Todos recordamos la figura de los pregoc de la película “Minority Report”: aquellos seres especiales capaces de prever crímenes gracias a sus habilidades mentales, dando a la policía la oportunidad de capturar a los criminales unas horas antes de que éstos llegaran a cometer sus actos.
Todavía es algo que suena a ciencia ficción, pero algo así podría hacerse realidad en China. El gigante asiático está preparando una nueva herramienta de software que en teoría sería capaz de predecir alteraciones del orden o inestabilidad social antes de que éstos se produzcan, basándose en una enorme cantidad de datos recogidos de los ciudadanos chinos con información sobre sus hábitos online, trabajo, aficiones, movimientos de sus cuentas bancarias e incluso sitios que visitan o gente con quien se encuentran.
China ha sido la primera nación en dar este paso, pero en realidad la idea, tal y como se explica en Defense One, viene desde Estados Unidos, donde en 1994 ya se intentó un movimiento similar. Por aquel entonces, la policía de Nueva York puso en marcha un controvertido plan para desplegar unidades de policía en rincones de la ciudad donde se sospechaba que podían tener lugar incidentes o delitos. Y aunque se consiguióreducir el índice de criminalidad en un 37%, este plan fue también motivo de que muchos jóvenes de minorías fueran acosados por la policía sólo por estar en un lugar predispuesto a los delitos.
El gobierno chino ha tomado esta idea, pero su intención es ir más allá de vigilar rincones con alto nivel de delincuencia en sus ciudades. El software predictivo, cuya creación ha sido encargada a China Electronics Technology, podrá apuntar a individuos concretos, puesto que las autoridades chinas no tienen tantos límites respecto a la privacidad personal como en otros países a la hora de obtener datos de sus ciudadanos. Movimientos tan simples como un depósito de dinero extrañamente grande en el banco, cambios en los hábitos de compra o visitar páginas pro-democraciapueden hacer saltar la alarma. El férreo control que China ejerce sobre el uso de Internet en el país, además, le da un enorme poder en la vigilancia de dichos movimientos.
La enorme base de datos utilizada por este software está alimentada por un extenso sistema de vigilancia en el que el gobierno chino ha invertido mucho durante los últimos cinco años, sobre todo en las grandes ciudades. De hecho, el gasto en la llamada “estabilidad y seguridad doméstica” ha llegado a superar el presupuesto de defensa del gigante asiático, y ha convertido a China en uno de los mercados más importantes del mundo en temas relacionados con tecnología de vigilancia y seguridad.
Las empresas extranjeras, obligadas a facilitar datos
Además de sus propios sistemas de vigilancia, China se guarda otro as en la manga para obtener información de sus ciudadanos con la que alimentar su propia “unidad PreCrimen”. Una ley aprobada el pasado mes de diciembre para la lucha contra el terrorismo permite al gobierno chino extender sus poderes de vigilancia un poco más allá, dándole el derecho a solicitar a las compañías tecnológicas con sede en el país su colaboración en dicha vigilancia.
La ley recoge que dichas compañías estarían obligadas a facilitar datos de uso de sus usuarios al gobierno chino, incluyendo “interfaces técnicas, sistemas de descifrado y otras formas de apoyo técnico y ayuda a la seguridad pública y a las agencias de seguridad del Estado cuando éstas estén involucradas en la investigación de actividades terroristas”.
En otras palabras, se trata de una ley que, por ejemplo, en Estados Unidos, obligaría a Apple a ayudar al FBI a desbloquear el iPhone utilizado por los terroristas en el ataque de San Bernardino.
De ahí que el gobierno chino esté siguiendo este enfrentamiento legal entre Apple y la agencia de seguridad americana al detalle, y esté especialmente interesado en el resultado; si Apple fuera finalmente obligada a ayudar al FBI a acceder al iPhone, esto sentaría un precedente que el gobierno chino sin duda aprovecharía a su favor en la aplicación de su ley anti-terrorismo.
