Llegó a ser acusado de crímenes que él no cometió.
En un reporte de la publicación Wired se retrata el caso de Fidel Salinas, un hacker relacionado con la organización Anonymous y que fue buscado por el FBI para responder por un par de crímenes cibernéticos.
La agencia estadounidense le puso como condición unirse a sus filas para retirar los cargos inmediatamente, pero Salinas se negó. A esto, el FBI reaccionó culpándolo de 44 crímenes.
Fue en 2012 que el FBI allanó su casa para comprobar crímenes cibernéticos; sin embargo, en 2013 su verdadera pesadilla empezó. Ese año, agentes platicaron con él para ver si podía unirse como espía cibernético para investigar a la organización criminal Los Zetas en México, y también a autoridades mexicanas involucradas con este cartel.
Salinas se negó rotundamente. “No voy a ser un soplón”, respondió a las autoridades estadounidenses.
Cuatro meses después se le acusó de fraude cibernético y periódicamente el FBI añadió otros cargos que al final acumularon 44 en un período de tan sólo 7 meses. “Tomaron ventaja de los cargos para ejercer presión sobre mí por despecho por no ayudarlos”, aseguró Salinas a Wired.
El abogado Tor Ekeland que tomó el caso de Salinas comentó que era obvio este comportamiento de la agencia: “El mensaje era claro: si él accedía a ayudarlos, ellos iban a retirar los cargos al instante”.
Dieciocho de esos cargos denuncian un supuesto acoso a un persona. Cada uno se basaba en el hecho de que Salinas mandó spam al formulario de contacto del sitio web de ese individuo anónimo.
Gracias al apoyo de Ekeland, el FBI retiró la mayoría de las acusaciones y Salinas solamente deberá cumplir una sentencia de seis meses con una fianza de poco más de USD $10.000 por crímenes de fraude cibernético que realmente cometió en primera instancia al tratar de encontrar vulnerabilidades en el sitio oficial del Condado Hidalgo, en Texas.
“Lo siento por todas las personas que no cuentan con el apoyo que Fidel tuvo. Hay un montón de Fidel Salinas por ahí que no son tan afortunados”, sentenció Ekeland.
Llegó a ser acusado de crímenes que él no cometió.
En un reporte de la publicación Wired se retrata el caso de Fidel Salinas, un hacker relacionado con la organización Anonymous y que fue buscado por el FBI para responder por un par de crímenes cibernéticos.
La agencia estadounidense le puso como condición unirse a sus filas para retirar los cargos inmediatamente, pero Salinas se negó. A esto, el FBI reaccionó culpándolo de 44 crímenes.
Fue en 2012 que el FBI allanó su casa para comprobar crímenes cibernéticos; sin embargo, en 2013 su verdadera pesadilla empezó. Ese año, agentes platicaron con él para ver si podía unirse como espía cibernético para investigar a la organización criminal Los Zetas en México, y también a autoridades mexicanas involucradas con este cartel.
Salinas se negó rotundamente. “No voy a ser un soplón”, respondió a las autoridades estadounidenses.
Cuatro meses después se le acusó de fraude cibernético y periódicamente el FBI añadió otros cargos que al final acumularon 44 en un período de tan sólo 7 meses. “Tomaron ventaja de los cargos para ejercer presión sobre mí por despecho por no ayudarlos”, aseguró Salinas a Wired.
El abogado Tor Ekeland que tomó el caso de Salinas comentó que era obvio este comportamiento de la agencia: “El mensaje era claro: si él accedía a ayudarlos, ellos iban a retirar los cargos al instante”.
Dieciocho de esos cargos denuncian un supuesto acoso a un persona. Cada uno se basaba en el hecho de que Salinas mandó spam al formulario de contacto del sitio web de ese individuo anónimo.
Gracias al apoyo de Ekeland, el FBI retiró la mayoría de las acusaciones y Salinas solamente deberá cumplir una sentencia de seis meses con una fianza de poco más de USD $10.000 por crímenes de fraude cibernético que realmente cometió en primera instancia al tratar de encontrar vulnerabilidades en el sitio oficial del Condado Hidalgo, en Texas.
“Lo siento por todas las personas que no cuentan con el apoyo que Fidel tuvo. Hay un montón de Fidel Salinas por ahí que no son tan afortunados”, sentenció Ekeland.
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