Artículos

La NSA puede ‘hackear’ computadoras a través de Wi-Fi a 12 kilómetros de distancia

De acuerdo con el experto, que intervino en la conferencia informática ‘Chaos Communications Congress’, las capacidades de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) “son peores que sus peores pesadillas”, ya que la agencia estadounidense dispone, entre otras cosas, de una tecnología denominada NIGHTSTAND que permite a los agentes infiltrarse en cualquier computadora conectada a Wi-Fi, aunque se encuentre a más de doce kilómetros de distancia.

Appelbaum, que fue uno de los pocos activistas, expertos y periodistas que tuvo acceso a los documentos facilitados por Edward Snowden, explicó que los ‘hackers’ de la NSA pueden colarse en la red inalámbrica, penetrando en el flujo de datos del dispositivo en cuestión, y registrando toda la información que se envía o que se recibe.

FLORIAN SCHUH / DPA / AFP

Asimismo, Appelbaum, en consonancia con el artículo publicado por el rotativo alemán ‘Der Spiegel’, que revela detalles sobre una unidad especializada de la NSA, explicó en su intervención en Hamburgo cómo la agencia puede colar un software malicioso en un iPhone u otro dispositivo iOS, convirtiendo un teléfono en un espía privado.

“Serían capaces de entrar en este teléfono, casi seguro, y encender el micrófono”, dijo Appelbaum. “Todo esto pasa sin una sentencia judicial, y esto es realmente aterrador para mí”. Para facilitar el espionaje, indica el experto, la NSA puede construir una antena telefónica falsa que capte todos sus mensajes de texto o conversaciones.

En el arsenal de espionaje estatal destaca un arma secreta consistente en “un generador de ondas continuas”, un dispositivo de control remoto que cuando se combina con pequeños implantes electrónicos puede emitir ondas invisibles que permiten ver lo que se escribe en una computadora, incluso si el dispositivo de destino no está conectado a Internet.

“Usted no puede esconderse de estas cosas, y pensar que no lo van a encontrar es una falacia”, concluyó Appelbaum.