Nuestros cerebros modernos parecen tener cada vez más dificultad para
concentrarse en una sola tarea y pasan fugazmente de una actividad a
otra.
El salto de una canción a otra en los servicios de descarga
de música como Spotify es muy elevado y las revistas han incorporado en
sus artículos el tiempo de lectura estimado.
Además, casi una cuarta parte de las personas que participaron en una encuesta británica dijeron que en algún momento habían sufrido un accidente al caminar distraídos, con la cabeza hacia abajo o mirando el celular.
Se diría que nos enfrentamos a una crisis de falta de atención, pero ¿existe una “cura” para la distracción?
El
historiador Rhys Jones ha investigado este fenómeno y en el transcurso
de su estudio habló con varias personas que luchan contra esto.
Las grandes empresas de tecnología han aprendido cómo monetizar la procrastinación y con sus productos nos roban la atención sistemáticamente y a escala industrial.
“Hay una industria entera dedicada a robar nuestra
atención y la mayoría de nosotros ni siquiera nos damos cuenta”, dice
Belinda Parmar, que solía ser una firme defensora de la tecnología.
Sin embargo, ahora está tan preocupada por sus efectos en nuestra salud mental que se ha convertido en una abanderada de las campañas contra la adicción a la tecnología.
“La industria tecnológica sigue prometiendo acercar al mundo, pero en realidad su objetivo principal es quitarnos el tiempo”.
¿Dormir o ver Netflix?
Parmar señala que algunas compañías, como la plataforma de entretenimiento Netflix, ni siquiera disfrazan este propósito.
“Cuando Reed Hastings, el director ejecutivo de Netflix, dice que el mayor competidor de su producto es el sueño, hay que pensar dos veces el significado de esta frase”, dice.
“Si tienes una falta de sueño crónica, ¿cómo prestarás atención a la vida?”.
Parmar, que es también presdienta ejecde The Empathy
Business, reconoce que la tecnología tiene muchos aspectos positivos,
pero recuerda que “también tiene un lado oscuro”.
Otra persona
que se ha pasado al otro lado es James Williams, un exempleado de Google
que se dio cuenta de que los objetivos de las grandes tecnológicas no
están en línea con sus valores.
“Somos siervos”
Centrado
en cosas como maximizar el número de clics o la cantidad de visitas,
rodeado de tecnología, le resultó imposible perseguir sus objetivos o
encontrar en su vida un espacio para la reflexión.
Piénsalo
de esta manera, dice Williams: “Somos los siervos y las grandes
compañías de tecnología son como los señores de la mansión”.
Estudiando
las dinámicas de poder en juego llegó a la conclusión de que “en estos
días modernos, la servidumbre no está detrás de nuestro trabajo físico,
sino de nuestra atención”.
Aunque muchos productos digitales
pueden ser de uso gratuito, al mismo tiempo nos están robando nuestro
recurso más valioso: el tiempo.
2. ¿Por qué somos tan adictos a las distracciones?
Tim Wu es profesor en la Universidad de Columbia, en
Estados Unidos, y autor del libro “Los comerciante de atención: La
épica batalla para entrar en nuestras cabezas”.
En él, Wu explica
cómo la necesidad de revisar constantemente nuestros teléfonos, el
ritual de sacar nuestros dispositivos mientras esperamos el autobús,
mientras estamos en un elevador, en el inodoro, etc., se denomina un “programa de recompensas variable”.
B. F. Skinner, un famoso psicólogo y profesor de Harvard, se le ocurrió esta idea después de realizar una serie de experimentos.
Demostró que las palomas se volvían más adictas a picotear un botón que entrega semillas si no saben cuándo lo hará.
Se dice que esos estímulos inconsistentes de recompensas son los más adictivos, dice Tim, lo mismo que una máquina tragamonedas.
Hay un equipo de desarrolladores, psicólogos y expertos en juegos cuyo único objetivo es robar tu atención”
Así que, como las palomas que picotean ese botón, nosotros vamos a nuestros teléfonos y a menudo nos quedamos decepcionados.
Pero a veces obtenemos algo que nos parece estimulante, como un buen artículo, y eso nos hace seguir volviendo.
“De esta manera perderá horas de su día, días de su semana, meses de su vida en cosas que ni siquiera le importaron”, dice.
Entonces, ¿hay alguna manera de evitar que nuestras mentes se pierdan?
3. Cómo detener a los ladrones del tiempo.
Nir Eyal es autor de varios libros que han sido éxitos de ventas. Estudia la formación de hábitos y se ha convertido en un experto en el comportamiento del consumidor.
