Los dispositivos digitales se actualizan año a año. ¿Quién puede sustraerse al encanto de un chiche nuevo? Sí, pero esa práctica implica también una gran cantidad de basura electrónica. El impacto de tales residuos, sumado a un proyecto de ley de basura electrónica que perdió estado parlamentario en 2012, hace que el problema se encuentre latente en nuestra sociedad.
Según datos de Greenpeace se estima que en 2011, 10 millones de celulares fueron descartados y más del 30% terminó directamente en rellenos o basurales.
Las computadoras también corren la misma suerte y, en tal caso, los datos de la Fundación Equidad (http://equidad.org) hablan por sí solos: un 3% de cada computadora está compuesto por residuos contaminantes (plomo, mercurio, berilio, selenio, cadmio y cromo, entre otros). El resto de los materiales se divide en un 25% de componentes recuperables y un 72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos, aluminio, y cobre, oro, níquel, estaño). El problema aquí es que una computadora incluye en su estructura materiales que tardan entre 10 y 300 años en degradarse.
USADAS, PERO COMO NUEVAS
Por eso, muchas organizaciones trabajan para devolverles el brillo a viejas computadoras y reinsertarlas en sus funciones. Una es la mencionada Fundación Equidad, que cuenta con un taller de reciclado. Hasta el momento han donado computadoras a más de 1300 organizaciones y 800 instituciones educativas.
Consultado por LA NACION, Ezequiel Paura, responsable de Relaciones Institucionales de la fundación, dice: “Nuestra misión es proveer servicios y productos tecnológicos para promover la igualdad de oportunidades, la integración social y el cuidado ambiental. Para lograrlo hemos creado un taller de reciclado en el que, a partir de rezagos tecnológicos, se producen computadoras que son donadas a escuelas, comedores, hospitales y organizaciones sociales de todo el país. De este modo se cumple el doble objetivo de reducir la brecha digital y mitigar el impacto ambiental de los residuos electrónicos”.
Sobre el proceso de reciclado, Paura dice: “Una vez que las PC ingresan al taller, el proceso se divide en distintos eslabones. El primero es el desguace, donde separamos aquellos componentes que sirven y que pueden ser reutilizados. El resto es entregado a cooperativas de recicladores urbanos inscriptos en la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires.
“Luego los equipos pasan al sector de hardware, donde formateamos los discos, testeamos el resto de los componentes y realizamos el ensamble de la PC. En el área de software realizamos la instalación del sistema operativo, programas y antivirus. Las computadoras son entregadas con licencias legales, donadas por Microsoft, el antivirus NOD32 de ESET, garantía por 6 meses y un software que restringe el acceso a páginas de adultos. Luego, en control de calidad, comprobamos que no se hayan producido errores. En caso de que las carcasas de las CPU no esté en las mejores condiciones, las pintamos para que sean lo más parecidas posibles a una computadora nueva. Finalmente, colocamos cada computadora, junto a su mouse, teclado y cables de energía, en una caja lista para que sea retirada por los beneficiarios.”
Equidad también trabaja en conjunto con el GCBA en el plan Conectando Sonrisas (http://www.buenosaires.gob.ar/sonrisas). Desde su página Web se pueden donar computadoras, que luego pasarán por el proceso de restauración.
El encargado de llevar adelante el proyecto es Héctor Gatto, que asegura: “Con el programa Conectando Sonrisas estamos transformando lo viejo en nuevo y lo dañado en una herramienta de aprendizaje, buscando la alfabetización digital de todos los chicos en edad preescolar”.
PROYECTO UNIVERSITARIO
E-basura es un interesante emprendimiento forjado en la Universidad de La Plata. “Empezamos siendo cuatro personas y ahora somos más de veinte, con alumnos y docentes de cinco facultades (Informática, Bellas Artes, Periodismo, Derecho y Humanidades de la UNLP) y algunos voluntarios”, afirma Viviana Ambrosi, directora del proyecto. Desde que E-basura está en funcionamiento como taller, ya fueron recuperados 2200 componentes entre gabinetes y periféricos. “La tarea consiste: primero en la recepción de solicitudes a través del portal (http://e-basura.linti.unlp.edu.ar) o por mail ( e-basura@linti.unlp.edu.ar ). Luego se coordina la fecha de entrega en función de los elementos ofrecidos en cuanto a cantidades y tipo. Posteriormente se pasa a la etapa de testeo inicial, para hacer el descarte de elementos y pruebas de funcionamiento. Después se procede a la reparación o separación de componentes y al armado de computadoras. A dichas PC se les instala el sistema operativo y las aplicaciones educativas desarrolladas en la Facultad de Informática con software libre basado en Linux, y para terminar se realiza un test de stress para asegurar la calidad. Concluida esta etapa se selecciona la entidad beneficiaria y se hace la donación”, agrega Ambrosi.
