SI bien las tarjetas de plástico han contribuido a crear una imagen casi virtual de las monedas y los billetes, ahora existe ya una divisa propiamente virtual: el bitcóin, y en Rusia ya han empezado a realizar transacciones con ella.
Nikita Lijáchev, un periodista aficionado a las nuevas tecnologías y uno de los primeros usuarios de bitcoins en Rusia, no se lo pensó dos veces cuando vio que este bar de Moscú aceptaba bitcóins en su barra.
“Era la primera vez que veía una empresa que aceptara bitcoins. Me parecía muy curioso ver cómo se producía la transacción y, sobre todo, cuánto se tardaba. Sí, la transacción fue posible, pero no diría que fue rápida y sencilla”, dijo.
Entre los pros del bitcóin destaca la eliminación de intereses, ya que no está regulado por ninguna institución. La falta de regulación es su principal ventaja, aunque también su mayor inconveniente. Tanto es así, que el primer bar de Rusia en aceptar bitcóins no sabe qué hacer con ellos.
“El Gobierno aún no ha regulado jurídicamente el uso de los bitcoins. De momento, lo cierto es que no sabemos qué hacer con ellos. Quizá los daremos a causas benéficas”, indicó Dmitri Evseev, propietario del primer comercio ruso en aceptar bitcoins.
La semana pasada una compañía británica creó una bóveda para almacenar bitcoines, protegiéndolos de los ‘hackers’. Con el creciente número de ciberataques para robar la moneda digital, este servicio pionero podría tener una gran demanda, piensan sus fundadores.
SI bien las tarjetas de plástico han contribuido a crear una imagen casi virtual de las monedas y los billetes, ahora existe ya una divisa propiamente virtual: el bitcóin, y en Rusia ya han empezado a realizar transacciones con ella.
Nikita Lijáchev, un periodista aficionado a las nuevas tecnologías y uno de los primeros usuarios de bitcoins en Rusia, no se lo pensó dos veces cuando vio que este bar de Moscú aceptaba bitcóins en su barra.
“Era la primera vez que veía una empresa que aceptara bitcoins. Me parecía muy curioso ver cómo se producía la transacción y, sobre todo, cuánto se tardaba. Sí, la transacción fue posible, pero no diría que fue rápida y sencilla”, dijo.
Entre los pros del bitcóin destaca la eliminación de intereses, ya que no está regulado por ninguna institución. La falta de regulación es su principal ventaja, aunque también su mayor inconveniente. Tanto es así, que el primer bar de Rusia en aceptar bitcóins no sabe qué hacer con ellos.
“El Gobierno aún no ha regulado jurídicamente el uso de los bitcoins. De momento, lo cierto es que no sabemos qué hacer con ellos. Quizá los daremos a causas benéficas”, indicó Dmitri Evseev, propietario del primer comercio ruso en aceptar bitcoins.
La semana pasada una compañía británica creó una bóveda para almacenar bitcoines, protegiéndolos de los ‘hackers’. Con el creciente número de ciberataques para robar la moneda digital, este servicio pionero podría tener una gran demanda, piensan sus fundadores.
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