Actualmente podemos encontrar una app para cada necesidad que
tengamos que resolver, muchas de ellas tienen el objetivo de hacerle
seguimiento a nuestros hábitos diarios como tomar agua, hacer ejercicio,
llevar una agenda, medir nuestra actividad en redes sociales, y en el
caso de las mujeres, incluso se puede llevar un control de sus periodos
menstruales.
Dentro de este amplio rango de aplicaciones para
rastrar nuestras actividades existe un grupo que se venden como un apoyo
para los padres para conocer lo que sus hijos hacen en el internet,
desde conocer su ubicación específica, con quiénes se comunican, qué
mensajes envían, qué juegan y qué ven en internet. Aunque para un padre
esto pueda significar una manera de proteger a sus hijos del lado oscuro
del internet, no saben que, en realidad al incurrir en estas acciones,
está entrando en sí en uno de los lados más oscuros del mundo digital.
Porque estas apps representan lo opuesto a proteger a los pequeños de la casa
Estas “tracking apps”
para niños representan todo lo contrario a lo que venden: protección
para los más jóvenes de la familia. No solo motiva a los padres a ser
sobreprotectores y controladores, sino que también utiliza a sus hijos
como una fuente de dinero, al comercializar sus datos para venderlos a
terceros. Al igual que ocurre con los criticados juegos móviles para niños,
estas apps están diseñadas para obtener todos los datos posibles sobre
menores para conocer su comportamiento y diseñar estrategias altamente
personalizadas para vender publicidad.
En
realidad, el rastreo de las actividades de los niños es una fachada
para sus verdaderas intenciones: lucrarse a costillas de información
privada. Un estudio publicado en 2017
sobre las apps de seguimiento para la salud proyectó que en 2022 estas
aplicaciones habrán alcanzado una ganancia de 71.9 mil millones de
dólares.
Y tan solo si ese dinero se utilizara para un bien mayor,
pero, tal como hemos visto con Facebook desde que explotó la polémica
de Cambridge Analytica, estos datos se venden
para campañas políticas y compañías de publicidad. De manera que, estos
padres que critican tanto cómo otras aplicaciones utilizan los datos de
sus hijos sin su consentimiento, entregan sus datos deliberadamente al
utilizar aplicaciones para rastrear su actividad.Los antihistamínicos no son la mejor opción para el resfriado común en niños
Porque no escapan del riesgo de la filtración de datos
En
este sentido, hemos visto que ningún dato está realmente seguro en
internet y que las filtraciones pueden ocurrir en cualquier momento,
dejando expuestos millones de datos
privados. Ninguna aplicación se escapa de este riesgo, incluso aquellas
aplicaciones que aparentemente no se pueden rastrear, en realidad si
pueden bajo conexión inalámbrica, según un estudio de Symantec.
La
mayoría de estas aplicaciones monitoriza y rastrea la ubicación del
usuario, aunque no lo sepan, haciendo que sus esfuerzos por pasar
desapercibidos queden diezmados. De acuerdo con un reporte
del MIT y de la Universidad Católica de Louvain sobre cómo la
privacidad de los usuarios queda anulada con respecto a su movilidad,
determinó que tan solo cuatro puntos de espacio temporal son necesarios
para identificar a 95% de los individuos que transitan por dichos
puntos.
En consecuencia, la intención de los padres de vigilar a
sus hijos se potencia con estas aplicaciones en las que los datos dejan
de ser privados cuando llegan a terceros que buscan lucrarse a cuestas
de ello. Además, la confianza entre hijos y padres puede verse afectada
al saber que están actuando de una manera tan controladora. Si es verdad
que todos los padres quieren proteger a sus hijos, pero también deben
darles libertad para crecer, y ciertamente las aplicaciones que prometen
vigilarlos para su protección tienen un efecto contraproducente.
Así que, tal vez leyendo esto, pienses dos veces antes de descargar una app para rastrear la actividad de los niños de la casa.
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Actualmente podemos encontrar una app para cada necesidad que tengamos que resolver, muchas de ellas tienen el objetivo de hacerle seguimiento a nuestros hábitos diarios como tomar agua, hacer ejercicio, llevar una agenda, medir nuestra actividad en redes sociales, y en el caso de las mujeres, incluso se puede llevar un control de sus periodos menstruales.
Dentro de este amplio rango de aplicaciones para rastrar nuestras actividades existe un grupo que se venden como un apoyo para los padres para conocer lo que sus hijos hacen en el internet, desde conocer su ubicación específica, con quiénes se comunican, qué mensajes envían, qué juegan y qué ven en internet. Aunque para un padre esto pueda significar una manera de proteger a sus hijos del lado oscuro del internet, no saben que, en realidad al incurrir en estas acciones, está entrando en sí en uno de los lados más oscuros del mundo digital.
Porque estas apps representan lo opuesto a proteger a los pequeños de la casa
Estas “tracking apps” para niños representan todo lo contrario a lo que venden: protección para los más jóvenes de la familia. No solo motiva a los padres a ser sobreprotectores y controladores, sino que también utiliza a sus hijos como una fuente de dinero, al comercializar sus datos para venderlos a terceros. Al igual que ocurre con los criticados juegos móviles para niños, estas apps están diseñadas para obtener todos los datos posibles sobre menores para conocer su comportamiento y diseñar estrategias altamente personalizadas para vender publicidad.
En realidad, el rastreo de las actividades de los niños es una fachada para sus verdaderas intenciones: lucrarse a costillas de información privada. Un estudio publicado en 2017 sobre las apps de seguimiento para la salud proyectó que en 2022 estas aplicaciones habrán alcanzado una ganancia de 71.9 mil millones de dólares.
Y tan solo si ese dinero se utilizara para un bien mayor, pero, tal como hemos visto con Facebook desde que explotó la polémica de Cambridge Analytica, estos datos se venden para campañas políticas y compañías de publicidad. De manera que, estos padres que critican tanto cómo otras aplicaciones utilizan los datos de sus hijos sin su consentimiento, entregan sus datos deliberadamente al utilizar aplicaciones para rastrear su actividad.Los antihistamínicos no son la mejor opción para el resfriado común en niños
Porque no escapan del riesgo de la filtración de datos
En este sentido, hemos visto que ningún dato está realmente seguro en internet y que las filtraciones pueden ocurrir en cualquier momento, dejando expuestos millones de datos privados. Ninguna aplicación se escapa de este riesgo, incluso aquellas aplicaciones que aparentemente no se pueden rastrear, en realidad si pueden bajo conexión inalámbrica, según un estudio de Symantec.
La mayoría de estas aplicaciones monitoriza y rastrea la ubicación del usuario, aunque no lo sepan, haciendo que sus esfuerzos por pasar desapercibidos queden diezmados. De acuerdo con un reporte del MIT y de la Universidad Católica de Louvain sobre cómo la privacidad de los usuarios queda anulada con respecto a su movilidad, determinó que tan solo cuatro puntos de espacio temporal son necesarios para identificar a 95% de los individuos que transitan por dichos puntos.
En consecuencia, la intención de los padres de vigilar a sus hijos se potencia con estas aplicaciones en las que los datos dejan de ser privados cuando llegan a terceros que buscan lucrarse a cuestas de ello. Además, la confianza entre hijos y padres puede verse afectada al saber que están actuando de una manera tan controladora. Si es verdad que todos los padres quieren proteger a sus hijos, pero también deben darles libertad para crecer, y ciertamente las aplicaciones que prometen vigilarlos para su protección tienen un efecto contraproducente.
Así que, tal vez leyendo esto, pienses dos veces antes de descargar una app para rastrear la actividad de los niños de la casa.
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