Los trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona dejarán de gestionar en menos de un año su correo electrónico a través del popular cliente Outlook. El Consistorio tiene previsto migrar el servidor de Microsoft Exchange a Open-Xchange, una alternativa de software de código abierto. La Comisionada de Tecnología e Innovación Digital en el Ayuntamiento, Francesca Bria, cuenta que la presencia del gigante informático de Bill Gates en los ordenadores municipales se irá reduciendo antes de que concluya el mandato municipal. Su objetivo es que solo se utilice Windows como base y que todas las aplicaciones del escritorio pasen a ser de software no propietario. Asimismo, el Ayuntamiento priorizará el encargo de proyectos tecnológicos a pymes locales y remunicipalizará parte del desarrollo de programas con 65 nuevos funcionarios.
Mozilla en vez de Internet Explorer o una alternativa como OpenOffice para la ofimática. Son algunos de los ejemplos de los cambios que prevé el Plan digital del Ayuntamiento de Barcelona. Y un objetivo de futuro seria ir más allá: prescindir de Windows para utilizar un sistema operativo Linux como Ubuntu, que ya se ejecuta en 1.000 computadoras del Consistorio barcelonés como prueba piloto.
Como si una canción se lanzara al mercado junto a su partitura o se hicieran públicos y con el derecho a ser reutilizados los planos de un edificio. Así es el software libre. Se puede ver cómo está hecho por dentro y su código se puede modificar. “Los fondos que vienen de los ciudadanos se tienen que invertir en sistemas que se puedan reutilizar y abrir a un ecosistema local”, explica Bria precisando que el de Barcelona es el primer ente municipal que se ha unido a la campaña europea Public Money, Public Code (En inglés: dinero público, código público).
El objetivo del Ayuntamiento es “evitar gastar tanto dinero en servicios que tienen cuantiosos costes de licencia” y no depender de proveedores concretos a raíz de contratos que, en algunos casos, se cierran por décadas. En el universo del código abierto, si un proveedor deja un proyecto, otro equipo puede mirar como está hecho y continuar con él. Las licencias no se pagan, solo el soporte. También promueve la reutilización: los programas de Barcelona se podrán utilizar, según Bria, en otros municipios de Cataluña o del mundo. De hecho, explica que la plataforma propia del Ayuntamiento de monitorización de sensores, Sentillo, se emplea ya en lugares remotos como Dubai o Japón.
La comisionada de Innovación Digital, que antes de aterrizar en Barcelona fichada por el Gobierno de la alcaldesa Ada Colau trabajó en la agencia de innovación del Gobierno inglés, NESTA, detalla que la estrategia de código abierto no solo se reduce a las aplicaciones que el Ayuntamiento consume. También incluye a los proyectos de desarrollo de herramientas propias, sean a nivel interno o externo. En total, antes de acabar el mandato en la primavera de 2019, el Ayuntamiento se compromete a invertir un 70% del presupuesto en informática en software no propietario.
Para reforzar el desarrollo interno de tecnología el Ayuntamiento fichará a 65 informáticos. La mitad de ellos se incorporará al Instituto Municipal de Informática (IMI) en enero. La otra lo hará un año más tarde. Será luego cuando la plantilla del ente llegará a los 300 trabajadores. En cuanto a la externalización, el Ayuntamiento ha tejido unos “estándares éticos” para priorizar la contratación de “empresas locales que trabajan con open source y metodologías ágiles”.
“La edad media de los trabajadores del IMI es de 50 años y los CEO de las tecnológicas tienen 20”, reflexiona Bria. Así justifica en parte la comisionada de Innovación la ampliación de la plantilla interna, aunque reconoce que los actuales trabajadores se han adaptado bien a la nueva forma de trabajar: al llamado desarrollo ágil, un método de gestión de proyectos que se basa en evaluar continuamente los requerimientos de los programas a medida que se van perfilando.
