En todo el mundo, las tecnologías digitales están impulsando intervenciones de alto impacto. Los líderes comunitarios y de salud pública están manejando tareas urgentes y satisfaciendo necesidades urgentes con tecnologías que son asequibles e inclusivas, y no requieren mucho conocimiento técnico.
Nuestra investigación revela el enorme impacto de las tecnologías digitales económicas y fácilmente disponibles. En medio de una vorágine, estas tecnologías, entre ellas las redes sociales, las aplicaciones móviles, el análisis y la computación en la nube, ayudan a las comunidades a enfrentar la pandemia y a aprender lecciones cruciales.
Para medir cómo se está desarrollando este potencial, nuestro equipo de investigación analizó cómo las comunidades incorporan tecnologías digitales fácilmente disponibles en sus respuestas a los desastres.
Potencial comunitario
Como punto de partida, utilizamos un modelo de gestión de crisis desarrollado en 1988 por el teórico organizacional Ian Mitroff. El modelo tiene cinco fases:
Detección de señales de advertencia
Sondeo y prevención para buscar activamente y reducir los factores de riesgo
Contención de daños para limitar su propagación.
Recuperación a las operaciones normales
Aprender a recopilar conocimientos prácticos para aplicarlos en el próximo incidente
Nuestra investigación mostró que las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pueden implementar de manera efectiva durante cada fase de una crisis.
Fase 1: Detección de señales
Ser capaz de identificar amenazas potenciales de ríos de datos no es una tarea fácil. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles, como las redes sociales y las aplicaciones móviles, son útiles para la detección de señales. Ofrecen conectividad en cualquier momento y en cualquier lugar, y permiten compartir y transmitir información rápidamente.
Nueva Zelanda, por ejemplo, ha estado explorando un sistema de alerta temprana para deslizamientos de tierra basado en sensores de Internet de las cosas y transmisión digital a través de canales de redes sociales como Twitter.
Fase 2: Prevención y preparación
Las tecnologías digitales fácilmente disponibles, como la computación en la nube y el análisis, permiten actividades remotas y descentralizadas para respaldar la capacitación y las simulaciones que aumentan la preparación de la comunidad. El gobierno federal (Canada), por ejemplo, ha desarrollado la aplicación COVID Alert para dispositivos móviles que les dirá a los usuarios si han estado cerca de alguien que dio positivo por COVID-19 durante las dos semanas anteriores.
Fase 3: Contención
Aunque las crisis no siempre se pueden evitarse, se pueden contener. El análisis de big data puede aislar los puntos calientes y los “superpropagadores”, limitando la exposición de poblaciones más grandes al virus. Taiwán implementó sistemas de detección y vigilancia activa para reaccionar rápidamente a los casos de COVID-19 e implementar medidas para controlar su propagación.
Fase 4: recuperación
El capital social, las redes personales y comunitarias y la comunicación compartida poscrisis son factores esenciales para el proceso de recuperación. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles pueden ayudar a una comunidad a recuperarse al permitir que las personas compartan experiencias e información sobre recursos.
Durante la recuperación, también es importante fomentar la equidad para evitar que un grupo privilegiado de miembros de la comunidad reciba servicios preferenciales. Para abordar esta necesidad, las aplicaciones anti-acaparamiento para equipos de protección personal y las aplicaciones que promueven el voluntariado pueden resultar útiles.
Fase 5: Aprendizaje
Por lo general, es difícil para las comunidades recopilar conocimientos sobre recuperación y renovación de múltiples fuentes. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pueden utilizar para proporcionar potencia informática local y remota, permitir la recuperación y el análisis de información y difundir el conocimiento emergente. La plataforma de aprendizaje global lanzada por UNICEF y Microsoft ayuda a los jóvenes afectados por COVID-19.
Una sexta fase
Nuestra investigación sugiere una sexta fase de la gestión de crisis: la resiliencia comunitaria, que es la capacidad sostenida de las comunidades para resistir, adaptarse y recuperarse de la adversidad. Las comunidades deben desarrollar la capacidad de absorber el impacto de las pandemias y otros desastres.
Cuando las interacciones cara a cara son limitadas, como en una pandemia, las tecnologías digitales fácilmente disponibles pueden permitir la participación de la comunidad a través de grupos de redes sociales, software de reuniones virtuales y plataformas de participación y toma de decisiones impulsadas por la nube y los dispositivos móviles.
