Corren malos tiempos para los muros de pago.
El modelo de negocio que muchos proponen como solución a los problemas
de los periódicos en la red se resquebraja un poco más con la salida de beta y distribución de Chrome 76, la nueva versión del navegador más utilizado en el mundo.
En esta nueva versión, Google ha tomado algunas decisiones interesantes: la primera, bloquear por defecto los contenidos en Flash, con la idea de eliminar completamente su soporte en diciembre de 2020 coincidiendo con su prevista retirada por parte de Adobe.
Hasta aquí, todo razonablemente previsible, dado que hace ya bastante
tiempo que la mayoría de los navegadores bloquean de alguna manera los
contenidos en la que fue durante años la aplicación estrella de la web
para la distribución de contenidos, considerada hoy en día problemática
en términos de seguridad.
Pero además, otro cambio resulta, si cabe, aún más llamativo: la eliminación de la capacidad de las páginas web para detectar el uso del modo incógnito,
lo que permite que podamos acceder a cualquier página que habitualmente
limite el número de accesos, y utilizar el modo incógnito para
simplemente saltarnos esa restricción.
Los muros de pago fueron
vistos durante bastante tiempo como una manera de plantear un modelo de
negocio razonable para el periodismo en la web: permitir a los usuarios
leer un número de noticias determinado, pero cerrar el acceso a esas
noticias a partir de ahí. Típicamente, esto determinaba o bien que el
usuario se suscribiera, si apreciaba ese medio lo suficiente como para
planteárselo, o bien que dejase de acudir a él. La alternativa más
habitual era localizar las cookies utilizadas por la página
para hacer seguimiento de la actividad del usuario y eliminarlas, un
paso no especialmente complejo pero sí pesado y repetitivo si acudías al
medio con cierta frecuencia. Podían, en su lugar, utilizarse otros métodos, como algunos plugins de navegador o incluso herramientas para extraer el texto de la página.
Ahora, la cosa se simplifica más aún: basta con hacer clic con el botón derecho y abrir la noticia en una ventana de incógnito
para que el sitio te trate como una nueva visita y sea en principio
incapaz de saber cuántas páginas has leído, lo que anula en gran medida
la propuesta de valor de ese modelo. Tras un movimiento así, las
posibilidades reales de los medios se restringen a convencer a sus
usuarios de que se suscriban voluntariamente en función de su interés
por asegurar la continuidad del medio, pero considerando que en caso de
no hacerlo, podrán seguir consumiendo sus contenidos gratuitamente sin
prácticamente ninguna complicación. O bien cerrarse completamente,
exigir usuario y contraseña para acceder al medio, y resignarse a una
progresiva pérdida de relevancia al cerrar sus puertas a los buscadores,
como hacen en España algunos medios regionales y locales. Si unimos a
esto la posibilidad de bloquear la publicidad utilizada por muchos
medios como soporte para sus actividades, el panorama se vuelve
indudablemente complejo, y requiere un amplio replanteamiento
estratégico de la relación con sus usuarios.
Lo dije hace mucho tiempo, y lo mantengo: si tu modelo de negocio consiste en buscar formas de evitar que los usuarios puedan acceder a un contenido determinado, tu modelo de negocio está muerto. La web, simplemente, no permite que ese modelo de negocio funcione a medio o largo plazo: es una simple cuestión de entender cómo se desarrolla la tecnología. A partir de un nivel de interés determinado, alguien encontrará formas de acceder a él, y las hará progresivamente tan sencillas que cualquiera que quiera utilizarlas, podrá hacerlo. Da lo mismo que hablemos de noticias, de música o de películas: el bloqueo de los usuarios no es una opción funcionalmente viable. Hay que buscar otros modelos.
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Corren malos tiempos para los muros de pago. El modelo de negocio que muchos proponen como solución a los problemas de los periódicos en la red se resquebraja un poco más con la salida de beta y distribución de Chrome 76, la nueva versión del navegador más utilizado en el mundo.
En esta nueva versión, Google ha tomado algunas decisiones interesantes: la primera, bloquear por defecto los contenidos en Flash, con la idea de eliminar completamente su soporte en diciembre de 2020 coincidiendo con su prevista retirada por parte de Adobe. Hasta aquí, todo razonablemente previsible, dado que hace ya bastante tiempo que la mayoría de los navegadores bloquean de alguna manera los contenidos en la que fue durante años la aplicación estrella de la web para la distribución de contenidos, considerada hoy en día problemática en términos de seguridad.
Pero además, otro cambio resulta, si cabe, aún más llamativo: la eliminación de la capacidad de las páginas web para detectar el uso del modo incógnito, lo que permite que podamos acceder a cualquier página que habitualmente limite el número de accesos, y utilizar el modo incógnito para simplemente saltarnos esa restricción.
Los muros de pago fueron vistos durante bastante tiempo como una manera de plantear un modelo de negocio razonable para el periodismo en la web: permitir a los usuarios leer un número de noticias determinado, pero cerrar el acceso a esas noticias a partir de ahí. Típicamente, esto determinaba o bien que el usuario se suscribiera, si apreciaba ese medio lo suficiente como para planteárselo, o bien que dejase de acudir a él. La alternativa más habitual era localizar las cookies utilizadas por la página para hacer seguimiento de la actividad del usuario y eliminarlas, un paso no especialmente complejo pero sí pesado y repetitivo si acudías al medio con cierta frecuencia. Podían, en su lugar, utilizarse otros métodos, como algunos plugins de navegador o incluso herramientas para extraer el texto de la página.
Ahora, la cosa se simplifica más aún: basta con hacer clic con el botón derecho y abrir la noticia en una ventana de incógnito para que el sitio te trate como una nueva visita y sea en principio incapaz de saber cuántas páginas has leído, lo que anula en gran medida la propuesta de valor de ese modelo. Tras un movimiento así, las posibilidades reales de los medios se restringen a convencer a sus usuarios de que se suscriban voluntariamente en función de su interés por asegurar la continuidad del medio, pero considerando que en caso de no hacerlo, podrán seguir consumiendo sus contenidos gratuitamente sin prácticamente ninguna complicación. O bien cerrarse completamente, exigir usuario y contraseña para acceder al medio, y resignarse a una progresiva pérdida de relevancia al cerrar sus puertas a los buscadores, como hacen en España algunos medios regionales y locales. Si unimos a esto la posibilidad de bloquear la publicidad utilizada por muchos medios como soporte para sus actividades, el panorama se vuelve indudablemente complejo, y requiere un amplio replanteamiento estratégico de la relación con sus usuarios.
Lo dije hace mucho tiempo, y lo mantengo: si tu modelo de negocio consiste en buscar formas de evitar que los usuarios puedan acceder a un contenido determinado, tu modelo de negocio está muerto. La web, simplemente, no permite que ese modelo de negocio funcione a medio o largo plazo: es una simple cuestión de entender cómo se desarrolla la tecnología. A partir de un nivel de interés determinado, alguien encontrará formas de acceder a él, y las hará progresivamente tan sencillas que cualquiera que quiera utilizarlas, podrá hacerlo. Da lo mismo que hablemos de noticias, de música o de películas: el bloqueo de los usuarios no es una opción funcionalmente viable. Hay que buscar otros modelos.
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