El falso azar de los algoritmos me llevó la otra noche, en la web, a un extracto de un programa televisivo, más específicamente a uno de Kast en los debates presidenciales. Por curiosidad, y también un poco de masoquismo, decidí ver el video, y luego de una bastante desagradable experiencia, aderezada con los clásicos títulos de “Líder DESTROZA a zurdo progre en DEBATE”, creo que mi sensación original con este personaje se reafirma aún más. El “Pepe Zanjas” se ha convertido en una figura que abiertamente no quiere cambiar nada, y descarada y literalmente solo quiere reforzar lo fracasado, revestido de un aura de lo moral y lo incorruptible. O sea, la derecha chilena de toda la vida.
Yo creo que hoy por hoy está de más decir que el neoliberalismo está pasando por lo mismo que los socialismos reales en los `80: una profunda crisis. Estallidos sociales en todo el mundo, que abogan por una sociedad donde las brechas sociales y económicas se reduzcan, se han generado a partir de movimientos que solo van en crecimiento. Es cosa de buscar algunos libros superventas que explican los errores de este sistema, o interesantes documentales en la web como Inside Job y Capitalism, a Love Story.
Y, a pesar de lo anterior, llega a ser curioso como detrás del conservador hay un séquito que lo endiosa, un culto a la personalidad digno de la Alemania hitleriana o la Rusia stalinista. ¿Y quiénes son los acólitos? PaleoLiberales-Libertarios y Anarcocapitalistas. Primero, tenemos que diferenciar a esta nueva derecha de la derecha “tradicional” o Conservadora, ya que esta nueva derecha se diferencia en tres aspectos, principalmente: en primer lugar proponen un mayor grado de liberalismo económico extremo, donde el Estado es un enemigo a derrotar porque “todo lo hace mal”; segundo, abogan por un conservadurismo político mucho mayor y más marcado, en el sentido de que sus expositores plantean que, por ejemplo, el Feminismo es el cáncer de la sociedad, por considerarlo marxista; y la última diferencia yace en que esta nueva derecha intenta persuadir a las personas a través de silogismos o “Facts and Logic”, los cuales aparentan ser muy lógicos y coherentes dentro de sus cabezas, a propósito de los cuestionamientos a Gabriel Boric por el uso de cifras.
El tema aquí es que la diferencia entre la “alt right” y la antigua derecha no es la ideología política, puesto que en definitiva la primera también defiende el estado policial, sino que es la manera de defender sus ideas. La nueva derecha ya no pretende defender a los ideales conservadores desde el misticismo ni a través de la moralidad religiosa, sino que por el contrario los representantes de las nuevas derechas intentan defender estos ideales mediante la razón, o bien, a través del ingenio retórico basado en falacias lógicas.
Los miembros de la nueva derecha no son idiotas, y constantemente tratan de explotar esto. Los miembros de la derecha no venden una ideología, como así tampoco Starbucks vende un simple café, sino que venden seguridad, racionalidad, éxito económico, belleza, actitud, y todo en un mismo paquete. Además de lo anterior, venden la idea que sus ideales estructurados, que se basan en valores arcaicos, ordenarán la vida de los demás, y es por eso que atraen a tantos jóvenes, ya que estos aún carecen de una vida medianamente ordenada y poseen muchas inseguridades. En cuanto a los adultos, los seducen dado que todas las personas están hambrientas de certidumbre absoluta en un mundo cada vez más cambiante, en donde reina la inseguridad generada por discursos del miedo generados por los medios de comunicación, y que viven en ese notorio sentimiento de la clase media y media baja de “paren el mundo que me quiero bajar”.
La nueva derecha y la vieja derecha, aunque quieran diferenciarse en forma y fondo, son lo mismo: Kast reuniéndose en Estados Unidos con el congresista republicano Marco Rubio, el brazo duro de las Fake News1; Axel Kaiser justificando la pobreza y aludiendo que la miseria y el hambre son las condiciones básicas del ser humano2; Johannes Kaiser queriendo condecorar a los violadores de mujeres feas, diciendo que las víctimas de la dictadura bien fusiladas están, y que la lacrimógena que cegó a Fabiola Campillay fue bien recibida3; y Rojo Edwards negándole a Sebastián Sichel 9 recomendaciones-compromisos4 para adherir a la campaña de Kast, de los cuales todos son puntos son del más mínimo sentido común5, demuestran esa premisa de “falsa diferenciación” entre estas dos derechas. Y si bien, hay una derecha más light a la que podemos denominar Derecha Democrática, que no cree que “hay que salirse de la ONU y de los Derechos Humanos”, y con la que se puede conversar y debatir seria y elevadamente sobre un modelo País, la Derecha Libertaria y Anarcocapitalista la avasalla completamente, convirtiéndose en personajes muy nefastos para la convivencia democrática de nuestro país.
La mentira, el clasismo y la xenofobia salen a flote en los momentos de crisis, y afloran principalmente en y desde las Redes Sociales, gracias a los algoritmos que los difunden, promocionan y masifican. Hoy esos discursos tienen presencia en el congreso de nuestro país, por fuerza propia, y hace meses en la Convención Constituyente, por un pacto electoral con la Vieja Derecha. En otras palabras, esta Nueva Derecha, acá analizada, y la Vieja Derecha, representada en los partidos RN y UDI, son lo mismo, dos expresiones de una misma clase de persona que aún piensa, raciona y actúa como si viviésemos en el año 500.
