Mohamed Abd El Ghany / Reuters
Cuando altos cargos nazis responsables de exterminar a millones de judíos alegaban en el juicio que ‘solo seguían órdenes’, muchos pensaban que era para evitar el castigo. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
Un equipo de neurocientíficos del University College de Londres (Reino Unido) y la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) han realizado un estudio, publicado en la revista ‘Current Biology‘, que concluye que cuando los seres humanos recibimos ordenes nos sentimos menos responsables de nuestras acciones y de las consecuencias de las mismas, informa el portal Medical Xpress.
“Quizás algún tipo de sentimiento básico de responsabilidad realmente se reduzca cuando nos sentimos obligados a hacer algo”, explica Patrick Haggard, del University College de Londres. “Las personas a menudo reivindican una responsabilidad reducida porque dicen que solo estaban ‘cumpliendo órdenes’. Pero, ¿dicen eso para evitar el castigo o porque las órdenes realmente cambian la sensación cerebral de la responsabilidad?”, plantea el investigador.
Para dar respuesta a esta cuestión, los científicos han medido el fenómeno llamado ‘sensación de ser agente’ (la conciencia de que nuestras acciones causan consecuencias externas) cuando un individuo inflige daño a otro. A modo de ejemplo, Haggard explica que cuando pulsamos el interruptor y se enciende la luz, entendemos casi instantáneamente la relación causa-efecto (el lapso de tiempo de percepción entre ambos es pequeño).
Los investigadores realizaron dos experimentos en los que los voluntarios adoptaban dos papeles: agente y víctima. En ambas pruebas el ‘agente’ tenía que administrar una descarga eléctrica moderada a la ‘víctima’, en una ocasión lo decidía por voluntad propia y a cambio de una pequeña compensación económica y en la otra simplemente obedecía las órdenes de un superior.
Como resultado, se descubrió que en aquellos individuos que actuaban por obligación tardó más en activarse la ‘sensación de ser agente’ debido a que se reduce la conexión en el proceso neuronal implicado en la percepción de la responsabilidad, aumentando así la distancia emocional entre sus actos y sus consecuencias negativas. Así, queda patente que cuando alguien argumenta en un juicio que “solo cumplía órdenes”, no lo hace necesariamente para evitar el castigo, sino para expresar una sensación.
“Resulta útil saber que no experimentas la misma sensación de responsabilidad cuando actúas obligado que cuando lo haces por voluntad propia. Si sabes que existen estos riesgos, puedes evitarlos”, sentencia Haggard.
Cuando altos cargos nazis responsables de exterminar a millones de judíos alegaban en el juicio que ‘solo seguían órdenes’, muchos pensaban que era para evitar el castigo. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
Un equipo de neurocientíficos del University College de Londres (Reino Unido) y la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) han realizado un estudio, publicado en la revista ‘Current Biology‘, que concluye que cuando los seres humanos recibimos ordenes nos sentimos menos responsables de nuestras acciones y de las consecuencias de las mismas, informa el portal Medical Xpress.
“Quizás algún tipo de sentimiento básico de responsabilidad realmente se reduzca cuando nos sentimos obligados a hacer algo”, explica Patrick Haggard, del University College de Londres. “Las personas a menudo reivindican una responsabilidad reducida porque dicen que solo estaban ‘cumpliendo órdenes’. Pero, ¿dicen eso para evitar el castigo o porque las órdenes realmente cambian la sensación cerebral de la responsabilidad?”, plantea el investigador.
Para dar respuesta a esta cuestión, los científicos han medido el fenómeno llamado ‘sensación de ser agente’ (la conciencia de que nuestras acciones causan consecuencias externas) cuando un individuo inflige daño a otro. A modo de ejemplo, Haggard explica que cuando pulsamos el interruptor y se enciende la luz, entendemos casi instantáneamente la relación causa-efecto (el lapso de tiempo de percepción entre ambos es pequeño).
Los investigadores realizaron dos experimentos en los que los voluntarios adoptaban dos papeles: agente y víctima. En ambas pruebas el ‘agente’ tenía que administrar una descarga eléctrica moderada a la ‘víctima’, en una ocasión lo decidía por voluntad propia y a cambio de una pequeña compensación económica y en la otra simplemente obedecía las órdenes de un superior.
Como resultado, se descubrió que en aquellos individuos que actuaban por obligación tardó más en activarse la ‘sensación de ser agente’ debido a que se reduce la conexión en el proceso neuronal implicado en la percepción de la responsabilidad, aumentando así la distancia emocional entre sus actos y sus consecuencias negativas. Así, queda patente que cuando alguien argumenta en un juicio que “solo cumplía órdenes”, no lo hace necesariamente para evitar el castigo, sino para expresar una sensación.
“Resulta útil saber que no experimentas la misma sensación de responsabilidad cuando actúas obligado que cuando lo haces por voluntad propia. Si sabes que existen estos riesgos, puedes evitarlos”, sentencia Haggard.
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