Por Mauricio Vargas.- Durante la actual temporada
estival, en el marco del Plan Nacional de Erradicación de Cultivos
ilegales de Cannabis Sativa, se han incautado numerosas plantaciones de
marihuana, principalmente en cultivos de la Cuarta Región.
Estas acciones se inscriben en la política con que el Estado chileno
ha pretendido controlar el consumo de psicotrópicos y los daños causados
por el narcotráfico durante las últimas décadas, política que ha
mostrado ser un rotundo fracaso, que queda en
evidencia por los vínculos entre agentes del Estado y narcotraficantes,
el control territorial que ejercen las mafias en distintos sectores del
país y los niveles de consumo de sustancias altamente adictivas y
tóxicas (como la pasta base).
Distinta es la situación en aquellos países y Estados donde se ha
avanzado en legalizar la producción de cannabis, tanto para fines
industriales, medicinales, de desarrollo personal y recreacionales, como
en Uruguay, España, Canadá, algunos estados de Estados Unidos, Francia
y, recientemente, Israel y Turquía.
Resulta perturbadora la terquedad de los últimos gobiernos en impedir la despenalización o legalización del cultivo de marihuana,
situación que ha derivado en desinformación, aumento de los factores de
riesgo, corrupción del aparato público y marginación de una industria
que podría traer beneficios a la economía nacional.
Contrario a la opinión construida para justificar la criminalización y
persecución del uso y cultivo del cannabis, una breve búsqueda en
medios de comunicación y páginas especializadas permite conocer una
planta que ha formado parte del desarrollo cultural y económico de la
humanidad por más de 8 mil años. Es que junto a sus usos psicoactivos,
el cannabis ha sido utilizado históricamente como materia prima de
fibras, textiles, papel y alimento.
Actualmente, pese a la serie de restricciones que enfrentan
cultivadores y procesadores, se encuentran miles de usos y productos
derivados del cannabis; entre otros:
- Papeles y pulpas especiales para aplicaciones técnicas.
- Textiles: A partir de cuyas fibras se confeccionan alfombras,
cuerdas, ropa, correas, calzado, carteras, pañales y lechos para
animales domésticos.
- Alimentos, destacados por su alto contenido de aminoácidos,
vitaminas y ácidos grasos esenciales (Omega 3 y Omega 6), los que se
ofecen como: harina, bebidas, margarina, suplementos nutricionales,
aceite para cocinar, leche dietética, comida para animales, productos
comestibles psicoactivos (barras, chocolates, caramelos, etc.),
Infusiones con cannabis y bebidas no alcohólicas basadas en marihuana,
entre otras presentaciones (Kiva, Défoncé Chocolatier).
- Medicamentos y aceites medicinales (PharmaCielo).
- Cosméticos y artículos para el cuidado de la piel y el cabello (Herb Essntls).
- Materiales de construcción, como bloques de concreto o “hempcrete”,
ladrillos ecológicos, resinas para fabricar muebles y materiales
aislantes.
- Bioplásticos para la elaboración de piezas y componentes de automóviles.
- Bio-combustibles y lubricantes.
- Pinturas, solventes y tinta para impresión; amigables con el ambiente.
La elaboración de derivados del cannabis se ha visto complementada con actividades tan diversas como:
- Investigación científica en temáticas agrícolas, médicas y desarrollo de cannabinoides sintéticos.
- Asesorías técnicas para agricultores y difusión de conocimientos mediante libros, cursos y simposios.
- Desarrollo de software y plataformas sociales en internet, como:
servicios de despacho a domicilio, plataformas en línea de asistencia
terapeútica con cannabis (HelloMD), software de apoyo legal a negocios
cannábicos (Simplifya), plataformas de puntos de venta (ajustados a
legislación vigente en USA) (Green Bits), software de control y gestión
agrícola y ventas (Ample Organics), apps para el comercio basado en
cripto monedas (Mota), CRM especializado para empresas cannábicas
(SpringBig), redes sociales (Herb, MJMaryJane), red de televisión
orientado y sustentado por productos cannábicos (Ayechronic), IoT para
la automatización y domótica de cultivos, herramientas para la gestión
integral de los pesticidas (Urban-Gro).
- Producción de envases industriales y para empacado de productos al por menor.
- Elaboración de utensilios para el uso de cannabis, como: papel de
liar, pipas, bongs, vaporizadores, encendedores, moledores, filtros,
contenedores, roladores y “un sin fin” de artículos que permiten
personalizar la experiencia del usuario (Beboe).
- Comercio minorista (“Grow Shop”), que ofrecen gran variedad de
productos para el uso, cultivo y difusión de la marihuana; tiendas que
en Chile es posible encontrar en la mayoría de las ciudades del país.
