Una ardilla, un cometa, una botella de champán y el signo de la victoria. Según un juzgado israelí, suficiente aval para condenar a una pareja por acordar verbalmente la reserva de un piso con un casero y posteriormente, sin aviso alguno, elegir otro. Son muchos
los ejemplos de cómo los emoji se están infiltrando en los tribunales, y
cómo de su interpretación penderán numerosos casos futuros.
¿Por qué? El caso israelí es significativo: la pareja condenada alegaba que no había llegado a ningún compromiso firme con el casero. El juez, al interpretar la utilización de los emojis, llegó a la conclusión de que sí había una manifiesta voluntad (entusiasta, para más señas) de respetar el contrato verbal. Y que por tanto debían indemnizar al casero por elegir otro piso más tarde.
En EEUU. Otro caso reciente: un juzgado
de Florida tuvo que analizar los emojis empleados en una conversación
de Instagram entre un hombre acusado de proxenetismo y una trabajadora
sexual. Las pruebas: una corona, un tacón y una bolsa de dinero. La
acusación interpretaba que los emojis, seguidos de la frase “El trabajo en equipo siempre funciona”, probaban una relación laboral.
El juez llamó a declarar a un experto en el negocio de la prostitución para verificar el significado de la jerga.
La tendencia. Es una dinámica al alza. Según Eric Goldman, profesor de Drecho y única persona que ha investigado
la irrupción del emoji en los juzgados, su presencia irá a más. Por sus
características, son especialmente frecuentes en casos de abuso sexual,
acoso laboral o disputas laborales. Más de 86 sentencias judiciales
incluyeron la palabra “emoji” entre 2017 y 2018: un repunte inaudito.
Los problemas. Goldman cree que los tribunales no están preparados.
Los veredictos a menudo omiten a los emojis por completo, o
el juez describre de forma imprecisa los emojis aportados como
evidencia. No ayuda llamar a un emoji “smiley” porque hay docenas de
diferentes símbolos emoji. No sólo eso: Westlaw and Lexis (los sistemas
informáticos utilizados en los juzgados estadounidenses) no muestran
emojis, ni tampoco las bases de datos judiciales permiten buscar emojis.
Son relevantes. ¿Le estamos otorgando demasiada importancia? No. En The Verge,
Goldman explica que los emojis aportan información crítica en el
proceso comunicativo, y que sus lecturas públicas deberían ser
teatralizadas. Un emoji puede cambiar por completo el tono, la
intencionalidad o el significado de una oración. Y en muchas ocasiones
los juicios los omiten al no tener herramientas para lidiar con ellos.
Sobre el terreno. Diversos estudios ya han mostrado el relevante cariz comunicativo de los emojis, muy especialmente en entornos laborales. Los tribunales llevan décadas validando la comunicación no verbal como evidencia. Ahora es el turno de los emoji, en muchas ocasiones transformados en jergas específicas, con varias capas de significado, y en proto-lenguajes.
Fuente
Una ardilla, un cometa, una botella de champán y el signo de la victoria. Según un juzgado israelí, suficiente aval para condenar a una pareja por acordar verbalmente la reserva de un piso con un casero y posteriormente, sin aviso alguno, elegir otro. Son muchos los ejemplos de cómo los emoji se están infiltrando en los tribunales, y cómo de su interpretación penderán numerosos casos futuros.
¿Por qué? El caso israelí es significativo: la pareja condenada alegaba que no había llegado a ningún compromiso firme con el casero. El juez, al interpretar la utilización de los emojis, llegó a la conclusión de que sí había una manifiesta voluntad (entusiasta, para más señas) de respetar el contrato verbal. Y que por tanto debían indemnizar al casero por elegir otro piso más tarde.
En EEUU. Otro caso reciente: un juzgado de Florida tuvo que analizar los emojis empleados en una conversación de Instagram entre un hombre acusado de proxenetismo y una trabajadora sexual. Las pruebas: una corona, un tacón y una bolsa de dinero. La acusación interpretaba que los emojis, seguidos de la frase “El trabajo en equipo siempre funciona”, probaban una relación laboral.
El juez llamó a declarar a un experto en el negocio de la prostitución para verificar el significado de la jerga.
La tendencia. Es una dinámica al alza. Según Eric Goldman, profesor de Drecho y única persona que ha investigado la irrupción del emoji en los juzgados, su presencia irá a más. Por sus características, son especialmente frecuentes en casos de abuso sexual, acoso laboral o disputas laborales. Más de 86 sentencias judiciales incluyeron la palabra “emoji” entre 2017 y 2018: un repunte inaudito.
Los problemas. Goldman cree que los tribunales no están preparados.
Son relevantes. ¿Le estamos otorgando demasiada importancia? No. En The Verge, Goldman explica que los emojis aportan información crítica en el proceso comunicativo, y que sus lecturas públicas deberían ser teatralizadas. Un emoji puede cambiar por completo el tono, la intencionalidad o el significado de una oración. Y en muchas ocasiones los juicios los omiten al no tener herramientas para lidiar con ellos.
Sobre el terreno. Diversos estudios ya han mostrado el relevante cariz comunicativo de los emojis, muy especialmente en entornos laborales. Los tribunales llevan décadas validando la comunicación no verbal como evidencia. Ahora es el turno de los emoji, en muchas ocasiones transformados en jergas específicas, con varias capas de significado, y en proto-lenguajes.
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