La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la OMS ha anunciado que el glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup de Monsanto, se “clasifica como probable carcinógeno para los seres humanos”, informa Reuters. La declaración se basa en el análisis de estudios de la exposición realizados en EE.UU., Canadá y Suecia desde 2001, que aportan “pruebas limitadas” de que el glifosato puede provocar el linfoma no Hodgkin en seres humanos.
Monsanto, a su vez, anunció que los datos científicos no apoyan las conclusiones y pidió a la OMS celebrar una reunión urgente para explicar los hallazgos. “No sabemos cómo la IARC ha podido llegar a una conclusión tan radicalmente diferente de las conclusiones de todas las agencias reguladoras del mundo”, declaró en un comunicado Philip Miller, vicepresidente de Monsanto en asuntos regulatorios globales.
Las preocupaciones por la presencia de glifosato en los alimentos han provocado un debate en EE.UU. que contribuyó el año pasado a la aprobación en el estado de Vermont de la primera ley estadounidense que obliga a etiquetar los alimentos genéticamente modificados.
El herbicida de Monsanto más utilizado a nivel mundial podría ser cancerígeno, ha afirmado la Organización Mundial de la Salud. Monsanto ha negado estas declaraciones y ha organizado una reunión urgente con los representantes de la OMS.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la OMS ha anunciado que el glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup de Monsanto, se “clasifica como probable carcinógeno para los seres humanos”, informa Reuters. La declaración se basa en el análisis de estudios de la exposición realizados en EE.UU., Canadá y Suecia desde 2001, que aportan “pruebas limitadas” de que el glifosato puede provocar el linfoma no Hodgkin en seres humanos.
Monsanto, a su vez, anunció que los datos científicos no apoyan las conclusiones y pidió a la OMS celebrar una reunión urgente para explicar los hallazgos. “No sabemos cómo la IARC ha podido llegar a una conclusión tan radicalmente diferente de las conclusiones de todas las agencias reguladoras del mundo”, declaró en un comunicado Philip Miller, vicepresidente de Monsanto en asuntos regulatorios globales.
Las preocupaciones por la presencia de glifosato en los alimentos han provocado un debate en EE.UU. que contribuyó el año pasado a la aprobación en el estado de Vermont de la primera ley estadounidense que obliga a etiquetar los alimentos genéticamente modificados.
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