A pesar de que las nuevas tecnologías nos acercan más que nunca, parece que todavía no puede sustituir una interacción social cara a cara, en persona.
La razón principal es que, al interactuar con alguien, necesitamos un feedback complejo basado en lenguaje verbal y no verbal. No se puede desarrollar empatía si no se reciben respuestas inmediatas.
Los SMS son peores
Ahora imaginemos que estamos discutiendo con alguien a través de SMS o de mensajes de WhatsAspp. Lo más probable es que la comunicación y la eficacia de esa disputa sea significativamente peor. Y es que un análisis de 62 estudios reveló que, entre 1979 y 2009, la empatía entre los universitarios ha disminuido. Ahora somos menos propensos a plantearnos las cosas desde el punto de vista del otro. Un reciente estudio publicado en la revista Psychological Bulletin también sugieren que las culturas occidentales se han vuelto “más individualistas y materialistas durante este período” (1989-2017).
¿La introducción paulatina de mejores métodos de comunicación que no requieren el cara a cara tiene algo que ver? Es solo una hipótesis. Pero lo cierto es que, según un estudio, una de cada tres chicas son desagradables entre sí en las redes sociales.
En cambio, esta afirmación solo se produce en uno de cada once chicos de entre once y trece años, y en uno de cada seis chicos de entre catorce y diecisiete. Al parecer, los chicos dedican menos tiempo a las interacciones dañinas en internet, pero, en cambio, muchos de ellos están enganchados a los videojuegos.
Además, en una consulta del Pew Center, el 89% de las personas dijo que usó su teléfono durante su última reunión social, y el 82% reconoció que la conversación se resintió. Según explica Sherry Turkle, psicóloga social del MIT:
Cuando nos volvemos hacia el móvil en lugar de hacia la otra persona, se pierden empatía e intimidad. En los últimos 20 años, se ha constatado una disminución del 40% de la empatía entre estudiantes universitarios en todas las maneras que conocemos de medirla.
Parece algo alarmante, pero la misma Turkle subraya que rápidamente una persona retoma su habilidad de sentir empatía una vez que deja de relacionarse a través de interfaces que eclipsan los métodos insconscientes que empleamos para experimentar empatía por los demás.
Fuente
A pesar de que las nuevas tecnologías nos acercan más que nunca, parece que todavía no puede sustituir una interacción social cara a cara, en persona.
La razón principal es que, al interactuar con alguien, necesitamos un feedback complejo basado en lenguaje verbal y no verbal. No se puede desarrollar empatía si no se reciben respuestas inmediatas.
Los SMS son peores
Ahora imaginemos que estamos discutiendo con alguien a través de SMS o de mensajes de WhatsAspp. Lo más probable es que la comunicación y la eficacia de esa disputa sea significativamente peor. Y es que un análisis de 62 estudios reveló que, entre 1979 y 2009, la empatía entre los universitarios ha disminuido. Ahora somos menos propensos a plantearnos las cosas desde el punto de vista del otro. Un reciente estudio publicado en la revista Psychological Bulletin también sugieren que las culturas occidentales se han vuelto “más individualistas y materialistas durante este período” (1989-2017).
¿La introducción paulatina de mejores métodos de comunicación que no requieren el cara a cara tiene algo que ver? Es solo una hipótesis. Pero lo cierto es que, según un estudio, una de cada tres chicas son desagradables entre sí en las redes sociales.
En cambio, esta afirmación solo se produce en uno de cada once chicos de entre once y trece años, y en uno de cada seis chicos de entre catorce y diecisiete. Al parecer, los chicos dedican menos tiempo a las interacciones dañinas en internet, pero, en cambio, muchos de ellos están enganchados a los videojuegos.
Además, en una consulta del Pew Center, el 89% de las personas dijo que usó su teléfono durante su última reunión social, y el 82% reconoció que la conversación se resintió. Según explica Sherry Turkle, psicóloga social del MIT:
Parece algo alarmante, pero la misma Turkle subraya que rápidamente una persona retoma su habilidad de sentir empatía una vez que deja de relacionarse a través de interfaces que eclipsan los métodos insconscientes que empleamos para experimentar empatía por los demás.
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