Conoce
todos los trucos que usan las empresas de tecnología para captar
nuestra atención precisamente él, solía enseñarles cómo hacerlo.
Pero aunque requiere una cierta cantidad de esfuerzo personal, puedes vencer al sistema y mantener tu concentración.
Pero tenemos que aprender a cuidarnos a nosotros mismos, dice Nir.
“Nuestro gobierno no nos va a salvar, y tampoco lo van a hacer las empresas tecnológicas”.
4 sencillos pasos
Es realmente sencillo dejar de distraerse si sabes cómo hacerlo, y él tiene un plan para ayudarte:
Paso 1: Maneja tus impulsos internos
Cuando nos distraemos, normalmente buscamos escapar de algo incómodo.
Intenta averiguar qué es y aprende a gestionarlo.
Paso 2: Busca momentos para la distracción
Reserva
tiempo a lo largo de la jornada para distraerte y establece una hora
determinada para dedicar “tiempo a las redes sociales”.
Paso 3: Elimina los impulsos externos.
Apaga las notificaciones y “pings y dings” que te indican qué hacer.
Paso 4: Haz acuerdos para evitar distracciones.
El
factor clave es la autoconciencia: una vez que te das cuenta de que tu
teléfono o tableta te distraen, comienzas a dejarlo. Por eso es buena
idea descargar una aplicación que intente limitar la cantidad de tiempo
que gastas en tu teléfono.
4. Apagar la tecnología por completo
Todos
nosotros, niños y adultos, nos hemos vuelto “cada vez más dependientes
de nuestras pantallas sacrificando el tiempo que pasamos interactuando
entre nosotros”, dice Susan Maushart, periodista australiana, pero
también una madre que sufrió la obsesión tecnológica de su familia.
“La tecnología estaba afectando la forma en que mi familia prestaba atención a las cosas”, cuenta.
Por eso decidió que la solución era apagar todas sus pantallas y vivir sin ellas durante seis meses.
“Acabé
con el origen directo de todas las distracciones. Recopilé toda nuestra
tecnología, todos los televisores, todas las computadoras portátiles.
Los llevé al cobertizo y los cubrí con una manta”.
“Quería que mi
familia se mirara a los ojos y conversara. Quería que se sentaran
alrededor de la mesa y no comieran a toda velocidad para poder volver a
sus mensajes de texto y a YouTube. Quería que mi familia volviera estar
unida”, dice Susan.
¿Funcionó?
Pasamos más tiempo hablando entre nosotros, dice Susan, pero también había mucho aburrimiento.
Así que después de seis meses reconsiderando su
relación con las pantallas, estaba lista para regresar. Admite que el
día que volvió a encender los dispositivos se sintió como en Navidad.
Entonces, si apagar nuestras pantallas no funciona, ¿qué más podemos hacer?
5. Reformar las empresas tecnológicas.
James
Williams cree que la clave para resolver el problema es crear un nuevo
sistema ético que pueda gobernar la “industria de la atención”.
“Deberíamos
desear mundos donde el simple hecho de tratar de captar la atención de
alguien se vea como una indignidad y algo que se aproxime a una forma de maldad“, dice James.
“Si
la ética y los valores que tenemos para nosotros mismos no guían el
diseño de la tecnología, entonces es otra cosa lo que lo guía”, dice.
Con
eso en mente, comenzó junto con otros “rebeldes” un grupo llamado Time
Well Spent que hacen campaña para que las compañías de aplicaciones
cambien la forma en que diseñan sus productos.
“Estas
compañías dicen que quieren mejorar nuestras vidas, pero lo que nos
quitan cuando nos roban la atención es mucho más valioso que cualquier
otra cosa en el mundo”.
Pero, ¿y si la atención no es un producto para comprar y vender, sino algo sobre lo que tenemos control?
Tal vez no sean las industrias tecnológicas las que necesitan cambiar, sino nosotros.
“No podrás”, dice Belinda Parmar, quien ha visto de
primera mano el efecto que tiene la adicción a la tecnología en la salud
mental, particularmente en niños y adultos jóvenes.
“Eres una persona que intenta hacer lo que crees que es una elección bien informada, pero lo que no sabes es qué hay detrás de cada aplicación”, advierte Parmar.
“Hay un equipo de desarrolladores, psicólogos y expertos en juegos cuyo único objetivo es robar tu atención”, dice.
“No puedes luchar contra eso por tu cuenta, especialmente si eres un niño. ¿Cómo podemos luchar contra estos gánsteres digitales?”.