Consultada acerca de la llegada del proyecto, Ambrosi dice: “Trabajamos básicamente con instituciones de bien público y sin fines de lucro. El proyecto está dirigido fundamentalmente a niños, adolescentes y adultos necesitados que concurren a comedores populares, centros comunitarios, escuelas rurales, bibliotecas y museos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, o de zonas con problemas socioeconómicos, que reciben el material reacondicionado en forma gratuita. Además hay Organizaciones de la Sociedad Civil copartícipes del proyecto, que permiten extender el alcance de los destinatarios a todos los espacios. También se tienen a aquellos que realizan una acción de bien público, educación, cultura, etcétera. Tal es el caso de partes para arte, robótica e investigación”.
RESTAURADORES DIGITALES
El reciclado de computadoras se presenta también como una oportunidad para quienes quieren aprender un oficio con mucha demanda. María de las Cárceles (http://www.mariadelascarceles.org.ar) es una asociación sin fines de lucro que fomenta la educación y el trabajo en penales, y que cuenta con talleres de reparación de computadoras en diferentes cárceles del país. Se inició en 1998 y tiene como finalidad revalorizar el material que las empresas dan de baja, dignificar a los internos que se capacitan y reciclan este material, y como meta final, dar la oportunidad a escuelas e instituciones de bajos recursos del interior para que puedan acceder a una computadora. Adriana von Kaull es la presidenta de la fundación y, en diálogo con LA NACION, dijo: “Actualmente tenemos talleres en tres unidades penales del complejo penitenciario de Florencio Varela, y en una de La Plata. Los que participan del programa son diez internos por cada penal y todos los voluntarios de María de las Cárceles están involucrados en esta misión”. Sobre el reciclado y la puesta en marcha de los equipos, Kaull dice: “El material se prueba en la sede donde lo recibimos, luego se lleva a la cárcel y se organizan eventos de entrega de computadoras en los penales”.
Cabe destacar que varios de los participantes destacan que el oficio aprendido puede ser una buena posibilidad para reinsertarse laboralmente en la sociedad, y muchos lo han puesto en práctica de manera satisfactoria.
Los dispositivos digitales se actualizan año a año. ¿Quién puede sustraerse al encanto de un chiche nuevo? Sí, pero esa práctica implica también una gran cantidad de basura electrónica. El impacto de tales residuos, sumado a un proyecto de ley de basura electrónica que perdió estado parlamentario en 2012, hace que el problema se encuentre latente en nuestra sociedad.
Según datos de Greenpeace se estima que en 2011, 10 millones de celulares fueron descartados y más del 30% terminó directamente en rellenos o basurales.
Las computadoras también corren la misma suerte y, en tal caso, los datos de la Fundación Equidad (http://equidad.org) hablan por sí solos: un 3% de cada computadora está compuesto por residuos contaminantes (plomo, mercurio, berilio, selenio, cadmio y cromo, entre otros). El resto de los materiales se divide en un 25% de componentes recuperables y un 72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos, aluminio, y cobre, oro, níquel, estaño). El problema aquí es que una computadora incluye en su estructura materiales que tardan entre 10 y 300 años en degradarse.
USADAS, PERO COMO NUEVAS
Por eso, muchas organizaciones trabajan para devolverles el brillo a viejas computadoras y reinsertarlas en sus funciones. Una es la mencionada Fundación Equidad, que cuenta con un taller de reciclado. Hasta el momento han donado computadoras a más de 1300 organizaciones y 800 instituciones educativas.
Consultado por LA NACION, Ezequiel Paura, responsable de Relaciones Institucionales de la fundación, dice: “Nuestra misión es proveer servicios y productos tecnológicos para promover la igualdad de oportunidades, la integración social y el cuidado ambiental. Para lograrlo hemos creado un taller de reciclado en el que, a partir de rezagos tecnológicos, se producen computadoras que son donadas a escuelas, comedores, hospitales y organizaciones sociales de todo el país. De este modo se cumple el doble objetivo de reducir la brecha digital y mitigar el impacto ambiental de los residuos electrónicos”.
Sobre el proceso de reciclado, Paura dice: “Una vez que las PC ingresan al taller, el proceso se divide en distintos eslabones. El primero es el desguace, donde separamos aquellos componentes que sirven y que pueden ser reutilizados. El resto es entregado a cooperativas de recicladores urbanos inscriptos en la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires.
