por Claire Wardle
A estas alturas, estamos de acuerdo con que el término “noticias falsas” no es útil, pero sin una alternativa, nos quedamos incómodos marcando comillas en el aire cada vez que decimos la frase. La razón por la que tenemos dificultades con un reemplazo es porque se trata de más que noticias, es todo el ecosistema completo de información. Y el término falso no llega a describir la complejidad de los diferentes tipos de información errónea (difusión involuntaria de información falsa) y la desinformación (creación y difusión deliberada de información que se sabe es falsa).
Para entender el actual ecosistema de información, debemos descomponer tres elementos:
- Los diferentes tipos de contenido que se crea y se difunde
- Las motivaciones de quienes crean este contenido
- Las formas en que se divulga este contenido
Es importante. Como lo resumió Danah Boyd en un reciente artículo, estamos en guerra. Una guerra de la información. Ciertamente deberíamos preocuparnos por las personas (incluidos periodistas) que difunden información errónea sin darse cuenta, pero mucho más preocupantes son las campañas sistemáticas de difusión de información que se sabe es falsa. Los intentos anteriores de influir en la opinión pública dependían de tecnologías de transmisión “de uno a muchos”, pero las redes sociales permiten que ‘átomos’ de propaganda se envíen directamente a usuarios que, más probablemente, acepten y difundan un mensaje particular.
Una vez que sin darse cuenta se difunde un artículo, imagen, video o meme engañoso o fabricado, la siguiente persona que lo vea en sus redes sociales probablemente confíe en el afiche original y decida difundirlo. Esos “átomos” luego suben vertiginosamente a través del ecosistema de información a gran velocidad, impulsados por redes de par a par. Esto es mucho más preocupantes que sitios de noticias falsas creados por adolescentes macedonios motivados por tener una ganancia.
Diferentes tipos de información errónea y desinformación
Escribí sobre los diferentes tipos de información problemática que vi circulando durante las elecciones estadounidenses. Desde entonces, he tratado de refinar una tipología (y agradezco a Global Voices por ayudarme a desarrollar más mis definiciones). Afirmo que hay siete tipos distintos de contenido problemático colocado en nuestro ecosistema de información. Se sientan en una escala, que mide con bastante flexibilidad la intención de engañar.
¿Por qué se crea este tipo de contenido?
Si hablamos en serio sobre desarrollo de soluciones a estos problemas, también debemos pensar en quién está creando estos diferentes tipos de contenido y por qué lo están creando.
Vi la presentación de Eliot Higgins en París a comienzos de enero (2018), que enumeró las cuatro “P” que ayudaron a explicar las diferentes motivaciones. He estado pensando mucho en eso y usando la lista original de Eliot he identificado cuatro motivaciones más para la creación de este tipo de contenido: Periodismo deficiente, Parodia, para Provocar o “Punk”, Pasión, Partidismo, Provecho, Poder o influencia política, y Propaganda.
Este es un trabajo en curso y cuando se empieza a descomponer estas categorías y a trazar un mapa, se empieza a ver distintos patrones en términos de tipos de contenido creado para fines específicos.
Mecanismos de divulgación
Finalmente, debemos pensar cómo se está divulgando este contenido. Una parte, la difunden la gente en medios sociales sin darse cuenta, haciendo clic en retuitear sin revisar. Otra parte la amplían periodistas que ahora están bajo más presión que nunca y tratan de dar sentido y cubrir con exactitud información que surge de la web social en tiempo real. Otra parte la extienden grupos indirectamente conectados que deliberadamente intentan influir en la opinión pública, y otra parte se divulga como parte de sofisticadas campañas de desinformación, a través de redes de bots y fábricas de troles. (Como se puede ver, debo elaborar una matriz en 3D para trazar mi gráfico contra los diferentes mecanismos de divulgación).
Como destaca este artículo de Buzzfeed, un grupo de adolescentes estadounidenses que apoyan a Trump se han conectado en línea para influenciar en las elecciones francesas de abril. Han difundido carpetas de ‘bombas de memes’ que se pueden difundir para que incluso quienes no hablan francés puedan dejar caer imágenes en cadenas de hashtags. Ahora es increíblemente fácil que grupos conectados indirectamente se movilicen usando herramientas gratuitas para coordinar mensajes privados.
Cuando los mensajes son coordinados y constantes, engañan fácilmente nuestro cerebro, ya agotado y que confía cada vez más en tantear (simples atajos psicológicos) por la abrumadora cantidad de información que aparece ante nuestros ojos todos los días. Cuando vemos múltiples mensajes sobre el mismo tema, nuestro cerebro lo usa como un atajo a la credibilidad. Debe ser cierto, decimos –he visto esa misma afirmación varias veces hoy.
Es mucho menos probable que seamos críticos de las imágenes. Es mucho menos probable que seamos críticos de información que confirma las creencias que ya tenemos. Y, como la sobrecarga de información agota nuestro cerebro, somos mucho más fáciles de influenciar.