La prensa especializada señala que, a pocos años de la
apertura legal a industrias derivadas del cannabis, los montos transados
han aumentado de algunos cientos de millones de dólares a decenas de
miles de millones de dólares en 2018, dando interesantes
proyecciones de crecimiento para el lustro que viene. Lo anterior se ve
reflejado en el aumento de los valores accionarios de decenas de
empresas que han alcanzando capitalizaciones bursátiles de miles de
millones de dólares cada una. Como: Canopy Growth Corp.(US$5 mil
millones); Aurora Cannabis (US$3 mil 700 millones); o GW Pharmaceuticals
(US$3 mil 798 millones). Estos números llevan aparejada la creación de
cientos de miles de nuevos empleos (considerar el caso de los “Grow
Shop” en Chile) y decenas de actividades especializadas.
Adicionalmente, las externalidades positivas de carácter ambiental
derivadas de la producción de cannabis incluyen una de las más altas
tasas de absorción de CO2, bajo requerimiento de agua y casi nulo uso de
pesticidas. En el caso de la elaboración de papel, entrega una
mayor producción por hectárea, en comparación con los cultivos de
árboles, un procesamiento menos contaminante y un producto que soporta
más ciclos de reciclaje que el de madera. Algo similar sucede
al comparar la elaboración textil a partir de algodón y cannabis, a
partir del cual se obtiene un producto más resistente, con propiedades
antibacterianas y mejor respuesta al teñido.
Por otro lado, en relación a la producción de cannabis sativa para fines recreacionales, cabe mencionar que la Junta Nacional de Drogas del Uruguay señaló que la legalización significó quitarle un 18% del mercado al narcotráfico en 2017.
De manera parecida, se ha observado una importante disminución en el
consumo problemático de alcohol en aquellos lugares de Estados Unidos
donde se ha legalizado el comercio de marihuana medicinal y
recreacional.
Frente al actual escenario de la industria del cannabis, resulta muy interesante recordar (o saber) que durante la colonia, Chile fue una potencia mundial en producción de cáñamo; cuyo cultivo local se inició en 1558.
Entre los logros de esta industria, destaca haber sido uno de los
principales fabricantes de velámenes y jarcias para la armada española.
Tal fue la relevancia de esta actividad económica que en 1882,
establecida la independencia, O’Higgins crea por decreto
instrumentos para fomentar la producción local (“Contrato de Cáñamo
propuesto y aceptado por el gobierno”); asimismo, el Presidente
José Joaquín Prieto dictó exenciones tributarias, especialmente
orientadas a apoyar a pequeños productores en la tecnificación de la
producción de cáñamo.
Optar en Chile hoy por ingresar oportunamente a esta industria
mundial y crear un nuevo ecosistema para nuestra economía, integrando
sectores productivos del mundo agrícola, tecnológico, manufacturero y
farmacéutico, requiere llevar adelante una reflexión de carácter social,
multisectorial e interdisciplinaria para identificar y planificar los
cambios que nos permitan transitar hacia una nueva relación productiva y
social con el cannabis, abandonando el paradigma prohibicionista y la
sanción social que pesa sobre esta planta y su uso.
La insistencia de las autoridades nacionales en imponer
trabas legales al desarrollo de la industria del cannabis, sólo se
entiende como el resultado del condicionamiento de grupos conservadores y
obsecuentes a la doctrina estadounidense de guerra contra las drogas. Por lo que se hace necesario que desde sectores parlamentarios se impulse el proceso de diálogo necesario.
Referencias
- CNN, febrero La industria de la marihuana legal en Estados Unidos está en auge.
- Revista GQ, octubre La industria del cannabis legal y su ritmo de crecimiento del 400%.
- La Tercera, enero Marihuana legal le quita el 18% del mercado al narcotráfico.
- Dinero, oct 2017. El negocio legal de la marihuana se convirtió en generador de empleo.
- Digital, mayo 2018. STARTUPS, INNOVACIÓN E INVERSIONES EN EL MUNDO DE LA MARIHUANA.
- La Tercera, abril Industria legal de la marihuana en EEUU podría llegar a los US$75 mil millones para 2030.
- Moña, agosto ¿CUÁL SERÍA EL IMPACTO ECONÓMICO DEL CÁÑAMO INDUSTRIAL EN PR?
- AGRONEGOCIOS E INDUSTRIA DE ALIMENTOS, sept 2016. Cáñamo:
oportunidades de negocios que rompen con paradigmas del pasado.
(Universidad de Los Andes, Colombia).
- es, marzo 2018. Hemp, Inc. cultivará hasta 10.118 hectáreas de cáñamo industrial este año.
- com, junio 2017. Potencial millonario el cultivo del cáñamo industrial para el desarrollo económico de Puerto Rico.
- Forbes Argentina, junio El cannabis a la conquista del campo.
- cl. Nelson Rivas. Historia del Cannabis en Chile.
Mauricio Vargas P. es capitán del Partido Pirata de Chile.
Por Mauricio Vargas.- Durante la actual temporada estival, en el marco del Plan Nacional de Erradicación de Cultivos ilegales de Cannabis Sativa, se han incautado numerosas plantaciones de marihuana, principalmente en cultivos de la Cuarta Región.
