“Va a morir gente con esto“. Así de contundentes eran los mensajes de los médicos que nos llegaban durante el ataque al Sistema Nacional de Salud de Reino Unido del fin de semana. Aún no hay datos definitivos y, según parece, hoy seguían los problemas, pero todo parece indicar que las medidas que se tomaron consiguieron controlar el efecto del ransomware.
Todo esto ha puesto en evidencia una de las debilidades más importantes de la ‘transformación digital’ de nuestro sistema de salud: ¿Qué pasa si se cae el sistema informático? ¿Qué pasa si desaparecen las historias clínicas? ¿Qué pasa si no podemos realizar ninguna prueba diagnóstica? ¿Merece la pena digitalizar la salud o estamos descubriendo que es demasiado arriesgado? Hablamos con los profesionales.
¿Qué ha pasado en Reino Unido?
El golpe al NHS dejó en el limbo a miles de pacientes por toda Gran Bretaña. Cientos de operaciones se cancelaron en el último minuto y, aunque médicos y directivos trataban de tranquilizar a la población, los hospitales se vieron en grandes dificultades.
“No podemos ni hacer rayos X”, decían varias fuentes a The Guardian señalando el impacto real del ataque que no solo paralizó numerosos procesos programados, sino que dejó en jaque buena parte de la atención de urgencias en los hospitales británicos.
Según parece, decenas de servicios de urgencias se cerraron y se desviaron a los centros que, por medios diagnósticos disponibles, podían atender mejor a los pacientes. Este problema, aunque “no podrá ser medido con exactitud”, pudo tener consecuencias importantes en dolencias en las que el tiempo de reacción es fundamental como los ictus o los infartos.
Pese a las declaraciones tranquilizadoras de la administración (y como dejan claras numerosas declaraciones por todo el país) sin acceso a las historias, sin poder realizar pruebas diagnósticas y con problemas de coordinación la seguridad sanitaria de la población se vio afectada seriamente.
El efecto de un ataque así en nuestros hospitales
“Entre el 70 y el 80 por ciento de los pacientes que llegan a Urgencias dependen (muchas veces, críticamente) de las pruebas diagnósticas y, por extensión, del sistema de información”, nos dice Manuel Rodríguez Elvira, jefe de servicio de la Cuidados Intensivos (y, durante muchos años, de Urgencias) en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada y uno de los pioneros en la introducción de este tipo de nuevas tecnologías en el ámbito hospitalario español.
“Nosotros, a nivel local, seguimos manteniendo procedimientos no digitales para que, si se cae el sistema (algo por lo demás, frecuente), la atención se siga prestando en las mejores condiciones posibles”. Aunque reconoce que cada vez es más complicado porque muchas pruebas y muchos datos están digitalizados.
Quizá el mejor ejemplo son las radiografías. Antes se preparaban placas radiográficas y llegaban físicamente al médico; ahora es raro el hospital que sigue disponiendo de tecnología para eso. “Todo va informatizado y sin el sistema habría que bajar a la máquina (y hablar con el radiólogo) para poder utilizarlas”.
De hecho, “cada vez es más habitual (sobre todo, en Estados Unidos) que no haya ni especialistas en radiología en los hospitales. Los datos de la prueba de imagen se envían a países como La India, donde se realizan los informes en cuestión de minutos y llegan, de vuelta, a la consulta de urgencias”. Es decir, sin sistema, no hay radiografías (ni otras muchas pruebas fundamentales).
Nuestra salud depende, cada vez más, de la información
Viajamos ahora a la España rural y hablamos con la doctora Rodríguez Martín, médico general que trabaja para el Servicio de Salud de Castilla – La Mancha. “En los Centros de Salud pequeños estamos preparados para atender la mayoría de problemas que nos encontramos”.
De hecho, “aún conservamos muchas de las historias en papel de hace años, aunque no se utilizan. Pero a nivel de medios diagnósticos y de especialistas dependemos totalmente de hospitales situados a veces a más de una hora de distancia (o en otra comunidad autónoma)”, explica Irene Rodríguez.
También hemos hablado con varios cirujanos de diversas comunidades autónomas y todos coinciden en que, aunque los “sistemas vitales son autónomos e independientes” (es decir, no se caerían ante un ataque al sistema), hoy por hoy la práctica quirúrgica no podría llevarse adelante sin acceso a los sistemas de información médica.
O, en casos de vida o muerte, con muchas más dificultades y riesgos añadidos de lo habitual. No es casual, pues, que una de las primeras medidas en el Reino Unido fuera cancelar inmediatamente todas las cirugías.
Sea en la India, en un quirófano de una gran ciudad o en cualquier remoto centro de salud, parece evidente que, a medida que pasan los años, el potencial de la digitalización lleva años cambiando la medicina a mejor, pero también haciéndola más vulnerable a ataques como el del fin de semana.
