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El Tribunal Superior de Londres anuló hoy la prohibición impuesta por el gobierno británico para que los reclusos de las cárceles de Inglaterra y Gales reciban envíos de libros.
Los presos en Inglaterra y Gales no están autorizados a recibir paquetes salvo por “circunstancias médicas que lo exijan”, según una normativa que estaba vigente desde noviembre del año pasado.
El programa Privilegios e Incentivos Ganados (EIP) se puso en práctica en 2013 en las prisiones de Inglaterra y Gales como una medida destinada a eliminar el tráfico de drogas.
El juez Andrew Collins, del Tribunal Superior de Londres, dijo hoy que esa prohibición es contraria a derecho y que no hay “ninguna razón de peso” para restringir el acceso a los presos a libros procedentes del exterior.
Su fallo es una victoria para Bárbara Gordon-Jones, una presa que cumple condena por causar varios fuegos intencionados y que fue quien inició la demanda contra la norma del gobierno.
Gordon-Jones, de 56 años, con trastorno límite de personalidad, tiene un título académico y un doctorado en literatura inglesa, y cumple condena en la cárcel de Send, en el condado de Surrey (sur de Inglaterra).
Los presos se quejan de que hay escasos libros y poco variados en las cárceles de Inglaterra y Gales, y de que, a veces, no hay personal suficiente para prestarlos.
El mes pasado las autoridades suavizaron las normas que restringían el número de libros de las bibliotecas que los internos podían acumular en sus celdas.
“La normativa es innecesaria, irracional y contraproducente para la rehabilitación de los presos. La juzgamos abiertamente contraria a derecho”, aseguró el abogado de la demandante.
El juez Collins indicó que no ve “razón para las restricciones”, dada la importancia de los libros para los presos y que “no tiene que haber más limitaciones que las derivadas de las necesidades de control y consideraciones de seguridad”.
Un portavoz del servicio de prisiones británico aseguró que la sentencia es “sorprendente”, ya que estas restricciones “llevan existiendo durante años”.
“Nunca hubo una prohibición específica para los libros y las restricciones en los paquetes llevan existiendo durante muchos años en las cárceles”, subrayó el portavoz.
“Queremos cumplir de la mejor manera posible el fallo del juez, pero lo que no haremos será crear un nuevo conducto para el tráfico de drogas y otros materiales en nuestra cárcel”, concluyó el portavoz.
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El Tribunal Superior de Londres anuló hoy la prohibición impuesta por el gobierno británico para que los reclusos de las cárceles de Inglaterra y Gales reciban envíos de libros.
Los presos en Inglaterra y Gales no están autorizados a recibir paquetes salvo por “circunstancias médicas que lo exijan”, según una normativa que estaba vigente desde noviembre del año pasado.
El programa Privilegios e Incentivos Ganados (EIP) se puso en práctica en 2013 en las prisiones de Inglaterra y Gales como una medida destinada a eliminar el tráfico de drogas.
El juez Andrew Collins, del Tribunal Superior de Londres, dijo hoy que esa prohibición es contraria a derecho y que no hay “ninguna razón de peso” para restringir el acceso a los presos a libros procedentes del exterior.
Su fallo es una victoria para Bárbara Gordon-Jones, una presa que cumple condena por causar varios fuegos intencionados y que fue quien inició la demanda contra la norma del gobierno.
Gordon-Jones, de 56 años, con trastorno límite de personalidad, tiene un título académico y un doctorado en literatura inglesa, y cumple condena en la cárcel de Send, en el condado de Surrey (sur de Inglaterra).
Los presos se quejan de que hay escasos libros y poco variados en las cárceles de Inglaterra y Gales, y de que, a veces, no hay personal suficiente para prestarlos.
El mes pasado las autoridades suavizaron las normas que restringían el número de libros de las bibliotecas que los internos podían acumular en sus celdas.
“La normativa es innecesaria, irracional y contraproducente para la rehabilitación de los presos. La juzgamos abiertamente contraria a derecho”, aseguró el abogado de la demandante.
El juez Collins indicó que no ve “razón para las restricciones”, dada la importancia de los libros para los presos y que “no tiene que haber más limitaciones que las derivadas de las necesidades de control y consideraciones de seguridad”.
Un portavoz del servicio de prisiones británico aseguró que la sentencia es “sorprendente”, ya que estas restricciones “llevan existiendo durante años”.
“Nunca hubo una prohibición específica para los libros y las restricciones en los paquetes llevan existiendo durante muchos años en las cárceles”, subrayó el portavoz.
“Queremos cumplir de la mejor manera posible el fallo del juez, pero lo que no haremos será crear un nuevo conducto para el tráfico de drogas y otros materiales en nuestra cárcel”, concluyó el portavoz.
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