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El falso azar de los algoritmos me llevó la otra noche, en la web, a un extracto de un programa televisivo, más específicamente a uno de Kast en los debates presidenciales. Por curiosidad, y también un poco de masoquismo, decidí ver el video, y luego de una bastante desagradable experiencia, aderezada con los clásicos títulos de “Líder DESTROZA a zurdo progre en DEBATE”, creo que mi sensación original con este personaje se reafirma aún más. El “Pepe Zanjas” se ha convertido en una figura que abiertamente no quiere cambiar nada, y descarada y literalmente solo quiere reforzar lo fracasado, revestido de un aura de lo moral y lo incorruptible. O sea, la derecha chilena de toda la vida.
Yo creo que hoy por hoy está de más decir que el neoliberalismo está pasando por lo mismo que los socialismos reales en los `80: una profunda crisis. Estallidos sociales en todo el mundo, que abogan por una sociedad donde las brechas sociales y económicas se reduzcan, se han generado a partir de movimientos que solo van en crecimiento. Es cosa de buscar algunos libros superventas que explican los errores de este sistema, o interesantes documentales en la web como Inside Job y Capitalism, a Love Story.
Y, a pesar de lo anterior, llega a ser curioso como detrás del conservador hay un séquito que lo endiosa, un culto a la personalidad digno de la Alemania hitleriana o la Rusia stalinista. ¿Y quiénes son los acólitos? PaleoLiberales-Libertarios y Anarcocapitalistas. Primero, tenemos que diferenciar a esta nueva derecha de la derecha “tradicional” o Conservadora, ya que esta nueva derecha se diferencia en tres aspectos, principalmente: en primer lugar proponen un mayor grado de liberalismo económico extremo, donde el Estado es un enemigo a derrotar porque “todo lo hace mal”; segundo, abogan por un conservadurismo político mucho mayor y más marcado, en el sentido de que sus expositores plantean que, por ejemplo, el Feminismo es el cáncer de la sociedad, por considerarlo marxista; y la última diferencia yace en que esta nueva derecha intenta persuadir a las personas a través de silogismos o “Facts and Logic”, los cuales aparentan ser muy lógicos y coherentes dentro de sus cabezas, a propósito de los cuestionamientos a Gabriel Boric por el uso de cifras.
El tema aquí es que la diferencia entre la “alt right” y la antigua derecha no es la ideología política, puesto que en definitiva la primera también defiende el estado policial, sino que es la manera de defender sus ideas. La nueva derecha ya no pretende defender a los ideales conservadores desde el misticismo ni a través de la moralidad religiosa, sino que por el contrario los representantes de las nuevas derechas intentan defender estos ideales mediante la razón, o bien, a través del ingenio retórico basado en falacias lógicas.
Los miembros de la nueva derecha no son idiotas, y constantemente tratan de explotar esto. Los miembros de la derecha no venden una ideología, como así tampoco Starbucks vende un simple café, sino que venden seguridad, racionalidad, éxito económico, belleza, actitud, y todo en un mismo paquete. Además de lo anterior, venden la idea que sus ideales estructurados, que se basan en valores arcaicos, ordenarán la vida de los demás, y es por eso que atraen a tantos jóvenes, ya que estos aún carecen de una vida medianamente ordenada y poseen muchas inseguridades. En cuanto a los adultos, los seducen dado que todas las personas están hambrientas de certidumbre absoluta en un mundo cada vez más cambiante, en donde reina la inseguridad generada por discursos del miedo generados por los medios de comunicación, y que viven en ese notorio sentimiento de la clase media y media baja de “paren el mundo que me quiero bajar”.
La nueva derecha y la vieja derecha, aunque quieran diferenciarse en forma y fondo, son lo mismo: Kast reuniéndose en Estados Unidos con el congresista republicano Marco Rubio, el brazo duro de las Fake News1; Axel Kaiser justificando la pobreza y aludiendo que la miseria y el hambre son las condiciones básicas del ser humano2; Johannes Kaiser queriendo condecorar a los violadores de mujeres feas, diciendo que las víctimas de la dictadura bien fusiladas están, y que la lacrimógena que cegó a Fabiola Campillay fue bien recibida3; y Rojo Edwards negándole a Sebastián Sichel 9 recomendaciones-compromisos4 para adherir a la campaña de Kast, de los cuales todos son puntos son del más mínimo sentido común5, demuestran esa premisa de “falsa diferenciación” entre estas dos derechas. Y si bien, hay una derecha más light a la que podemos denominar Derecha Democrática, que no cree que “hay que salirse de la ONU y de los Derechos Humanos”, y con la que se puede conversar y debatir seria y elevadamente sobre un modelo País, la Derecha Libertaria y Anarcocapitalista la avasalla completamente, convirtiéndose en personajes muy nefastos para la convivencia democrática de nuestro país.
La mentira, el clasismo y la xenofobia salen a flote en los momentos de crisis, y afloran principalmente en y desde las Redes Sociales, gracias a los algoritmos que los difunden, promocionan y masifican. Hoy esos discursos tienen presencia en el congreso de nuestro país, por fuerza propia, y hace meses en la Convención Constituyente, por un pacto electoral con la Vieja Derecha. En otras palabras, esta Nueva Derecha, acá analizada, y la Vieja Derecha, representada en los partidos RN y UDI, son lo mismo, dos expresiones de una misma clase de persona que aún piensa, raciona y actúa como si viviésemos en el año 500.
Autor: Anonimo
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