¿Estamos confiando demasiado en los sistemas de información?
Es decir, ¿merece la pena ahondar en la digitalización del sistema de salud, sabiendo lo que nos jugamos? “Rotundamente sí“, nos dice Rodríguez Elvira. “Muy pocos pacientes que llegan hoy en día a la puerta de urgencias pueden ser diagnosticados y tratados correctamente sin necesidad de pruebas diagnósticas y sin su historia clínica”.
En la actualidad, es imposible hacer como antes y “conocer a todos los pacientes, los sistemas digitales hacen que, a efectos prácticos, nos acerquemos a ese escenario ideal“.
Esto si hablamos de Urgencias, pero en ámbitos como los cuidados intensivos donde cualquier error es crítico y la complejidad de los casos crece de forma exponencial, “fuimos pioneros en la implantación de estos sistemas porque funcionan y el tiempo nos ha dado la razón”, concluye Rodríguez Elvira. Y es cierto: todos los profesionales con los que hablamos coinciden en que la digitalización sanitaria parece un proceso irreversible.
Ya no es la salud del futuro, es la del presente
Tras un largo fin de semana, afortunadamente no parece que el ataque al NHS británico afectara de forma catastrófica, como no parece que afectara en otros sistemas sanitarios de forma catastrófica si se diera el caso.
Pero no tanto por la invulnerabilidad (o la seguridad) de los sistemas, como porque sencillamente la ‘digitalización’ está integrada en los procesos, pero las grandes infraestructuras sanitarias (el diseño de hospitales, laboratorios y centros de diagnóstico) siguen siendo predigitales: actúan como un firewall analógico.
En muchos lugares, los tubos neumáticos, los teléfonos y los procedimientos analógicos que aún no han desaparecido pueden ayudar a superar una situación crítica como esta. Pero el futuro es un lugar donde todo lo analógico tiende a desaparecer.
Microsoft decía hace unas horas que “necesitamos una acción colectiva urgente para mantener a la gente a salvo“. Y los diversos equipos de seguridad de los sistemas autonómicos de salud son conscientes de ello.
No obstante, tras hablar con los profesionales del sector y ver como la digitalización está transformando todo, está claro que el peligro de que no podamos “mantener a la gente a salvo” nunca ha sido más literal. Sobre todo, si no pasa a ser un tema (aún más central) central.
Imágenes | Eduardo García Cruz
“Va a morir gente con esto“. Así de contundentes eran los mensajes de los médicos que nos llegaban durante el ataque al Sistema Nacional de Salud de Reino Unido del fin de semana. Aún no hay datos definitivos y, según parece, hoy seguían los problemas, pero todo parece indicar que las medidas que se tomaron consiguieron controlar el efecto del ransomware.
Todo esto ha puesto en evidencia una de las debilidades más importantes de la ‘transformación digital’ de nuestro sistema de salud: ¿Qué pasa si se cae el sistema informático? ¿Qué pasa si desaparecen las historias clínicas? ¿Qué pasa si no podemos realizar ninguna prueba diagnóstica? ¿Merece la pena digitalizar la salud o estamos descubriendo que es demasiado arriesgado? Hablamos con los profesionales.
¿Qué ha pasado en Reino Unido?
El golpe al NHS dejó en el limbo a miles de pacientes por toda Gran Bretaña. Cientos de operaciones se cancelaron en el último minuto y, aunque médicos y directivos trataban de tranquilizar a la población, los hospitales se vieron en grandes dificultades.
“No podemos ni hacer rayos X”, decían varias fuentes a The Guardian señalando el impacto real del ataque que no solo paralizó numerosos procesos programados, sino que dejó en jaque buena parte de la atención de urgencias en los hospitales británicos.
Según parece, decenas de servicios de urgencias se cerraron y se desviaron a los centros que, por medios diagnósticos disponibles, podían atender mejor a los pacientes. Este problema, aunque “no podrá ser medido con exactitud”, pudo tener consecuencias importantes en dolencias en las que el tiempo de reacción es fundamental como los ictus o los infartos.
Pese a las declaraciones tranquilizadoras de la administración (y como dejan claras numerosas declaraciones por todo el país) sin acceso a las historias, sin poder realizar pruebas diagnósticas y con problemas de coordinación la seguridad sanitaria de la población se vio afectada seriamente.
El efecto de un ataque así en nuestros hospitales
“Entre el 70 y el 80 por ciento de los pacientes que llegan a Urgencias dependen (muchas veces, críticamente) de las pruebas diagnósticas y, por extensión, del sistema de información”, nos dice Manuel Rodríguez Elvira, jefe de servicio de la Cuidados Intensivos (y, durante muchos años, de Urgencias) en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada y uno de los pioneros en la introducción de este tipo de nuevas tecnologías en el ámbito hospitalario español.
