Con la emergencia de movimientos-red desde 2011 se ha abierto un debate en torno al modo en que los social media y las prácticas en red posibilitan nuevas formas de identidad colectiva (Castells, 2012). Existen numerosas referencias en la literatura sobre cómo los movimientos sociales han creado históricamente identidades colectivas. Fundamentalmente las propuestas se han diferenciado en los modos en que se conceptualiza cómo germinan y se crean estas identidades (Melucci, 1995), si dependen de movimientos organizativos o bien de aspectos culturales, si de comunicación siguiendo lógicas de red o lógicas de agregación, etc.
Sin embargo, comprender el movimiento-red 15M en España exigió, académicamente, trascender algunos de esos debates tradicionales y buscar innovaciones conceptuales y metodológicas. Su rápida emergencia, su duración, diversidad, su multifacético desarrollo y su capacidad adaptativa, plantearon numerosos retos teóricos y metodológicos para los especialistas en Ciencias Sociales (Monterde, 2015).
El 15-M en clave neurológica
Estas propuestas disruptivas vinieron del mundo de la Neurociencia y del marco interpretativo que sobre el cerebro se ha ido constituyendo en los últimos años. Los últimos treinta años han sido testigos de una profunda transformación en algunas corrientes científicas, especialmente, en el ámbito de la biología y las neurociencias cognitivas. Se trata del éxito cosechado por la teoría de sistemas complejos y, en particular, por las técnicas de simulación de sistemas dinámicos no-lineales, a la hora de desarrollar modelos y explicar la estructura, funcionamiento y evolución de diversos tipos de redes: metabólicas, genéticas, neuronales o ecológicas (Solé y Goodwin, 2000). Al acercarse a las neurociencias sistémicas es difícil no sorprenderse de las resonancias conceptuales que se establecen con las prácticas (tecno)políticas del 15M. Los neurocientíficos hablan de autoorganización (Kelso, 1995), de asambleas neuronales (Varela, 1995), de criticalidad autoorganizada (Friston, 2000) o de las emociones como posibilitadoras del pensamiento (Damasio, 1994). Aprovecharse de estos conceptos no ha sido una mera coincidencia terminológica.
15 de Mayo de 2016, Plaza de la Puerta el Sol, Madrid/ Imagen: DnTrotaMundos
A día de hoy, podemos decir que esta serie de transformaciones conceptuales derivadas del estudio del cerebro han permitido una manera de comprender y experimentar el mundo desde la tecnociencia, desde las tecnologías y prácticas que la hacen posible, así como desde la sociedad y el discurso que se enredan en ella. Se trata de una suerte de “epoché” abierta por la cibernética a mediados del siglo xx (como tecnociencia matriz) y custodiada hoy por la(s) teoría(s) de sistemas complejos aplicada(s) a un creciente número de problemas científicos, y, en el tema que nos importa, sociales.
El nacimiento de la identidad multitudinaria
El uso de estas ideas mostró cómo los análisis estructurales y dinámicos de redes de interacción en fenómenos como el 15M (en combinacion con datos cualitativos) son herramientas valiosas a la hora de conocer tanto la forma como la transformacion de lo que denominamos la “dimension sistémica” de las identidades colectivas en los movimientos-red (Aguilera et al. 2013, Barandiaran et al, 2015). En particular, sirvieron para introducir un nuevo método de detección de sincronización en la actividad en Facebook, a fin de identificar la actividad distribuida, pero integrada y coordinada, que se esconde tras estas identidades colectivas. Aplicando esta estrategia analítica al 15M, se pudo comprobar que las dinámicas previas al 15M construyeron una forma especifica de identidad colectiva – que se ha denominado “identidad multitudinaria”-, caracterizada por su transversalidad social y su heterogeneidad interna, así como un liderazgo transitorio y distribuido, definido en función de las iniciativas de acción. Esta aproximación atiende al rol de la interacción distribuida y el liderazgo transitorio en la mesoescala de las dinámicas organizativas, del mismo modo que en neurociencia explicamos cómo surge nuestra identidad personal, nuestro “yo”, a partir de procesos de integración nuero-dinámica. Una mirada al cerebro que ha contribuido a las discusiones contemporáneas en torno al rol de la identidad colectiva en los movimientos-red.
Xabier Barandiaran
Universidad del País Vasco (UPV-EHU)
Referencias
- Arnau Monterde, Antonio Calleja-López, Miguel Aguilera, Xabier E. Barandiaran & John Postill (2015). Multitudinous identities: a qualitative and network analysis of the 15M collective identity. Information, Communication & Society Vol. 18 , Iss. 8,2015
- Barandiaran, X. E., & Aguilera, M. (2015). Neurociencia y tecnopolítica: hacia un marco analógico para comprender la mente colectiva del 15M. En J. Toret (Ed.), Tecnopolítica y 15M. La potencia de las multitudes conectadas.( pp. 163-211) Barcelona: Editorial UOC.
- Aguilera, M., Morer, I., Barandiaran, X., & Bedia, M. (2013). Quantifying political self-organization in social media. Fractal patterns in the Spanish 15M movement on Twitter. En P. Lio, O. Miglino, G. Nicosia, S. Nolfi, & M. Pavone (Eds.), Advances in artificial life: ECAL 2013 (pp. 395–402). Cambridge, MA: MIT Press
- Castells, M. (2012). Networks of outrage and hope: Social movements in the internet Age. Cambridge, MA: Polity Press.
