Según ‘The New York Times’, en mayo del 2009 la NSA organizó una misión de espionaje de alta tecnología tras obtener información de que Alí Jamenéi iba a realizar un viaje a la provincia de Kurdistán, la región montañosa al noroeste del país.
La misión formó parte del ‘Proyecto Dreadnought’, centrado en espiar al ayatolá. Trabajando en estrecha colaboración con la agencia de inteligencia británica GCHQ y la Agencia Nacional Geoespacial de Inteligencia de EE.UU., que se ocupa de las fotografías hechas por satélite, los expertos de la NSA obtuvieron información sobre el entorno del líder iraní, los vehículos usados para el viaje y su armamento. Además, la NSA interceptó mensajes sobre el tráfico aéreo en la región y cómo aviones y helicópteros despegaron y aterrizaron.
Además, pudieron estudiar información procedente de las estaciones de radar de la defensa aérea de Irán, incluso registrar las comunicaciones de los viajeros. Un programa especial de la NSA, el Ghosthunter, consiguió recolectar las coordenadas de los satélites iraníes.
Esta “huella de las comunicaciones” es la clave para entender lo que hace la NSA, subrayan los periodistas de ‘The New York Times’. Los ordenadores de la agencia son capaces de escanear el flujo de las comunicaciones internacionales y extraer los mensajes vinculados al líder supremo. “En una crisis, por ejemplo, un enfrentamiento por el programa nuclear de Irán, la capacidad de aprovechar las comunicaciones de los líderes, los generales y los científicos podrían ofrecer una ventaja crucial”, concluye el diario.
Según ‘The New York Times’, en mayo del 2009 la NSA organizó una misión de espionaje de alta tecnología tras obtener información de que Alí Jamenéi iba a realizar un viaje a la provincia de Kurdistán, la región montañosa al noroeste del país.
La misión formó parte del ‘Proyecto Dreadnought’, centrado en espiar al ayatolá. Trabajando en estrecha colaboración con la agencia de inteligencia británica GCHQ y la Agencia Nacional Geoespacial de Inteligencia de EE.UU., que se ocupa de las fotografías hechas por satélite, los expertos de la NSA obtuvieron información sobre el entorno del líder iraní, los vehículos usados para el viaje y su armamento. Además, la NSA interceptó mensajes sobre el tráfico aéreo en la región y cómo aviones y helicópteros despegaron y aterrizaron.
Además, pudieron estudiar información procedente de las estaciones de radar de la defensa aérea de Irán, incluso registrar las comunicaciones de los viajeros. Un programa especial de la NSA, el Ghosthunter, consiguió recolectar las coordenadas de los satélites iraníes.
Esta “huella de las comunicaciones” es la clave para entender lo que hace la NSA, subrayan los periodistas de ‘The New York Times’. Los ordenadores de la agencia son capaces de escanear el flujo de las comunicaciones internacionales y extraer los mensajes vinculados al líder supremo. “En una crisis, por ejemplo, un enfrentamiento por el programa nuclear de Irán, la capacidad de aprovechar las comunicaciones de los líderes, los generales y los científicos podrían ofrecer una ventaja crucial”, concluye el diario.
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