por Felipe Vargas para elquintopoder
Chile necesita la liberación de las compañías monopólicas de softwares y tecnología. Y no es casualidad que el 19 de septiembre se celebre mundialmente el Día del Software Libre, una señal para que digamos no más.
El software libre se puede modificar cuantas veces quieras y pensando en tus usos, ya que tiene su código fuente abierto y muchas veces es gratuito. Todo lo contrario de lo que viene haciendo Microsoft hace 30 años, consolidando su monopolio en todo el planeta.
En un tibio intento en el Parlamento, se quiso incluir en el Presupuesto 2009 algo de la materia, disponiendo que “la cotización de equipos computacionales para ministerios y reparticiones debe incluir al menos una alternativa con software de fuente abierta o libre de costo”. La Cámara de Diputados lo rechazó, sin discusión y por unanimidad, debido a un fuerte lobby ejercido por ACTI.
En Chile, en 2009 el Estado, por el pago de licencias de software, gastó 27 mil millones de pesos, el 2008 más de 25 mil millones, el 2007 sobre 18 mil millones de pesos, y el 2006 alcanzó a más de 11 mil 500 millones de pesos.
Caso contrario ocurre en Latinoamérica, donde ya la mayoría de los países llevan la delantera en la independencia tecnológica. Los Presidentes Rafael Correa de Ecuador, Hugo Chávez de Venezuela y el ex Presidente Lula Da Silva (desde el 2005) de Brasil, han implementado los cambios por el software libre. Brasil ahorró US$ 167,8 millones usando software libre, Paraguay, que implantará software libre en todas las dependencias gubernamentales, estimándose que sólo en el ministerio de Salud Pública el ahorro podría alcanzar unos US$ 4 millones. Bolivia aprobó una nueva Ley que “promueve y prioriza” el uso de software libre y estándares abiertos en todas las instituciones públicas.
Esto no le gusta al país del norte, por lo que un influyente grupo de lobbistas norteamericanos de International Intellectual Property Alliance plantea al código abierto como maligno para los intereses de la nación. Parece ilógico, sabiendo que al propio EEUU, el software libre le ahorraría 3,7 mil millones de dólares al presupuesto de 30 agencias federales estadounidenses.
Por su parte, la Policía francesa ahorra US$ 68 millones gracias a Ubuntu. En 2005 comenzó la migración de Microsoft Office a su contraparte libre OpenOffice. Posteriormente se comenzaron a utilizar otras aplicaciones libres, como el navegador Firefox y el cliente de correo electrónico Thunderbird.
Los programas de código abierto son superiores no sólo por su precio, sino también por su adaptabilidad. El Estado debe contar con soberanía tecnológica, lo que significaría una mayor seguridad ante ataques de terceros y el fomento de la industria informática nacional.
por Felipe Vargas para elquintopoder
Chile necesita la liberación de las compañías monopólicas de softwares y tecnología. Y no es casualidad que el 19 de septiembre se celebre mundialmente el Día del Software Libre, una señal para que digamos no más.
El software libre se puede modificar cuantas veces quieras y pensando en tus usos, ya que tiene su código fuente abierto y muchas veces es gratuito. Todo lo contrario de lo que viene haciendo Microsoft hace 30 años, consolidando su monopolio en todo el planeta.
En un tibio intento en el Parlamento, se quiso incluir en el Presupuesto 2009 algo de la materia, disponiendo que “la cotización de equipos computacionales para ministerios y reparticiones debe incluir al menos una alternativa con software de fuente abierta o libre de costo”. La Cámara de Diputados lo rechazó, sin discusión y por unanimidad, debido a un fuerte lobby ejercido por ACTI.
En Chile, en 2009 el Estado, por el pago de licencias de software, gastó 27 mil millones de pesos, el 2008 más de 25 mil millones, el 2007 sobre 18 mil millones de pesos, y el 2006 alcanzó a más de 11 mil 500 millones de pesos.
Caso contrario ocurre en Latinoamérica, donde ya la mayoría de los países llevan la delantera en la independencia tecnológica. Los Presidentes Rafael Correa de Ecuador, Hugo Chávez de Venezuela y el ex Presidente Lula Da Silva (desde el 2005) de Brasil, han implementado los cambios por el software libre. Brasil ahorró US$ 167,8 millones usando software libre, Paraguay, que implantará software libre en todas las dependencias gubernamentales, estimándose que sólo en el ministerio de Salud Pública el ahorro podría alcanzar unos US$ 4 millones. Bolivia aprobó una nueva Ley que “promueve y prioriza” el uso de software libre y estándares abiertos en todas las instituciones públicas.
Esto no le gusta al país del norte, por lo que un influyente grupo de lobbistas norteamericanos de International Intellectual Property Alliance plantea al código abierto como maligno para los intereses de la nación. Parece ilógico, sabiendo que al propio EEUU, el software libre le ahorraría 3,7 mil millones de dólares al presupuesto de 30 agencias federales estadounidenses.
Por su parte, la Policía francesa ahorra US$ 68 millones gracias a Ubuntu. En 2005 comenzó la migración de Microsoft Office a su contraparte libre OpenOffice. Posteriormente se comenzaron a utilizar otras aplicaciones libres, como el navegador Firefox y el cliente de correo electrónico Thunderbird.
Los programas de código abierto son superiores no sólo por su precio, sino también por su adaptabilidad. El Estado debe contar con soberanía tecnológica, lo que significaría una mayor seguridad ante ataques de terceros y el fomento de la industria informática nacional.
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