A poco que sigas las noticias sobre el progreso y las posibilidades
de la inteligencia artificial, es fácil entender que no solo es una
tecnología a la que, después de décadas de historia, le ha llegado su
momento, sino también ser consciente del importantísimo papel que va a
jugar en el futuro a todos los niveles.
Por otro lado, ser
consciente de ello no implica necesariamente ser capaz de hacer nada al
respecto. Por mucho que nos repitan que la inteligencia artificial va a
ser muy importante en el futuro y que aquellos que la entiendan tendrán
importantes ventajas de cara al mismo, solo unas pocas personas se ven a
sí mismos capaces de formarse en el tema, mientras que la mayoría se
ven como simples usuarios. Compañías que fueron capaces de ver
rápidamente la relevancia de la inteligencia artificial optaron, como en
el caso de Google, por ambiciosos programas de formación internos
capaces de hacer llegar ese conocimiento a un porcentaje lo más amplio
posible de su plantilla, en la confianza de que únicamente alcanzando
una masa crítica razonable podría aspirarse a convertir la inteligencia
artificial en un elemento fundamental de la estrategia de la compañía.
¿Puede el ejemplo de Google aplicarse a todo un país? Finlandia cree que sí, y se ha propuesto formar a un porcentaje significativo de su población en inteligencia artificial,
en la esperanza de que algo así podrá contribuir a la generación de un
ecosistema que aplique ese conocimiento a una amplia gama de disciplinas
y pueda mejorar la competitividad futura del país. La idea no es crear
ingenieros capaces de convertir al país en un líder en el desarrollo de
inteligencia artificial, un papel que el ministro de economía, Mika Lintilä,
considera que, por escala y volumen de inversión, pertenece a los
Estados Unidos o China, pero sí tratar de ocupar el nicho del liderazgo
mundial en aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial,
diseñadas o ideadas por personas de todo tipo de disciplinas.
¿Cómo
se pone en marcha un plan de este tipo? Tomando un curso de acceso
universitario gratuito de introducción a la inteligencia artificial, “Elements of AI“,
trabajando para convertirlo en una página en la que se eliminan los
elementos que harían necesarios conocimientos de programación, y
poniéndolo a disposición de todos los ciudadanos. Para popularizarlo, se
creó un desafío implicando a las compañías finlandesas más grandes, y
con la meta de conseguir que el 1% de la población del país tuviese una
formación básica en inteligencia artificial.
La respuesta de las
compañías fue positiva: algunas lo ofrecieron de manera limitada a parte
de su personal, otras a toda su plantilla. Además, el curso empezó a
adquirir cierta tracción propia entre el público en general, que aumentó
cuando, en la graduación de la primera promoción, fue el presidente del
gobierno, Sauli Niinistö,
quien presidió el evento. A partir de ahí, el pasado noviembre se lanzó
una versión del curso en finlandés para tratar de incrementar su
llegada a capas de la población que pudiesen encontrarse menos cómodas
en inglés, y se continuó con la promoción del curso.
Finlandia fue el primer país del mundo en diseñar, en 2017, una estrategia para un futuro dominado por la inteligencia artificial,
y ha seguido trabajando en el desarrollo de esta estrategia con
alianzas con sus vecinas Suecia y Estonia, y con informes destinados a
tratar el posible impacto de la tecnología en todo tipo de compañías,
con la idea de despertar en ellas la inquietud con respecto al futuro, e
incluyendo también elementos de transformación digital.
Obviamente, no tengo los detalles de la implementación del plan y es perfectamente posible que se me escapen detalles que, sobre el terreno, hayan tenido su importancia o hayan podido generar algún tipo de polémica. Pero la actitud, la proactividad y la extensión del uso de recursos educativos a la totalidad de la población me parece que constituyen un ejemplo muy interesante de lo que un gobierno informado y preocupado por el impacto de este tipo de tendencias tecnológicas imparables puede hacer para tratar de mejorar el papel de su país en la economía mundial a todos los niveles. a ver si cunde el ejemplo.