El Ayuntamiento tiene previsto culminar 20 proyectos informáticos siguiendo el nuevo plan digital en el próximo año y medio. Uno de ellos es la creación de un “mercado digital” para facilitar el acceso de las pequeñas empresas a la contratación pública. En esta plataforma se publicarán las licitaciones, a modo de escaparate virtual, “con más información y anticipadamente” para que las pequeñas empresas puedan “planificar” sus candidaturas con una antelación que les permita competir con las grandes firmas.
La región italiana de Piamonte, Australia o la capital finlandesa, Helsinki, tienen gobiernos con los que Barcelona se inspira desde el punto de vista de la digitalización de la Administración pública. En España, según la Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, en 2020 el canal digital tiene que ser el prioritario a la hora de gestionar la burocracia. Bria comenta que Barcelona también es un referente: Ámsterdam ha traducido al inglés seis guías del Consistorio que resumen la nueva gestión informática de la ciudad.
Barcelona nombrará en enero un comisionado de Protección de Datos
El hecho de que las aplicaciones codifiquen sus documentos con estándares abiertos facilita que puedan comunicarse entre ellas. Este factor hace más sencilla la creación de grandes repositorios de datos (Big Data) que el Ayuntamiento valora como un conocimiento fundamental. Ver las variables del tráfico en tiempo real y sacar conclusiones de los históricos o tener sobre un mapa qué viviendas están deshabitadas son algunos ejemplos que enumera Bria sobre lo que llama “inteligencia colectiva”. Uno de los proyectos en los que el Consistorio está trabajando para centralizar estos flujos es la creación de un cuadro de mando para la gerencia municipal. El objetivo de esta aplicación, que estará lista a finales de 2018, es centralizar en una pantalla los principales indicadores de la ciudad y optimizar la toma de decisiones.
Las tecnologías disponibles toman el pulso a Barcelona en tiempo real y conforman una ráfaga continua de matrices de datos, algunos de ellos personales. En este sentido, Bria cuenta que Barcelona está preparada para garantizar la privacidad de esta información de acuerdo con la reforma de la normativa de protección de datos de la Unión Europea que entra en vigor el próximo marzo. Por este motivo el Ayuntamiento tiene previsto nombrar a un comisionado de Protección de Datos el mes que viene. “Será la primera ciudad del sur del mediterráneo en tener esta figura”, asegura Bria.
La comisionada de Innovación asegura que el hecho de prescindir de software de las grandes compañías no mermará la seguridad de los sistemas municipales. En la línea de proteger la privacidad, Barcelona trabaja en una nueva iniciativa junto con la capital holandesa para crear una carpeta privada para cada ciudadano. En ella estarán todos los datos que el Ayuntamiento tiene de la persona. El objetivo es garantizar, concluye Bria, la “soberanía tecnológica”.
El Consistorio apuesta por las pymes locales y el ‘software’ libre para sus proyectos informáticos
Los trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona dejarán de gestionar en menos de un año su correo electrónico a través del popular cliente Outlook. El Consistorio tiene previsto migrar el servidor de Microsoft Exchange a Open-Xchange, una alternativa de software de código abierto. La Comisionada de Tecnología e Innovación Digital en el Ayuntamiento, Francesca Bria, cuenta que la presencia del gigante informático de Bill Gates en los ordenadores municipales se irá reduciendo antes de que concluya el mandato municipal. Su objetivo es que solo se utilice Windows como base y que todas las aplicaciones del escritorio pasen a ser de software no propietario. Asimismo, el Ayuntamiento priorizará el encargo de proyectos tecnológicos a pymes locales y remunicipalizará parte del desarrollo de programas con 65 nuevos funcionarios.
Mozilla en vez de Internet Explorer o una alternativa como OpenOffice para la ofimática. Son algunos de los ejemplos de los cambios que prevé el Plan digital del Ayuntamiento de Barcelona. Y un objetivo de futuro seria ir más allá: prescindir de Windows para utilizar un sistema operativo Linux como Ubuntu, que ya se ejecuta en 1.000 computadoras del Consistorio barcelonés como prueba piloto.
