Hace tan solo dos días, el juzgado penal de Graz (Austria) dictó que las operaciones que se llevasen a cabo a través de los nodos de salida de TOR eran una ofensa criminal. Dicho de otra manera, declaraba la red anónima como ilegal, según se informa desde network23. Algo que ha pasado desapercibido para la mayor parte de la opinión pública pero muy importante para todos.
La sentencia se basa en el artículo nº 12 del código penal austríaco que establece que “no solo el actual perpetrador realiza un acto criminal, sino cualquiera que induzca a su realización o cualquiera que, de otro modo, contribuya a la ejecución de dicho acto criminal”. Así que por activa o por pasiva, por hacer o por permitirlo, se es responsable de dicho acto. En este sentido, dejar un nodo de salida, una “puerta abierta”, para que alguien cometa actos ilegales en la red supondría un crimen.
Desde el colectivo network23 recomiendan dejar de usar cualquier servicio que permita la transmisión de información por parte de terceros ya sea Jabber, IRC, VPN, FTP, nodos de salida de TOR o relays de TOR. Los comentarios de ciertos usuarios califican la decisión de desproporcionada ya que la complicidad por el uso de un ordenador podría extenderse a los proveedores de internet y teléfono por aportar la capacidad de conexión o los fabricantes de ordenadores por crear un medio físico.
El caso que ha provocado esta sentencia se remonta a dos años atrás cuando la policía austríaca confiscó numeroso material informático del joven William Weber en un caso de distribución de pornografía infantil y tenencia de armas de fuego. La policía parecía comprender desde el primer momento que Weber no pertenecía a la estructura delictiva pero aún así, se quedó con los ordenadores para evitar posibles chivatazos.
Sea como fuere, este caso sienta un precedente en Austria y deberíamos estar atentos al devenir de los acontecimientos ya que no es la primera vez que TOR recibe un revés, pero sí que es la primera en Europa. Sobre todo si otros jueces se pusieran en la misma línea de pensamiento de acuerdo con la del juez austríaco.
Hace tan solo dos días, el juzgado penal de Graz (Austria) dictó que las operaciones que se llevasen a cabo a través de los nodos de salida de TOR eran una ofensa criminal. Dicho de otra manera, declaraba la red anónima como ilegal, según se informa desde network23. Algo que ha pasado desapercibido para la mayor parte de la opinión pública pero muy importante para todos.
La sentencia se basa en el artículo nº 12 del código penal austríaco que establece que “no solo el actual perpetrador realiza un acto criminal, sino cualquiera que induzca a su realización o cualquiera que, de otro modo, contribuya a la ejecución de dicho acto criminal”. Así que por activa o por pasiva, por hacer o por permitirlo, se es responsable de dicho acto. En este sentido, dejar un nodo de salida, una “puerta abierta”, para que alguien cometa actos ilegales en la red supondría un crimen.
Desde el colectivo network23 recomiendan dejar de usar cualquier servicio que permita la transmisión de información por parte de terceros ya sea Jabber, IRC, VPN, FTP, nodos de salida de TOR o relays de TOR. Los comentarios de ciertos usuarios califican la decisión de desproporcionada ya que la complicidad por el uso de un ordenador podría extenderse a los proveedores de internet y teléfono por aportar la capacidad de conexión o los fabricantes de ordenadores por crear un medio físico.
El caso que ha provocado esta sentencia se remonta a dos años atrás cuando la policía austríaca confiscó numeroso material informático del joven William Weber en un caso de distribución de pornografía infantil y tenencia de armas de fuego. La policía parecía comprender desde el primer momento que Weber no pertenecía a la estructura delictiva pero aún así, se quedó con los ordenadores para evitar posibles chivatazos.
Sea como fuere, este caso sienta un precedente en Austria y deberíamos estar atentos al devenir de los acontecimientos ya que no es la primera vez que TOR recibe un revés, pero sí que es la primera en Europa. Sobre todo si otros jueces se pusieran en la misma línea de pensamiento de acuerdo con la del juez austríaco.
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