Hay que reconocer que las Google Glass no dejan indiferente a nadie. Pocos productos han sido tan “rompedores” en los últimos años, ofreciendo una experiencia completamente nueva y poniendo la tecnología al alcance de nuestros ojos, algo que puede acabar ocasionando muchas “situaciones incómodas”.
Gracias a un artículo publicado por The Gadgeteer conocemos la historia de un usuario que lleva utilizando las Google Glass ininterrumpidamente durante dos meses. Durante ese tiempo, no tuvo ningún problema, pero su suerte cambió cuando decidió ir al cine con su esposa.
Apagó las Google Glass para “evitar distracciones”
Esta persona usa gafas por “prescripción médica” (a las que tiene adjuntadas las Google Glass). Apagó el dispositivo para evitar distracciones, pero, obviamente, mantuvo las gafas puestas para ver la película. Una hora más tarde notó como sacudían su asiento y una persona le ponía una especie de insignia delante de su cara, retirándole las gafas y pidiéndole que le acompañara.
De la verguenza inicial, empezó la preocupación. Un grupo de entre 5 y 10 miembros del FBI acabaron pidiendo que vaciara el contenido personal de sus Google Glass en un portátil, para así comprobar su inocencia. Como vemos, lo que parecía ser una tarde de entretenimiento acabó siendo una especie de pesadilla.
No es el primer caso de controversia con relación a este dispositivo. Muchos usuarios temen que su privacidad “se disminuya” al poder ser grabados sin su consentimiento. En Estados Unidos también están pendientes de resolver un juicio en contra de un conductor que también las llevaba apagadas, algo que podría sentar precedente en este tipo de casos.
De todos modos, existen multitud de usos posibles que son beneficiosos para el ser humano. Las Google Glass permiten acceder a información sin necesidad de utilizar nuestras manos, algo que puede ser muy útil para médicos, bomberos, deportistas, etc. Lo único que falta es que la sociedad acabe de aceptar este tipo de tecnología y se encuentre una manera lógica para regularla.
Hay que reconocer que las Google Glass no dejan indiferente a nadie. Pocos productos han sido tan “rompedores” en los últimos años, ofreciendo una experiencia completamente nueva y poniendo la tecnología al alcance de nuestros ojos, algo que puede acabar ocasionando muchas “situaciones incómodas”.
Gracias a un artículo publicado por The Gadgeteer conocemos la historia de un usuario que lleva utilizando las Google Glass ininterrumpidamente durante dos meses. Durante ese tiempo, no tuvo ningún problema, pero su suerte cambió cuando decidió ir al cine con su esposa.
Esta persona usa gafas por “prescripción médica” (a las que tiene adjuntadas las Google Glass). Apagó el dispositivo para evitar distracciones, pero, obviamente, mantuvo las gafas puestas para ver la película. Una hora más tarde notó como sacudían su asiento y una persona le ponía una especie de insignia delante de su cara, retirándole las gafas y pidiéndole que le acompañara.
De la verguenza inicial, empezó la preocupación. Un grupo de entre 5 y 10 miembros del FBI acabaron pidiendo que vaciara el contenido personal de sus Google Glass en un portátil, para así comprobar su inocencia. Como vemos, lo que parecía ser una tarde de entretenimiento acabó siendo una especie de pesadilla.
No es el primer caso de controversia con relación a este dispositivo. Muchos usuarios temen que su privacidad “se disminuya” al poder ser grabados sin su consentimiento. En Estados Unidos también están pendientes de resolver un juicio en contra de un conductor que también las llevaba apagadas, algo que podría sentar precedente en este tipo de casos.
De todos modos, existen multitud de usos posibles que son beneficiosos para el ser humano. Las Google Glass permiten acceder a información sin necesidad de utilizar nuestras manos, algo que puede ser muy útil para médicos, bomberos, deportistas, etc. Lo único que falta es que la sociedad acabe de aceptar este tipo de tecnología y se encuentre una manera lógica para regularla.
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