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Nuestros cerebros modernos parecen tener cada vez más dificultad para concentrarse en una sola tarea y pasan fugazmente de una actividad a otra.
El salto de una canción a otra en los servicios de descarga de música como Spotify es muy elevado y las revistas han incorporado en sus artículos el tiempo de lectura estimado.
Además, casi una cuarta parte de las personas que participaron en una encuesta británica dijeron que en algún momento habían sufrido un accidente al caminar distraídos, con la cabeza hacia abajo o mirando el celular.
Se diría que nos enfrentamos a una crisis de falta de atención, pero ¿existe una “cura” para la distracción?
El historiador Rhys Jones ha investigado este fenómeno y en el transcurso de su estudio habló con varias personas que luchan contra esto.
1. ¿Quién te roba la concentración?
Redes sociales, publicidad dirigida, YouTube, aplicaciones.
Las grandes empresas de tecnología han aprendido cómo monetizar la procrastinación y con sus productos nos roban la atención sistemáticamente y a escala industrial.
“Hay una industria entera dedicada a robar nuestra atención y la mayoría de nosotros ni siquiera nos damos cuenta”, dice Belinda Parmar, que solía ser una firme defensora de la tecnología.
Sin embargo, ahora está tan preocupada por sus efectos en nuestra salud mental que se ha convertido en una abanderada de las campañas contra la adicción a la tecnología.
“La industria tecnológica sigue prometiendo acercar al mundo, pero en realidad su objetivo principal es quitarnos el tiempo”.
¿Dormir o ver Netflix?
Parmar señala que algunas compañías, como la plataforma de entretenimiento Netflix, ni siquiera disfrazan este propósito.
“Cuando Reed Hastings, el director ejecutivo de Netflix, dice que el mayor competidor de su producto es el sueño, hay que pensar dos veces el significado de esta frase”, dice.
“Si tienes una falta de sueño crónica, ¿cómo prestarás atención a la vida?”.
Parmar, que es también presdienta ejecde The Empathy Business, reconoce que la tecnología tiene muchos aspectos positivos, pero recuerda que “también tiene un lado oscuro”.
Otra persona que se ha pasado al otro lado es James Williams, un exempleado de Google que se dio cuenta de que los objetivos de las grandes tecnológicas no están en línea con sus valores.
“Somos siervos”
Centrado en cosas como maximizar el número de clics o la cantidad de visitas, rodeado de tecnología, le resultó imposible perseguir sus objetivos o encontrar en su vida un espacio para la reflexión.
Piénsalo de esta manera, dice Williams: “Somos los siervos y las grandes compañías de tecnología son como los señores de la mansión”.
Estudiando las dinámicas de poder en juego llegó a la conclusión de que “en estos días modernos, la servidumbre no está detrás de nuestro trabajo físico, sino de nuestra atención”.
Aunque muchos productos digitales pueden ser de uso gratuito, al mismo tiempo nos están robando nuestro recurso más valioso: el tiempo.
2. ¿Por qué somos tan adictos a las distracciones?
Tim Wu es profesor en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y autor del libro “Los comerciante de atención: La épica batalla para entrar en nuestras cabezas”.
En él, Wu explica cómo la necesidad de revisar constantemente nuestros teléfonos, el ritual de sacar nuestros dispositivos mientras esperamos el autobús, mientras estamos en un elevador, en el inodoro, etc., se denomina un “programa de recompensas variable”.
B. F. Skinner, un famoso psicólogo y profesor de Harvard, se le ocurrió esta idea después de realizar una serie de experimentos.
Demostró que las palomas se volvían más adictas a picotear un botón que entrega semillas si no saben cuándo lo hará.
Se dice que esos estímulos inconsistentes de recompensas son los más adictivos, dice Tim, lo mismo que una máquina tragamonedas.
Hay un equipo de desarrolladores, psicólogos y expertos en juegos cuyo único objetivo es robar tu atención”
Así que, como las palomas que picotean ese botón, nosotros vamos a nuestros teléfonos y a menudo nos quedamos decepcionados.
Pero a veces obtenemos algo que nos parece estimulante, como un buen artículo, y eso nos hace seguir volviendo.
“De esta manera perderá horas de su día, días de su semana, meses de su vida en cosas que ni siquiera le importaron”, dice.
Entonces, ¿hay alguna manera de evitar que nuestras mentes se pierdan?
3. Cómo detener a los ladrones del tiempo.
Nir Eyal es autor de varios libros que han sido éxitos de ventas. Estudia la formación de hábitos y se ha convertido en un experto en el comportamiento del consumidor.