Fuente
A poco que sigas las noticias sobre el progreso y las posibilidades de la inteligencia artificial, es fácil entender que no solo es una tecnología a la que, después de décadas de historia, le ha llegado su momento, sino también ser consciente del importantísimo papel que va a jugar en el futuro a todos los niveles.
Por otro lado, ser consciente de ello no implica necesariamente ser capaz de hacer nada al respecto. Por mucho que nos repitan que la inteligencia artificial va a ser muy importante en el futuro y que aquellos que la entiendan tendrán importantes ventajas de cara al mismo, solo unas pocas personas se ven a sí mismos capaces de formarse en el tema, mientras que la mayoría se ven como simples usuarios. Compañías que fueron capaces de ver rápidamente la relevancia de la inteligencia artificial optaron, como en el caso de Google, por ambiciosos programas de formación internos capaces de hacer llegar ese conocimiento a un porcentaje lo más amplio posible de su plantilla, en la confianza de que únicamente alcanzando una masa crítica razonable podría aspirarse a convertir la inteligencia artificial en un elemento fundamental de la estrategia de la compañía.
¿Puede el ejemplo de Google aplicarse a todo un país? Finlandia cree que sí, y se ha propuesto formar a un porcentaje significativo de su población en inteligencia artificial, en la esperanza de que algo así podrá contribuir a la generación de un ecosistema que aplique ese conocimiento a una amplia gama de disciplinas y pueda mejorar la competitividad futura del país. La idea no es crear ingenieros capaces de convertir al país en un líder en el desarrollo de inteligencia artificial, un papel que el ministro de economía, Mika Lintilä, considera que, por escala y volumen de inversión, pertenece a los Estados Unidos o China, pero sí tratar de ocupar el nicho del liderazgo mundial en aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial, diseñadas o ideadas por personas de todo tipo de disciplinas.
¿Cómo se pone en marcha un plan de este tipo? Tomando un curso de acceso universitario gratuito de introducción a la inteligencia artificial, “Elements of AI“, trabajando para convertirlo en una página en la que se eliminan los elementos que harían necesarios conocimientos de programación, y poniéndolo a disposición de todos los ciudadanos. Para popularizarlo, se creó un desafío implicando a las compañías finlandesas más grandes, y con la meta de conseguir que el 1% de la población del país tuviese una formación básica en inteligencia artificial.
La respuesta de las compañías fue positiva: algunas lo ofrecieron de manera limitada a parte de su personal, otras a toda su plantilla. Además, el curso empezó a adquirir cierta tracción propia entre el público en general, que aumentó cuando, en la graduación de la primera promoción, fue el presidente del gobierno, Sauli Niinistö, quien presidió el evento. A partir de ahí, el pasado noviembre se lanzó una versión del curso en finlandés para tratar de incrementar su llegada a capas de la población que pudiesen encontrarse menos cómodas en inglés, y se continuó con la promoción del curso.
Finlandia fue el primer país del mundo en diseñar, en 2017, una estrategia para un futuro dominado por la inteligencia artificial, y ha seguido trabajando en el desarrollo de esta estrategia con alianzas con sus vecinas Suecia y Estonia, y con informes destinados a tratar el posible impacto de la tecnología en todo tipo de compañías, con la idea de despertar en ellas la inquietud con respecto al futuro, e incluyendo también elementos de transformación digital.
Obviamente, no tengo los detalles de la implementación del plan y es perfectamente posible que se me escapen detalles que, sobre el terreno, hayan tenido su importancia o hayan podido generar algún tipo de polémica. Pero la actitud, la proactividad y la extensión del uso de recursos educativos a la totalidad de la población me parece que constituyen un ejemplo muy interesante de lo que un gobierno informado y preocupado por el impacto de este tipo de tendencias tecnológicas imparables puede hacer para tratar de mejorar el papel de su país en la economía mundial a todos los niveles. a ver si cunde el ejemplo.
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