Por regla general, en las pruebas para evaluar la peligrosidad de los pesticidas se somete a estudio un solo ingrediente activo destinado a combatir la plaga. Pero los pesticidas que se venden a consumidores y agricultores son una mezcla activa de otras sustancias químicas consideradas por los productores como “inertes” y “no peligrosas”.
Investigadores franceses de la Universidad de Caen y del Comité de Investigación y de Información Independiente de Ingeniería Genética (CRIIGEN, según sus siglas en inglés) advierten que las llamadas sustancias “inertes” resultan para las células humanas mucho más tóxicas que los elementos activos, según su estudio, que ha sido publicado en la revista ‘BioMed Research International’.
Ocho de los nueve productos comerciales examinados resultaron ser, como promedio, cientos de veces más tóxicos que sus ingredientes activos (de 2 a 1.000 veces más peligrosos), aseguran los investigadores.
Según el estudio, los más tóxicos son los fungicidas seguidos por herbicidas e insecticidas. Roundup, un herbicida comercial vendido por la gigante bioquímica Monsanto que utiliza el ingrediente activo glifosato, ha resultado ser el más tóxico de los herbicidas e insecticidas examinados. Pasa por ser uno de los herbicidas más utilizados en Estados Unidos y se utiliza para combatir las malas hierbas en césped, jardines y cultivos como la soja y el maíz.
Con la excepción del herbicida Matin, los ingredientes comerciales son más potentes que las sustancias activas. Tebuconazol mostró la mayor diferencia entre la formulación comercial y el ingrediente activo, siendo la primera más de 1.000 veces más tóxica. La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. considera el tebuconozol un posible carcinógeno, mientras que la Agencia de Productos Químicos de Suecia está analizando sus posibles propiedades de interferencia endocrina.
Por regla general, en las pruebas para evaluar la peligrosidad de los pesticidas se somete a estudio un solo ingrediente activo destinado a combatir la plaga. Pero los pesticidas que se venden a consumidores y agricultores son una mezcla activa de otras sustancias químicas consideradas por los productores como “inertes” y “no peligrosas”.
Investigadores franceses de la Universidad de Caen y del Comité de Investigación y de Información Independiente de Ingeniería Genética (CRIIGEN, según sus siglas en inglés) advierten que las llamadas sustancias “inertes” resultan para las células humanas mucho más tóxicas que los elementos activos, según su estudio, que ha sido publicado en la revista ‘BioMed Research International’.
Ocho de los nueve productos comerciales examinados resultaron ser, como promedio, cientos de veces más tóxicos que sus ingredientes activos (de 2 a 1.000 veces más peligrosos), aseguran los investigadores.
Según el estudio, los más tóxicos son los fungicidas seguidos por herbicidas e insecticidas. Roundup, un herbicida comercial vendido por la gigante bioquímica Monsanto que utiliza el ingrediente activo glifosato, ha resultado ser el más tóxico de los herbicidas e insecticidas examinados. Pasa por ser uno de los herbicidas más utilizados en Estados Unidos y se utiliza para combatir las malas hierbas en césped, jardines y cultivos como la soja y el maíz.
Con la excepción del herbicida Matin, los ingredientes comerciales son más potentes que las sustancias activas. Tebuconazol mostró la mayor diferencia entre la formulación comercial y el ingrediente activo, siendo la primera más de 1.000 veces más tóxica. La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. considera el tebuconozol un posible carcinógeno, mientras que la Agencia de Productos Químicos de Suecia está analizando sus posibles propiedades de interferencia endocrina.
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