Conoce todos los trucos que usan las empresas de tecnología para captar nuestra atención precisamente él, solía enseñarles cómo hacerlo.
Pero aunque requiere una cierta cantidad de esfuerzo personal, puedes vencer al sistema y mantener tu concentración.
Pero tenemos que aprender a cuidarnos a nosotros mismos, dice Nir.
“Nuestro gobierno no nos va a salvar, y tampoco lo van a hacer las empresas tecnológicas”.
4 sencillos pasos
Es realmente sencillo dejar de distraerse si sabes cómo hacerlo, y él tiene un plan para ayudarte:
Paso 1: Maneja tus impulsos internos
Cuando nos distraemos, normalmente buscamos escapar de algo incómodo.
Intenta averiguar qué es y aprende a gestionarlo.
Paso 2: Busca momentos para la distracción
Reserva tiempo a lo largo de la jornada para distraerte y establece una hora determinada para dedicar “tiempo a las redes sociales”.
Paso 3: Elimina los impulsos externos.
Apaga las notificaciones y “pings y dings” que te indican qué hacer.
Paso 4: Haz acuerdos para evitar distracciones.
El factor clave es la autoconciencia: una vez que te das cuenta de que tu teléfono o tableta te distraen, comienzas a dejarlo. Por eso es buena idea descargar una aplicación que intente limitar la cantidad de tiempo que gastas en tu teléfono.
4. Apagar la tecnología por completo
Todos nosotros, niños y adultos, nos hemos vuelto “cada vez más dependientes de nuestras pantallas sacrificando el tiempo que pasamos interactuando entre nosotros”, dice Susan Maushart, periodista australiana, pero también una madre que sufrió la obsesión tecnológica de su familia.
“La tecnología estaba afectando la forma en que mi familia prestaba atención a las cosas”, cuenta.
Por eso decidió que la solución era apagar todas sus pantallas y vivir sin ellas durante seis meses.
“Acabé con el origen directo de todas las distracciones. Recopilé toda nuestra tecnología, todos los televisores, todas las computadoras portátiles. Los llevé al cobertizo y los cubrí con una manta”.
“Quería que mi familia se mirara a los ojos y conversara. Quería que se sentaran alrededor de la mesa y no comieran a toda velocidad para poder volver a sus mensajes de texto y a YouTube. Quería que mi familia volviera estar unida”, dice Susan.
¿Funcionó?
Pasamos más tiempo hablando entre nosotros, dice Susan, pero también había mucho aburrimiento.
Así que después de seis meses reconsiderando su relación con las pantallas, estaba lista para regresar. Admite que el día que volvió a encender los dispositivos se sintió como en Navidad.
Entonces, si apagar nuestras pantallas no funciona, ¿qué más podemos hacer?
5. Reformar las empresas tecnológicas.
James Williams cree que la clave para resolver el problema es crear un nuevo sistema ético que pueda gobernar la “industria de la atención”.
“Deberíamos desear mundos donde el simple hecho de tratar de captar la atención de alguien se vea como una indignidad y algo que se aproxime a una forma de maldad“, dice James.
“Si la ética y los valores que tenemos para nosotros mismos no guían el diseño de la tecnología, entonces es otra cosa lo que lo guía”, dice.
Con eso en mente, comenzó junto con otros “rebeldes” un grupo llamado Time Well Spent que hacen campaña para que las compañías de aplicaciones cambien la forma en que diseñan sus productos.
“Estas compañías dicen que quieren mejorar nuestras vidas, pero lo que nos quitan cuando nos roban la atención es mucho más valioso que cualquier otra cosa en el mundo”.
Pero, ¿y si la atención no es un producto para comprar y vender, sino algo sobre lo que tenemos control?
Tal vez no sean las industrias tecnológicas las que necesitan cambiar, sino nosotros.
“No podrás”, dice Belinda Parmar, quien ha visto de primera mano el efecto que tiene la adicción a la tecnología en la salud mental, particularmente en niños y adultos jóvenes.
“Eres una persona que intenta hacer lo que crees que es una elección bien informada, pero lo que no sabes es qué hay detrás de cada aplicación”, advierte Parmar.
“Hay un equipo de desarrolladores, psicólogos y expertos en juegos cuyo único objetivo es robar tu atención”, dice.
“No puedes luchar contra eso por tu cuenta, especialmente si eres un niño. ¿Cómo podemos luchar contra estos gánsteres digitales?”.
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