Falkvinge es el fundador del movimiento Pirata y comienza el año con unos recordatorios que parecen necesarios tanto en España como en cualquier otro lado, sobre todo si nos fijamos en artículos como el escrito por Javier Marías para el país. A continuación os adjunto de la traducción de la reseña de su blog. NdelT.
A los abogados defensores del derecho de copyright les encanta lanzar estas falsas analogías, incluso cuando estas analogías han sido rechazadas por el Tribunal Supremo. Decir que esta práctica es deshonesta se queda corto.
En el caso Dowling contra los Estados Unidos, el Tribunal Supremos valoró explícitamente si las copias se podían considerar como bienes robados desde el punto de vista legal, y dictaminó que no.
Al contrario, “la interferencia del derecho de copyright no se puede equiparar con el robo, manipulación o fraude. La Ley de Copyright incluso utiliza un término aparte para quien hace un mal uso del copyright: […] la infracción de copyright”.
No hay ningún motivo para permitir esta falacia, mucho menos a los abogados de la industria del copyright, quienes ya deberían estar al tanto de ello (y merece la pena recordárselo).
Ahora bien, incluso si el Tribunal Supremo de los EEUU hubiese dicho lo contrario, seguiría sin ser un robo desde el punto de vista filosófico, político, económico o moral. El Tribunal Supremo estadounidense añade el factor judicial, lo cual resulta útil contra abogados y corporaciones.
Actualización: tal y como indica Mikael Nilsson en los comentarios, los tribunales se han cansado tanto de esta retórica falaz y deshonesta por parte de la industria del copyright que los tribunales han prohibido explícitamentea la industria del copyright utilizar el término “robar” o similares.
Falkvinge es el fundador del movimiento Pirata y comienza el año con unos recordatorios que parecen necesarios tanto en España como en cualquier otro lado, sobre todo si nos fijamos en artículos como el escrito por Javier Marías para el país. A continuación os adjunto de la traducción de la reseña de su blog. NdelT.
A los abogados defensores del derecho de copyright les encanta lanzar estas falsas analogías, incluso cuando estas analogías han sido rechazadas por el Tribunal Supremo. Decir que esta práctica es deshonesta se queda corto.
En el caso Dowling contra los Estados Unidos, el Tribunal Supremos valoró explícitamente si las copias se podían considerar como bienes robados desde el punto de vista legal, y dictaminó que no.
No hay ningún motivo para permitir esta falacia, mucho menos a los abogados de la industria del copyright, quienes ya deberían estar al tanto de ello (y merece la pena recordárselo).
Ahora bien, incluso si el Tribunal Supremo de los EEUU hubiese dicho lo contrario, seguiría sin ser un robo desde el punto de vista filosófico, político, económico o moral. El Tribunal Supremo estadounidense añade el factor judicial, lo cual resulta útil contra abogados y corporaciones.
Actualización: tal y como indica Mikael Nilsson en los comentarios, los tribunales se han cansado tanto de esta retórica falaz y deshonesta por parte de la industria del copyright que los tribunales han prohibido explícitamentea la industria del copyright utilizar el término “robar” o similares.
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