- Friston, K. J. (2000). The labile brain. I. Neuronal transients and nonlinear coupling. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences, 355(1394), 215–236.
- Melucci, A. (1995). The process of collective identity. Social Movements and Culture, 4, 41–63
- Varela, F. J. (1995). Resonant cell assemblies: A new approach to cognitive functions and neuronal synchrony. Biological Research, 28(1), 81–95.
- Solé, R. and B. Goodwin. 2000. Signs of Life. Basic Books, New York
- Kelso, S. (1995). Dynamic Patterns. The Self-Organization of Brain and Behavior. A Bradford Book. The MIT Press. Cambridge, Massachusetts. London, England.
- Damasio, A. (1994). Descartes’ Error: Emotion, Reason, and the Human Brain. Avon Books, New York, 1994.
Fuente
Con la emergencia de movimientos-red desde 2011 se ha abierto un debate en torno al modo en que los social media y las prácticas en red posibilitan nuevas formas de identidad colectiva (Castells, 2012). Existen numerosas referencias en la literatura sobre cómo los movimientos sociales han creado históricamente identidades colectivas. Fundamentalmente las propuestas se han diferenciado en los modos en que se conceptualiza cómo germinan y se crean estas identidades (Melucci, 1995), si dependen de movimientos organizativos o bien de aspectos culturales, si de comunicación siguiendo lógicas de red o lógicas de agregación, etc.
Sin embargo, comprender el movimiento-red 15M en España exigió, académicamente, trascender algunos de esos debates tradicionales y buscar innovaciones conceptuales y metodológicas. Su rápida emergencia, su duración, diversidad, su multifacético desarrollo y su capacidad adaptativa, plantearon numerosos retos teóricos y metodológicos para los especialistas en Ciencias Sociales (Monterde, 2015).
El 15-M en clave neurológica
Estas propuestas disruptivas vinieron del mundo de la Neurociencia y del marco interpretativo que sobre el cerebro se ha ido constituyendo en los últimos años. Los últimos treinta años han sido testigos de una profunda transformación en algunas corrientes científicas, especialmente, en el ámbito de la biología y las neurociencias cognitivas. Se trata del éxito cosechado por la teoría de sistemas complejos y, en particular, por las técnicas de simulación de sistemas dinámicos no-lineales, a la hora de desarrollar modelos y explicar la estructura, funcionamiento y evolución de diversos tipos de redes: metabólicas, genéticas, neuronales o ecológicas (Solé y Goodwin, 2000). Al acercarse a las neurociencias sistémicas es difícil no sorprenderse de las resonancias conceptuales que se establecen con las prácticas (tecno)políticas del 15M. Los neurocientíficos hablan de autoorganización (Kelso, 1995), de asambleas neuronales (Varela, 1995), de criticalidad autoorganizada (Friston, 2000) o de las emociones como posibilitadoras del pensamiento (Damasio, 1994). Aprovecharse de estos conceptos no ha sido una mera coincidencia terminológica.
15 de Mayo de 2016, Plaza de la Puerta el Sol, Madrid/ Imagen: DnTrotaMundos
A día de hoy, podemos decir que esta serie de transformaciones conceptuales derivadas del estudio del cerebro han permitido una manera de comprender y experimentar el mundo desde la tecnociencia, desde las tecnologías y prácticas que la hacen posible, así como desde la sociedad y el discurso que se enredan en ella. Se trata de una suerte de “epoché” abierta por la cibernética a mediados del siglo xx (como tecnociencia matriz) y custodiada hoy por la(s) teoría(s) de sistemas complejos aplicada(s) a un creciente número de problemas científicos, y, en el tema que nos importa, sociales.
El nacimiento de la identidad multitudinaria
El uso de estas ideas mostró cómo los análisis estructurales y dinámicos de redes de interacción en fenómenos como el 15M (en combinacion con datos cualitativos) son herramientas valiosas a la hora de conocer tanto la forma como la transformacion de lo que denominamos la “dimension sistémica” de las identidades colectivas en los movimientos-red (Aguilera et al. 2013, Barandiaran et al, 2015). En particular, sirvieron para introducir un nuevo método de detección de sincronización en la actividad en Facebook, a fin de identificar la actividad distribuida, pero integrada y coordinada, que se esconde tras estas identidades colectivas. Aplicando esta estrategia analítica al 15M, se pudo comprobar que las dinámicas previas al 15M construyeron una forma especifica de identidad colectiva – que se ha denominado “identidad multitudinaria”-, caracterizada por su transversalidad social y su heterogeneidad interna, así como un liderazgo transitorio y distribuido, definido en función de las iniciativas de acción. Esta aproximación atiende al rol de la interacción distribuida y el liderazgo transitorio en la mesoescala de las dinámicas organizativas, del mismo modo que en neurociencia explicamos cómo surge nuestra identidad personal, nuestro “yo”, a partir de procesos de integración nuero-dinámica. Una mirada al cerebro que ha contribuido a las discusiones contemporáneas en torno al rol de la identidad colectiva en los movimientos-red.
Xabier Barandiaran
Universidad del País Vasco (UPV-EHU)
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