“Nosotros, a nivel local, seguimos manteniendo procedimientos no digitales para que, si se cae el sistema (algo por lo demás, frecuente), la atención se siga prestando en las mejores condiciones posibles”. Aunque reconoce que cada vez es más complicado porque muchas pruebas y muchos datos están digitalizados.
Quizá el mejor ejemplo son las radiografías. Antes se preparaban placas radiográficas y llegaban físicamente al médico; ahora es raro el hospital que sigue disponiendo de tecnología para eso. “Todo va informatizado y sin el sistema habría que bajar a la máquina (y hablar con el radiólogo) para poder utilizarlas”.
De hecho, “cada vez es más habitual (sobre todo, en Estados Unidos) que no haya ni especialistas en radiología en los hospitales. Los datos de la prueba de imagen se envían a países como La India, donde se realizan los informes en cuestión de minutos y llegan, de vuelta, a la consulta de urgencias”. Es decir, sin sistema, no hay radiografías (ni otras muchas pruebas fundamentales).
Nuestra salud depende, cada vez más, de la información
Viajamos ahora a la España rural y hablamos con la doctora Rodríguez Martín, médico general que trabaja para el Servicio de Salud de Castilla – La Mancha. “En los Centros de Salud pequeños estamos preparados para atender la mayoría de problemas que nos encontramos”.
De hecho, “aún conservamos muchas de las historias en papel de hace años, aunque no se utilizan. Pero a nivel de medios diagnósticos y de especialistas dependemos totalmente de hospitales situados a veces a más de una hora de distancia (o en otra comunidad autónoma)”, explica Irene Rodríguez.
También hemos hablado con varios cirujanos de diversas comunidades autónomas y todos coinciden en que, aunque los “sistemas vitales son autónomos e independientes” (es decir, no se caerían ante un ataque al sistema), hoy por hoy la práctica quirúrgica no podría llevarse adelante sin acceso a los sistemas de información médica.
O, en casos de vida o muerte, con muchas más dificultades y riesgos añadidos de lo habitual. No es casual, pues, que una de las primeras medidas en el Reino Unido fuera cancelar inmediatamente todas las cirugías.
Sea en la India, en un quirófano de una gran ciudad o en cualquier remoto centro de salud, parece evidente que, a medida que pasan los años, el potencial de la digitalización lleva años cambiando la medicina a mejor, pero también haciéndola más vulnerable a ataques como el del fin de semana.
¿Estamos confiando demasiado en los sistemas de información?
Es decir, ¿merece la pena ahondar en la digitalización del sistema de salud, sabiendo lo que nos jugamos? “Rotundamente sí“, nos dice Rodríguez Elvira. “Muy pocos pacientes que llegan hoy en día a la puerta de urgencias pueden ser diagnosticados y tratados correctamente sin necesidad de pruebas diagnósticas y sin su historia clínica”.
En la actualidad, es imposible hacer como antes y “conocer a todos los pacientes, los sistemas digitales hacen que, a efectos prácticos, nos acerquemos a ese escenario ideal“.
Esto si hablamos de Urgencias, pero en ámbitos como los cuidados intensivos donde cualquier error es crítico y la complejidad de los casos crece de forma exponencial, “fuimos pioneros en la implantación de estos sistemas porque funcionan y el tiempo nos ha dado la razón”, concluye Rodríguez Elvira. Y es cierto: todos los profesionales con los que hablamos coinciden en que la digitalización sanitaria parece un proceso irreversible.
Ya no es la salud del futuro, es la del presente
Tras un largo fin de semana, afortunadamente no parece que el ataque al NHS británico afectara de forma catastrófica, como no parece que afectara en otros sistemas sanitarios de forma catastrófica si se diera el caso.
Pero no tanto por la invulnerabilidad (o la seguridad) de los sistemas, como porque sencillamente la ‘digitalización’ está integrada en los procesos, pero las grandes infraestructuras sanitarias (el diseño de hospitales, laboratorios y centros de diagnóstico) siguen siendo predigitales: actúan como un firewall analógico.
En muchos lugares, los tubos neumáticos, los teléfonos y los procedimientos analógicos que aún no han desaparecido pueden ayudar a superar una situación crítica como esta. Pero el futuro es un lugar donde todo lo analógico tiende a desaparecer.
Microsoft decía hace unas horas que “necesitamos una acción colectiva urgente para mantener a la gente a salvo“. Y los diversos equipos de seguridad de los sistemas autonómicos de salud son conscientes de ello.
No obstante, tras hablar con los profesionales del sector y ver como la digitalización está transformando todo, está claro que el peligro de que no podamos “mantener a la gente a salvo” nunca ha sido más literal. Sobre todo, si no pasa a ser un tema (aún más central) central.
Imágenes | Eduardo García Cruz
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