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Vía | Ars Technica
Todos recordamos la figura de los pregoc de la película “Minority Report”: aquellos seres especiales capaces de prever crímenes gracias a sus habilidades mentales, dando a la policía la oportunidad de capturar a los criminales unas horas antes de que éstos llegaran a cometer sus actos.
Todavía es algo que suena a ciencia ficción, pero algo así podría hacerse realidad en China. El gigante asiático está preparando una nueva herramienta de software que en teoría sería capaz de predecir alteraciones del orden o inestabilidad social antes de que éstos se produzcan, basándose en una enorme cantidad de datos recogidos de los ciudadanos chinos con información sobre sus hábitos online, trabajo, aficiones, movimientos de sus cuentas bancarias e incluso sitios que visitan o gente con quien se encuentran.
China ha sido la primera nación en dar este paso, pero en realidad la idea, tal y como se explica en Defense One, viene desde Estados Unidos, donde en 1994 ya se intentó un movimiento similar. Por aquel entonces, la policía de Nueva York puso en marcha un controvertido plan para desplegar unidades de policía en rincones de la ciudad donde se sospechaba que podían tener lugar incidentes o delitos. Y aunque se consiguióreducir el índice de criminalidad en un 37%, este plan fue también motivo de que muchos jóvenes de minorías fueran acosados por la policía sólo por estar en un lugar predispuesto a los delitos.
El gobierno chino ha tomado esta idea, pero su intención es ir más allá de vigilar rincones con alto nivel de delincuencia en sus ciudades. El software predictivo, cuya creación ha sido encargada a China Electronics Technology, podrá apuntar a individuos concretos, puesto que las autoridades chinas no tienen tantos límites respecto a la privacidad personal como en otros países a la hora de obtener datos de sus ciudadanos. Movimientos tan simples como un depósito de dinero extrañamente grande en el banco, cambios en los hábitos de compra o visitar páginas pro-democraciapueden hacer saltar la alarma. El férreo control que China ejerce sobre el uso de Internet en el país, además, le da un enorme poder en la vigilancia de dichos movimientos.
La enorme base de datos utilizada por este software está alimentada por un extenso sistema de vigilancia en el que el gobierno chino ha invertido mucho durante los últimos cinco años, sobre todo en las grandes ciudades. De hecho, el gasto en la llamada “estabilidad y seguridad doméstica” ha llegado a superar el presupuesto de defensa del gigante asiático, y ha convertido a China en uno de los mercados más importantes del mundo en temas relacionados con tecnología de vigilancia y seguridad.
Las empresas extranjeras, obligadas a facilitar datos
Además de sus propios sistemas de vigilancia, China se guarda otro as en la manga para obtener información de sus ciudadanos con la que alimentar su propia “unidad PreCrimen”. Una ley aprobada el pasado mes de diciembre para la lucha contra el terrorismo permite al gobierno chino extender sus poderes de vigilancia un poco más allá, dándole el derecho a solicitar a las compañías tecnológicas con sede en el país su colaboración en dicha vigilancia.
La ley recoge que dichas compañías estarían obligadas a facilitar datos de uso de sus usuarios al gobierno chino, incluyendo “interfaces técnicas, sistemas de descifrado y otras formas de apoyo técnico y ayuda a la seguridad pública y a las agencias de seguridad del Estado cuando éstas estén involucradas en la investigación de actividades terroristas”.
En otras palabras, se trata de una ley que, por ejemplo, en Estados Unidos, obligaría a Apple a ayudar al FBI a desbloquear el iPhone utilizado por los terroristas en el ataque de San Bernardino.
De ahí que el gobierno chino esté siguiendo este enfrentamiento legal entre Apple y la agencia de seguridad americana al detalle, y esté especialmente interesado en el resultado; si Apple fuera finalmente obligada a ayudar al FBI a acceder al iPhone, esto sentaría un precedente que el gobierno chino sin duda aprovecharía a su favor en la aplicación de su ley anti-terrorismo.
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Vía | Ars Technica
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