¿Qué podemos hacer?
Todos tenemos un papel crucial en este ecosistema. Cada vez que aceptamos información pasivamente sin volver a revisar, o compartimos una publicación, imagen o video antes de hacer una verificación estamos aumentado el ruido y la confusión. El ecosistema está ahora tan contaminado que debemos asumir responsabilidad por verificar independientemente lo que podemos ver en línea.
En las semanas siguientes a las elecciones en Estados Unidos, vimos a periodistas que localizaban a creadores de noticias falsas. Un elemento constante era que los creadores hablaban de tratar de crear noticias que engañarían a las personas de izquierda y cómo se equivocaron. Como dijo el creador de noticias falsas Jestin Coler a NPR, “tratamos de hacer algo similar a los liberales. nunca ha funcionado, nunca tiene éxito. Te van a desmentir en los primeros dos comentarios y luego todo queda en nada”.
Pero la primacía del desmentido liberal tuvo corta vida. Desde que Trump asumió la presidencia, estamos viendo a ambos lados creyendo y difundiendo información falsa. Ya sean las cuentas “inconformistas” de Twitter que nadie ha podido verificar independientemente, el generador de memes de la orden ejecutiva de Trump, usuarios que retuitean una publicación de la cuenta de parodia de Jill Stein deseando desesperadamente que sea real o que sostienen que el vicepresidente Pence ha borrado un tuit que condenaba la prohibición a los musulmanes cuando seguía en su cronología desde diciembre, la Izquierda está mostrando que es tan humana como la Derecha. Cuando los humanos están molestos y temerosos, sus habilidades de pensamiento crítico disminuyen.
Craig Silverman estuvo como invitado al programa de radio “On The Media” y habló acerca de la necesidad de escepticismo emocional. No puedo estar más de acuerdo. No se trata solamente de financiar más proyectos de alfabetización noticiosa, se trata de enseñar a las personas a dudar de sus reacciones instintivas. Si te molesta increíblemente un contenido o te sientes petulante (porque han ratificado tu punto de vista), mira otra vez.
Así como te dicen que esperes 20 minutos antes de servirte otra porción de comida porque debes esperar a que tu cerebro procese lo que tiene tu estómago, igual pasa con la información. Tal vez no tengas que esperar 20 minutos antes de hacer clic, probablemente dos minutos sea lo sensato.
Esta es una época crucial. Si realmente vamos a entender la situación en la que estamos, debemos entender la severidad y debemos entender contra qué luchamos. Lanzar el término noticias falsas, aunque sea marcando comillas en el aire, no nos lleva a ningún lado.
por Claire Wardle
A estas alturas, estamos de acuerdo con que el término “noticias falsas” no es útil, pero sin una alternativa, nos quedamos incómodos marcando comillas en el aire cada vez que decimos la frase. La razón por la que tenemos dificultades con un reemplazo es porque se trata de más que noticias, es todo el ecosistema completo de información. Y el término falso no llega a describir la complejidad de los diferentes tipos de información errónea (difusión involuntaria de información falsa) y la desinformación (creación y difusión deliberada de información que se sabe es falsa).
Para entender el actual ecosistema de información, debemos descomponer tres elementos:
Es importante. Como lo resumió Danah Boyd en un reciente artículo, estamos en guerra. Una guerra de la información. Ciertamente deberíamos preocuparnos por las personas (incluidos periodistas) que difunden información errónea sin darse cuenta, pero mucho más preocupantes son las campañas sistemáticas de difusión de información que se sabe es falsa. Los intentos anteriores de influir en la opinión pública dependían de tecnologías de transmisión “de uno a muchos”, pero las redes sociales permiten que ‘átomos’ de propaganda se envíen directamente a usuarios que, más probablemente, acepten y difundan un mensaje particular.
Una vez que sin darse cuenta se difunde un artículo, imagen, video o meme engañoso o fabricado, la siguiente persona que lo vea en sus redes sociales probablemente confíe en el afiche original y decida difundirlo. Esos “átomos” luego suben vertiginosamente a través del ecosistema de información a gran velocidad, impulsados por redes de par a par. Esto es mucho más preocupantes que sitios de noticias falsas creados por adolescentes macedonios motivados por tener una ganancia.
Diferentes tipos de información errónea y desinformación
Escribí sobre los diferentes tipos de información problemática que vi circulando durante las elecciones estadounidenses. Desde entonces, he tratado de refinar una tipología (y agradezco a Global Voices por ayudarme a desarrollar más mis definiciones). Afirmo que hay siete tipos distintos de contenido problemático colocado en nuestro ecosistema de información. Se sientan en una escala, que mide con bastante flexibilidad la intención de engañar.
¿Por qué se crea este tipo de contenido?
Si hablamos en serio sobre desarrollo de soluciones a estos problemas, también debemos pensar en quién está creando estos diferentes tipos de contenido y por qué lo están creando.