“Luego los equipos pasan al sector de hardware, donde formateamos los discos, testeamos el resto de los componentes y realizamos el ensamble de la PC. En el área de software realizamos la instalación del sistema operativo, programas y antivirus. Las computadoras son entregadas con licencias legales, donadas por Microsoft, el antivirus NOD32 de ESET, garantía por 6 meses y un software que restringe el acceso a páginas de adultos. Luego, en control de calidad, comprobamos que no se hayan producido errores. En caso de que las carcasas de las CPU no esté en las mejores condiciones, las pintamos para que sean lo más parecidas posibles a una computadora nueva. Finalmente, colocamos cada computadora, junto a su mouse, teclado y cables de energía, en una caja lista para que sea retirada por los beneficiarios.”
Equidad también trabaja en conjunto con el GCBA en el plan Conectando Sonrisas (http://www.buenosaires.gob.ar/sonrisas). Desde su página Web se pueden donar computadoras, que luego pasarán por el proceso de restauración.
El encargado de llevar adelante el proyecto es Héctor Gatto, que asegura: “Con el programa Conectando Sonrisas estamos transformando lo viejo en nuevo y lo dañado en una herramienta de aprendizaje, buscando la alfabetización digital de todos los chicos en edad preescolar”.
PROYECTO UNIVERSITARIO
E-basura es un interesante emprendimiento forjado en la Universidad de La Plata. “Empezamos siendo cuatro personas y ahora somos más de veinte, con alumnos y docentes de cinco facultades (Informática, Bellas Artes, Periodismo, Derecho y Humanidades de la UNLP) y algunos voluntarios”, afirma Viviana Ambrosi, directora del proyecto. Desde que E-basura está en funcionamiento como taller, ya fueron recuperados 2200 componentes entre gabinetes y periféricos. “La tarea consiste: primero en la recepción de solicitudes a través del portal (http://e-basura.linti.unlp.edu.ar) o por mail ( e-basura@linti.unlp.edu.ar ). Luego se coordina la fecha de entrega en función de los elementos ofrecidos en cuanto a cantidades y tipo. Posteriormente se pasa a la etapa de testeo inicial, para hacer el descarte de elementos y pruebas de funcionamiento. Después se procede a la reparación o separación de componentes y al armado de computadoras. A dichas PC se les instala el sistema operativo y las aplicaciones educativas desarrolladas en la Facultad de Informática con software libre basado en Linux, y para terminar se realiza un test de stress para asegurar la calidad. Concluida esta etapa se selecciona la entidad beneficiaria y se hace la donación”, agrega Ambrosi.
Consultada acerca de la llegada del proyecto, Ambrosi dice: “Trabajamos básicamente con instituciones de bien público y sin fines de lucro. El proyecto está dirigido fundamentalmente a niños, adolescentes y adultos necesitados que concurren a comedores populares, centros comunitarios, escuelas rurales, bibliotecas y museos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, o de zonas con problemas socioeconómicos, que reciben el material reacondicionado en forma gratuita. Además hay Organizaciones de la Sociedad Civil copartícipes del proyecto, que permiten extender el alcance de los destinatarios a todos los espacios. También se tienen a aquellos que realizan una acción de bien público, educación, cultura, etcétera. Tal es el caso de partes para arte, robótica e investigación”.
RESTAURADORES DIGITALES
El reciclado de computadoras se presenta también como una oportunidad para quienes quieren aprender un oficio con mucha demanda. María de las Cárceles (http://www.mariadelascarceles.org.ar) es una asociación sin fines de lucro que fomenta la educación y el trabajo en penales, y que cuenta con talleres de reparación de computadoras en diferentes cárceles del país. Se inició en 1998 y tiene como finalidad revalorizar el material que las empresas dan de baja, dignificar a los internos que se capacitan y reciclan este material, y como meta final, dar la oportunidad a escuelas e instituciones de bajos recursos del interior para que puedan acceder a una computadora. Adriana von Kaull es la presidenta de la fundación y, en diálogo con LA NACION, dijo: “Actualmente tenemos talleres en tres unidades penales del complejo penitenciario de Florencio Varela, y en una de La Plata. Los que participan del programa son diez internos por cada penal y todos los voluntarios de María de las Cárceles están involucrados en esta misión”. Sobre el reciclado y la puesta en marcha de los equipos, Kaull dice: “El material se prueba en la sede donde lo recibimos, luego se lleva a la cárcel y se organizan eventos de entrega de computadoras en los penales”.
Cabe destacar que varios de los participantes destacan que el oficio aprendido puede ser una buena posibilidad para reinsertarse laboralmente en la sociedad, y muchos lo han puesto en práctica de manera satisfactoria.
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