Las tecnologías que brindan servicios de información transparentes, como paneles de control basados en análisis y actualizaciones en tiempo real, pueden crear una sensación de equidad y cuidado. Las aplicaciones y los portales pueden conectar a las poblaciones vulnerables con los servicios de infraestructura, recursos y cuidados críticos.
Las tecnologías digitales fácilmente disponibles ayudan a las comunidades remotas a desarrollar un sentido de pertenencia, compartir y autoeficacia mientras construyen gradualmente conocimientos compartidos sobre múltiples crisis.
Avanzando
La epidemia de SARS de 2003 nos enseñó lecciones valiosas sobre el uso de la tecnología durante una pandemia. En ese momento, las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pasaron por alto en gran medida, porque el enfoque eran soluciones más grandes y costosas.
Al responder a las circunstancias actuales, es hora de que exploremos los beneficios de las tecnologías comunes. El reciente anuncio del gobierno federal de financiamiento para apoyar el uso de soluciones digitales en las respuestas de la comunidad al COVID-19 es un paso prometedor.
La inversión en infraestructura resiliente también es importante, ya que las comunidades dependen de la infraestructura digital pública para acceder a Internet y otras redes de telecomunicaciones. Esta infraestructura debe ser asequible, sostenible e inclusiva.
Pero no debemos perder de vista la necesidad de apoyar a las comunidades en el desarrollo de su propia capacidad de recuperación, para ayudarlas a imaginar sus propias soluciones utilizando tecnologías digitales fácilmente disponibles.
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por Yolande E. Chan, Arman Sadreddin y Suchit Ahuja
En medio de las horribles consecuencias económicas y de salud pública de una pandemia de rápido movimiento, se está desarrollando un fenómeno positivo: el COVID-19 ha brindado oportunidades a empresas, universidades y comunidades para que se conviertan en invernaderos de innovación.
En todo el mundo, las tecnologías digitales están impulsando intervenciones de alto impacto. Los líderes comunitarios y de salud pública están manejando tareas urgentes y satisfaciendo necesidades urgentes con tecnologías que son asequibles e inclusivas, y no requieren mucho conocimiento técnico.
Nuestra investigación revela el enorme impacto de las tecnologías digitales económicas y fácilmente disponibles. En medio de una vorágine, estas tecnologías, entre ellas las redes sociales, las aplicaciones móviles, el análisis y la computación en la nube, ayudan a las comunidades a enfrentar la pandemia y a aprender lecciones cruciales.
Para medir cómo se está desarrollando este potencial, nuestro equipo de investigación analizó cómo las comunidades incorporan tecnologías digitales fácilmente disponibles en sus respuestas a los desastres.
Potencial comunitario
Como punto de partida, utilizamos un modelo de gestión de crisis desarrollado en 1988 por el teórico organizacional Ian Mitroff. El modelo tiene cinco fases:
Aunque este modelo fue desarrollado para organizaciones que enfrentan crisis, es aplicable a comunidades bajo presión y se ha utilizado para analizar las respuestas organizacionales a la pandemia actual.
Nuestra investigación mostró que las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pueden implementar de manera efectiva durante cada fase de una crisis.
Fase 1: Detección de señales
Ser capaz de identificar amenazas potenciales de ríos de datos no es una tarea fácil. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles, como las redes sociales y las aplicaciones móviles, son útiles para la detección de señales. Ofrecen conectividad en cualquier momento y en cualquier lugar, y permiten compartir y transmitir información rápidamente.
Nueva Zelanda, por ejemplo, ha estado explorando un sistema de alerta temprana para deslizamientos de tierra basado en sensores de Internet de las cosas y transmisión digital a través de canales de redes sociales como Twitter.
Fase 2: Prevención y preparación
Las tecnologías digitales fácilmente disponibles, como la computación en la nube y el análisis, permiten actividades remotas y descentralizadas para respaldar la capacitación y las simulaciones que aumentan la preparación de la comunidad. El gobierno federal (Canada), por ejemplo, ha desarrollado la aplicación COVID Alert para dispositivos móviles que les dirá a los usuarios si han estado cerca de alguien que dio positivo por COVID-19 durante las dos semanas anteriores.