Vi la presentación de Eliot Higgins en París a comienzos de enero (2018), que enumeró las cuatro “P” que ayudaron a explicar las diferentes motivaciones. He estado pensando mucho en eso y usando la lista original de Eliot he identificado cuatro motivaciones más para la creación de este tipo de contenido: Periodismo deficiente, Parodia, para Provocar o “Punk”, Pasión, Partidismo, Provecho, Poder o influencia política, y Propaganda.
Este es un trabajo en curso y cuando se empieza a descomponer estas categorías y a trazar un mapa, se empieza a ver distintos patrones en términos de tipos de contenido creado para fines específicos.
Mecanismos de divulgación
Finalmente, debemos pensar cómo se está divulgando este contenido. Una parte, la difunden la gente en medios sociales sin darse cuenta, haciendo clic en retuitear sin revisar. Otra parte la amplían periodistas que ahora están bajo más presión que nunca y tratan de dar sentido y cubrir con exactitud información que surge de la web social en tiempo real. Otra parte la extienden grupos indirectamente conectados que deliberadamente intentan influir en la opinión pública, y otra parte se divulga como parte de sofisticadas campañas de desinformación, a través de redes de bots y fábricas de troles. (Como se puede ver, debo elaborar una matriz en 3D para trazar mi gráfico contra los diferentes mecanismos de divulgación).
Como destaca este artículo de Buzzfeed, un grupo de adolescentes estadounidenses que apoyan a Trump se han conectado en línea para influenciar en las elecciones francesas de abril. Han difundido carpetas de ‘bombas de memes’ que se pueden difundir para que incluso quienes no hablan francés puedan dejar caer imágenes en cadenas de hashtags. Ahora es increíblemente fácil que grupos conectados indirectamente se movilicen usando herramientas gratuitas para coordinar mensajes privados.
Cuando los mensajes son coordinados y constantes, engañan fácilmente nuestro cerebro, ya agotado y que confía cada vez más en tantear (simples atajos psicológicos) por la abrumadora cantidad de información que aparece ante nuestros ojos todos los días. Cuando vemos múltiples mensajes sobre el mismo tema, nuestro cerebro lo usa como un atajo a la credibilidad. Debe ser cierto, decimos –he visto esa misma afirmación varias veces hoy.
Es mucho menos probable que seamos críticos de las imágenes. Es mucho menos probable que seamos críticos de información que confirma las creencias que ya tenemos. Y, como la sobrecarga de información agota nuestro cerebro, somos mucho más fáciles de influenciar.
¿Qué podemos hacer?
Todos tenemos un papel crucial en este ecosistema. Cada vez que aceptamos información pasivamente sin volver a revisar, o compartimos una publicación, imagen o video antes de hacer una verificación estamos aumentado el ruido y la confusión. El ecosistema está ahora tan contaminado que debemos asumir responsabilidad por verificar independientemente lo que podemos ver en línea.
En las semanas siguientes a las elecciones en Estados Unidos, vimos a periodistas que localizaban a creadores de noticias falsas. Un elemento constante era que los creadores hablaban de tratar de crear noticias que engañarían a las personas de izquierda y cómo se equivocaron. Como dijo el creador de noticias falsas Jestin Coler a NPR, “tratamos de hacer algo similar a los liberales. nunca ha funcionado, nunca tiene éxito. Te van a desmentir en los primeros dos comentarios y luego todo queda en nada”.
Pero la primacía del desmentido liberal tuvo corta vida. Desde que Trump asumió la presidencia, estamos viendo a ambos lados creyendo y difundiendo información falsa. Ya sean las cuentas “inconformistas” de Twitter que nadie ha podido verificar independientemente, el generador de memes de la orden ejecutiva de Trump, usuarios que retuitean una publicación de la cuenta de parodia de Jill Stein deseando desesperadamente que sea real o que sostienen que el vicepresidente Pence ha borrado un tuit que condenaba la prohibición a los musulmanes cuando seguía en su cronología desde diciembre, la Izquierda está mostrando que es tan humana como la Derecha. Cuando los humanos están molestos y temerosos, sus habilidades de pensamiento crítico disminuyen.
Craig Silverman estuvo como invitado al programa de radio “On The Media” y habló acerca de la necesidad de escepticismo emocional. No puedo estar más de acuerdo. No se trata solamente de financiar más proyectos de alfabetización noticiosa, se trata de enseñar a las personas a dudar de sus reacciones instintivas. Si te molesta increíblemente un contenido o te sientes petulante (porque han ratificado tu punto de vista), mira otra vez.
Así como te dicen que esperes 20 minutos antes de servirte otra porción de comida porque debes esperar a que tu cerebro procese lo que tiene tu estómago, igual pasa con la información. Tal vez no tengas que esperar 20 minutos antes de hacer clic, probablemente dos minutos sea lo sensato.
Esta es una época crucial. Si realmente vamos a entender la situación en la que estamos, debemos entender la severidad y debemos entender contra qué luchamos. Lanzar el término noticias falsas, aunque sea marcando comillas en el aire, no nos lleva a ningún lado.
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