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Las lecciones del coronavirus: abierto mejor que cerrado

La cada vez mayor difusión del coronavirus a nivel mundial y su calificación por la Organización Mundial de la Salud como emergencia sanitaria internacional está provocando algo más que cifras crecientes de infectados, restricciones en la movilidad de los trabajadores, cancelaciones de eventos y caídas de la economía mundial: además, está dejando clara la evidencia de que la investigación, cuando se quiere que sea rápida y eficiente, se lleva mejor a cabo a la luz que en la oscuridad, en entornos abiertos mejor que cerrados.

La comunidad científica ha reaccionado a la rápida transmisión del virus y a la necesidad de encontrar rápidamente una vacuna para el mismo con un llamamiento generalizado a compartir de manera inmediata y transparente toda la investigación que se genere sobre el tema, dando lugar a una forma de trabajar y a una cultura que si bien puede ser nueva para muchos, es susceptible de mejorar de manera sensible el desarrollo de la ciencia y de demostrar claramente de qué somos capaces como especie cuando nos organizamos para solucionar un problema.

La publicación de datos y resultados de investigación en formato abierto y accesible permite que la comunidad científica pueda progresar más rápidamente hacia el aislamiento del virus, su secuenciación genética y el desarrollo de posibles pruebas diagnósticas sencillas o de vacunas. Grupos de Slack que comparten discusiones entre distintos equipos de investigación, pre-publicación de resultados en formato abierto, procesos de revisión colectiva, journals que publican estudios de manera mucho más rápida de lo habitual… que surja una gran prisa por llegar a un resultado puede provocar que haya muchas oportunidades para mejorar una comunicación científica cuya cultura nunca se ha enfocado hacia la velocidad o la eficiencia.

Las primeras secuenciaciones completas del virus, llevadas a cabo en la Universidad de Fudan en Shanghai, se obtuvieron de manera relativamente rápida. ¿Qué hicieron con ellas? Publicarlas inmediatamente en GenBank, un repositorio de datos abiertos al que otros equipos de investigación en el mundo pudieron acceder para alimentar su trabajo. Esa práctica alimentó una dinámica que ha llevado ya a que más de 81 distintas configuraciones del virus hayan sido compartidas en ese mismo repositorio, y 189 más a través del China National Genomics Data Centre. Además, la OMS y organizaciones nacionales publican también datos estadísticos en abierto, como el número de pacientes, que pueden ayudar a los investigadores a mapear la propagación del virus y ofrecer al público información actualizada y transparente.

Cuando lo que buscas es una solución rápida a un problema, tratar de alinear a la comunidad científica en torno a ello y compartir datos de manera abierta es mucho más eficiente que generar dinámicas competitivas en las que cada equipo trabaja únicamente con los datos que es capaz de obtener por su cuenta. Una lección que deberíamos aprender ya no para una enfermedad de nuevo desarrollo como el coronavirus, sino para muchas otras.

Mantener la calma, poner las cosas en contexto y aprovechar las crisis para obtener algo positivo es fundamental. Ante un evento que condiciona la movilidad de las personas, las empresas inteligentes están desarrollando planes de contingencia que puedan proteger a sus trabajadores en la medida de lo posible, al tiempo que ofrecen posibilidades para mantener su actividad: las metodologías de trabajo remoto, las herramientas para la coordinación o reuniones virtuales no son simplemente cuestión de instalar un software y utilizarlo: requieren en muchos casos un cierto entrenamiento, el desarrollo de protocolos adecuados y sobre todo, práctica. Si sabes lo que haces, estarás creando protocolos que pongan a prueba la capacidad de tu compañía para seguir trabajando incluso en circunstancias de aislamiento.

Es otra evidencia clara y otra lección a extraer de la crisis: muchos trabajos – obviamente no todos, pero sí muchos – se desarrollan mejor cuando ofreces a tus trabajadores la posibilidad de llevarlos a cabo desde su casa o desde donde estimen oportuno. Muchos viajes y desplazamientos, en realidad, no eran tan necesarios. Aprovecha para reformular tus dinámicas de trabajo, tu forma de hacer las cosas, y comparte además tu experiencia y las mejores prácticas desarrolladas con el resto de la comunidad empresarial. Abierto es mejor que cerrado: de las mejores lecciones que pueden extraerse de esas situaciones de crisis que dan lugar a grandes proyectos colectivos.

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