gabinete del director de Inteligencia Nacional, James Clapper.
Este anuncio, asimismo, se produce el mismo día en el que el Departamento de Justicia ha recurrido la sentencia del juez Leon, que estimaba que estos programas de Inteligencia son inconstitucionales en base a la “indiscriminada” y “arbitraria” invasión de la privacidad de los estadounidenses.
Este dictamen fue seguido por otro en diciembre, emitido por un juez federal del distrito de Manhattan, que consideró legales dichas prácticas. Previamente, un panel de expertos designados por el presidente Barack Obama ponía en cuestión los resultados de este programa en detrimento de la privacidad de los ciudadanos, abogando por cambios.
La revelación de este programa, entre otros, ha originado una gran controversia, no solo en Washington sino en todo el mundo, sobre los límites de la Inteligencia de Estados Unidos en aras de su seguridad nacional.
(EuropaPress)
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