Estas acciones se inscriben en la política con que el Estado chileno ha pretendido controlar el consumo de psicotrópicos y los daños causados por el narcotráfico durante las últimas décadas, política que ha mostrado ser un rotundo fracaso, que queda en evidencia por los vínculos entre agentes del Estado y narcotraficantes, el control territorial que ejercen las mafias en distintos sectores del país y los niveles de consumo de sustancias altamente adictivas y tóxicas (como la pasta base).
Distinta es la situación en aquellos países y Estados donde se ha avanzado en legalizar la producción de cannabis, tanto para fines industriales, medicinales, de desarrollo personal y recreacionales, como en Uruguay, España, Canadá, algunos estados de Estados Unidos, Francia y, recientemente, Israel y Turquía.
Resulta perturbadora la terquedad de los últimos gobiernos en impedir la despenalización o legalización del cultivo de marihuana, situación que ha derivado en desinformación, aumento de los factores de riesgo, corrupción del aparato público y marginación de una industria que podría traer beneficios a la economía nacional.
Contrario a la opinión construida para justificar la criminalización y persecución del uso y cultivo del cannabis, una breve búsqueda en medios de comunicación y páginas especializadas permite conocer una planta que ha formado parte del desarrollo cultural y económico de la humanidad por más de 8 mil años. Es que junto a sus usos psicoactivos, el cannabis ha sido utilizado históricamente como materia prima de fibras, textiles, papel y alimento.
Actualmente, pese a la serie de restricciones que enfrentan cultivadores y procesadores, se encuentran miles de usos y productos derivados del cannabis; entre otros:
La elaboración de derivados del cannabis se ha visto complementada con actividades tan diversas como:
La prensa especializada señala que, a pocos años de la apertura legal a industrias derivadas del cannabis, los montos transados han aumentado de algunos cientos de millones de dólares a decenas de miles de millones de dólares en 2018, dando interesantes proyecciones de crecimiento para el lustro que viene. Lo anterior se ve reflejado en el aumento de los valores accionarios de decenas de empresas que han alcanzando capitalizaciones bursátiles de miles de millones de dólares cada una. Como: Canopy Growth Corp.(US$5 mil millones); Aurora Cannabis (US$3 mil 700 millones); o GW Pharmaceuticals (US$3 mil 798 millones). Estos números llevan aparejada la creación de cientos de miles de nuevos empleos (considerar el caso de los “Grow Shop” en Chile) y decenas de actividades especializadas.
Adicionalmente, las externalidades positivas de carácter ambiental derivadas de la producción de cannabis incluyen una de las más altas tasas de absorción de CO2, bajo requerimiento de agua y casi nulo uso de pesticidas. En el caso de la elaboración de papel, entrega una mayor producción por hectárea, en comparación con los cultivos de árboles, un procesamiento menos contaminante y un producto que soporta más ciclos de reciclaje que el de madera. Algo similar sucede al comparar la elaboración textil a partir de algodón y cannabis, a partir del cual se obtiene un producto más resistente, con propiedades antibacterianas y mejor respuesta al teñido.
Por otro lado, en relación a la producción de cannabis sativa para fines recreacionales, cabe mencionar que la Junta Nacional de Drogas del Uruguay señaló que la legalización significó quitarle un 18% del mercado al narcotráfico en 2017. De manera parecida, se ha observado una importante disminución en el consumo problemático de alcohol en aquellos lugares de Estados Unidos donde se ha legalizado el comercio de marihuana medicinal y recreacional.
Frente al actual escenario de la industria del cannabis, resulta muy interesante recordar (o saber) que durante la colonia, Chile fue una potencia mundial en producción de cáñamo; cuyo cultivo local se inició en 1558. Entre los logros de esta industria, destaca haber sido uno de los principales fabricantes de velámenes y jarcias para la armada española. Tal fue la relevancia de esta actividad económica que en 1882, establecida la independencia, O’Higgins crea por decreto instrumentos para fomentar la producción local (“Contrato de Cáñamo propuesto y aceptado por el gobierno”); asimismo, el Presidente José Joaquín Prieto dictó exenciones tributarias, especialmente orientadas a apoyar a pequeños productores en la tecnificación de la producción de cáñamo.
Optar en Chile hoy por ingresar oportunamente a esta industria mundial y crear un nuevo ecosistema para nuestra economía, integrando sectores productivos del mundo agrícola, tecnológico, manufacturero y farmacéutico, requiere llevar adelante una reflexión de carácter social, multisectorial e interdisciplinaria para identificar y planificar los cambios que nos permitan transitar hacia una nueva relación productiva y social con el cannabis, abandonando el paradigma prohibicionista y la sanción social que pesa sobre esta planta y su uso.
La insistencia de las autoridades nacionales en imponer trabas legales al desarrollo de la industria del cannabis, sólo se entiende como el resultado del condicionamiento de grupos conservadores y obsecuentes a la doctrina estadounidense de guerra contra las drogas. Por lo que se hace necesario que desde sectores parlamentarios se impulse el proceso de diálogo necesario.
Referencias
Mauricio Vargas P. es capitán del Partido Pirata de Chile.
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