Fase 3: Contención
Aunque las crisis no siempre se pueden evitarse, se pueden contener. El análisis de big data puede aislar los puntos calientes y los “superpropagadores”, limitando la exposición de poblaciones más grandes al virus. Taiwán implementó sistemas de detección y vigilancia activa para reaccionar rápidamente a los casos de COVID-19 e implementar medidas para controlar su propagación.
Fase 4: recuperación
El capital social, las redes personales y comunitarias y la comunicación compartida poscrisis son factores esenciales para el proceso de recuperación. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles pueden ayudar a una comunidad a recuperarse al permitir que las personas compartan experiencias e información sobre recursos.
Por ejemplo, los residentes de Fort McMurray, Alta (Canada), Han experimentado la pandemia, las inundaciones y la amenaza de incendios forestales. Como parte de la respuesta, el gobierno provincial ofrece a los residentes del norte de Alberta apoyo virtual para el tratamiento de adicciones a través de videoconferencias Zoom.
Durante la recuperación, también es importante fomentar la equidad para evitar que un grupo privilegiado de miembros de la comunidad reciba servicios preferenciales. Para abordar esta necesidad, las aplicaciones anti-acaparamiento para equipos de protección personal y las aplicaciones que promueven el voluntariado pueden resultar útiles.
Fase 5: Aprendizaje
Por lo general, es difícil para las comunidades recopilar conocimientos sobre recuperación y renovación de múltiples fuentes. Las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pueden utilizar para proporcionar potencia informática local y remota, permitir la recuperación y el análisis de información y difundir el conocimiento emergente. La plataforma de aprendizaje global lanzada por UNICEF y Microsoft ayuda a los jóvenes afectados por COVID-19.
Una sexta fase
Nuestra investigación sugiere una sexta fase de la gestión de crisis: la resiliencia comunitaria, que es la capacidad sostenida de las comunidades para resistir, adaptarse y recuperarse de la adversidad. Las comunidades deben desarrollar la capacidad de absorber el impacto de las pandemias y otros desastres.
Cuando las interacciones cara a cara son limitadas, como en una pandemia, las tecnologías digitales fácilmente disponibles pueden permitir la participación de la comunidad a través de grupos de redes sociales, software de reuniones virtuales y plataformas de participación y toma de decisiones impulsadas por la nube y los dispositivos móviles.
Las tecnologías que brindan servicios de información transparentes, como paneles de control basados en análisis y actualizaciones en tiempo real, pueden crear una sensación de equidad y cuidado. Las aplicaciones y los portales pueden conectar a las poblaciones vulnerables con los servicios de infraestructura, recursos y cuidados críticos.
Por ejemplo, el gobierno de Karnataka, India, se asoció con proveedores locales y servicios de entrega de alimentos locales para la entrega a domicilio de comestibles y otros materiales esenciales para los hogares en cuarentena debido a la pandemia de COVID-19 .
Las tecnologías digitales fácilmente disponibles ayudan a las comunidades remotas a desarrollar un sentido de pertenencia, compartir y autoeficacia mientras construyen gradualmente conocimientos compartidos sobre múltiples crisis.
Avanzando
La epidemia de SARS de 2003 nos enseñó lecciones valiosas sobre el uso de la tecnología durante una pandemia. En ese momento, las tecnologías digitales fácilmente disponibles se pasaron por alto en gran medida, porque el enfoque eran soluciones más grandes y costosas.
Al responder a las circunstancias actuales, es hora de que exploremos los beneficios de las tecnologías comunes. El reciente anuncio del gobierno federal de financiamiento para apoyar el uso de soluciones digitales en las respuestas de la comunidad al COVID-19 es un paso prometedor.
La inversión en infraestructura resiliente también es importante, ya que las comunidades dependen de la infraestructura digital pública para acceder a Internet y otras redes de telecomunicaciones. Esta infraestructura debe ser asequible, sostenible e inclusiva.
Pero no debemos perder de vista la necesidad de apoyar a las comunidades en el desarrollo de su propia capacidad de recuperación, para ayudarlas a imaginar sus propias soluciones utilizando tecnologías digitales fácilmente disponibles.
Fuente: The Conversation US
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