En un momento en el que el valor del bitcóin supera los 1.200 dólares por unidad, casi alcanzando así los precios actuales de la onza de oro (1.300 dólares), unos 1.500 partidarios de la moneda digital se reunieron en Londres para discutir los problemas de la divisa virtual y cómo su uso podría cambiar el mundo. El activista de la libertad de la información Richard Stallman también asistió al evento y compartió con
RT su opinión sobre las consecuencias de la creciente popularidad de la moneda.
Aunque cada vez más servicios ‘online’ y ‘offline’ están considerando aceptar pagos en bitcoines, la moneda todavía se enfrenta a una cierta incertidumbre. Algunos expertos, al ver cómo se cuadruplicó su valor en un solo mes, temen que el bitcóin se convierta en otra gran burbuja económica. Otros dicen que la moneda sigue siendo un medio muy limitado de intercambio: sigue resultando complicado cambiar la moneda digital por dinero en efectivo y difícilmente puede utilizarse para el almacenamiento de activos debido a las grandes fluctuaciones de su valor.
“Una cosa buena acerca del bitcóin es que permite enviar dinero a alguien sin necesitar el permiso de una empresa de pago. Por otro lado, existe un problema potencial, que consiste en que la moneda puede ser utilizada para la evasión de impuestos”, subrayó Stallman.
La seguridad en Internet es otro problema que preocupa a los compradores de bitcoines. Stallman cree que a pesar de que la moneda digital sí tiene sus beneficios, no se corresponde con los estándares de seguridad que pueden proteger a un pagador de ser ‘espiado’ tanto por las empresas, como por las agencias de inteligencia.
“Hay que señalar que el bitcóin no es anónimo. La gente no necesariamente indica sus nombres cuando hacen transacciones en bitcoines, pero el Gobierno probablemente puede averiguar quién está haciendo la transacción”, explicó Stallman a RT. Según dijo el activista, cualquier persona anónima puede comprar bitcoines mediante el pago con su tarjeta de crédito a una empresa que cambia dinero real por la moneda virtual. La tarjeta de crédito identifica al comprador, por lo que cuando recibe bitcoines a cambio, el Gobierno puede identificarle.
“Sabemos que si las empresas identifican a las personas, la NSA o el GCHQ van a conseguir esos datos, van a espiar a la gente a través de estas empresas”, dijo Stallman y agregó que se requiere un sistema de pago anónimo para empezar “a tomar el control de nuestras vidas digitales”.
“Creo que necesitamos un sistema de pago verdaderamente anónimo en la Red. Necesitamos el anonimato para hacer segura la democracia”, concluyó el activista.
Aunque cada vez más servicios ‘online’ y ‘offline’ están considerando aceptar pagos en bitcoines, la moneda todavía se enfrenta a una cierta incertidumbre. Algunos expertos, al ver cómo se cuadruplicó su valor en un solo mes, temen que el bitcóin se convierta en otra gran burbuja económica. Otros dicen que la moneda sigue siendo un medio muy limitado de intercambio: sigue resultando complicado cambiar la moneda digital por dinero en efectivo y difícilmente puede utilizarse para el almacenamiento de activos debido a las grandes fluctuaciones de su valor.
“Una cosa buena acerca del bitcóin es que permite enviar dinero a alguien sin necesitar el permiso de una empresa de pago. Por otro lado, existe un problema potencial, que consiste en que la moneda puede ser utilizada para la evasión de impuestos”, subrayó Stallman.
La seguridad en Internet es otro problema que preocupa a los compradores de bitcoines. Stallman cree que a pesar de que la moneda digital sí tiene sus beneficios, no se corresponde con los estándares de seguridad que pueden proteger a un pagador de ser ‘espiado’ tanto por las empresas, como por las agencias de inteligencia.
“Hay que señalar que el bitcóin no es anónimo. La gente no necesariamente indica sus nombres cuando hacen transacciones en bitcoines, pero el Gobierno probablemente puede averiguar quién está haciendo la transacción”, explicó Stallman a RT. Según dijo el activista, cualquier persona anónima puede comprar bitcoines mediante el pago con su tarjeta de crédito a una empresa que cambia dinero real por la moneda virtual. La tarjeta de crédito identifica al comprador, por lo que cuando recibe bitcoines a cambio, el Gobierno puede identificarle.
“Sabemos que si las empresas identifican a las personas, la NSA o el GCHQ van a conseguir esos datos, van a espiar a la gente a través de estas empresas”, dijo Stallman y agregó que se requiere un sistema de pago anónimo para empezar “a tomar el control de nuestras vidas digitales”.
“Creo que necesitamos un sistema de pago verdaderamente anónimo en la Red. Necesitamos el anonimato para hacer segura la democracia”, concluyó el activista.
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