Como si una canción se lanzara al mercado junto a su partitura o se hicieran públicos y con el derecho a ser reutilizados los planos de un edificio. Así es el software libre. Se puede ver cómo está hecho por dentro y su código se puede modificar. “Los fondos que vienen de los ciudadanos se tienen que invertir en sistemas que se puedan reutilizar y abrir a un ecosistema local”, explica Bria precisando que el de Barcelona es el primer ente municipal que se ha unido a la campaña europea Public Money, Public Code (En inglés: dinero público, código público).
El objetivo del Ayuntamiento es “evitar gastar tanto dinero en servicios que tienen cuantiosos costes de licencia” y no depender de proveedores concretos a raíz de contratos que, en algunos casos, se cierran por décadas. En el universo del código abierto, si un proveedor deja un proyecto, otro equipo puede mirar como está hecho y continuar con él. Las licencias no se pagan, solo el soporte. También promueve la reutilización: los programas de Barcelona se podrán utilizar, según Bria, en otros municipios de Cataluña o del mundo. De hecho, explica que la plataforma propia del Ayuntamiento de monitorización de sensores, Sentillo, se emplea ya en lugares remotos como Dubai o Japón.
La comisionada de Innovación Digital, que antes de aterrizar en Barcelona fichada por el Gobierno de la alcaldesa Ada Colau trabajó en la agencia de innovación del Gobierno inglés, NESTA, detalla que la estrategia de código abierto no solo se reduce a las aplicaciones que el Ayuntamiento consume. También incluye a los proyectos de desarrollo de herramientas propias, sean a nivel interno o externo. En total, antes de acabar el mandato en la primavera de 2019, el Ayuntamiento se compromete a invertir un 70% del presupuesto en informática en software no propietario.
Para reforzar el desarrollo interno de tecnología el Ayuntamiento fichará a 65 informáticos. La mitad de ellos se incorporará al Instituto Municipal de Informática (IMI) en enero. La otra lo hará un año más tarde. Será luego cuando la plantilla del ente llegará a los 300 trabajadores. En cuanto a la externalización, el Ayuntamiento ha tejido unos “estándares éticos” para priorizar la contratación de “empresas locales que trabajan con open source y metodologías ágiles”.
“La edad media de los trabajadores del IMI es de 50 años y los CEO de las tecnológicas tienen 20”, reflexiona Bria. Así justifica en parte la comisionada de Innovación la ampliación de la plantilla interna, aunque reconoce que los actuales trabajadores se han adaptado bien a la nueva forma de trabajar: al llamado desarrollo ágil, un método de gestión de proyectos que se basa en evaluar continuamente los requerimientos de los programas a medida que se van perfilando.
El Ayuntamiento tiene previsto culminar 20 proyectos informáticos siguiendo el nuevo plan digital en el próximo año y medio. Uno de ellos es la creación de un “mercado digital” para facilitar el acceso de las pequeñas empresas a la contratación pública. En esta plataforma se publicarán las licitaciones, a modo de escaparate virtual, “con más información y anticipadamente” para que las pequeñas empresas puedan “planificar” sus candidaturas con una antelación que les permita competir con las grandes firmas.
La región italiana de Piamonte, Australia o la capital finlandesa, Helsinki, tienen gobiernos con los que Barcelona se inspira desde el punto de vista de la digitalización de la Administración pública. En España, según la Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, en 2020 el canal digital tiene que ser el prioritario a la hora de gestionar la burocracia. Bria comenta que Barcelona también es un referente: Ámsterdam ha traducido al inglés seis guías del Consistorio que resumen la nueva gestión informática de la ciudad.
Barcelona nombrará en enero un comisionado de Protección de Datos
El hecho de que las aplicaciones codifiquen sus documentos con estándares abiertos facilita que puedan comunicarse entre ellas. Este factor hace más sencilla la creación de grandes repositorios de datos (Big Data) que el Ayuntamiento valora como un conocimiento fundamental. Ver las variables del tráfico en tiempo real y sacar conclusiones de los históricos o tener sobre un mapa qué viviendas están deshabitadas son algunos ejemplos que enumera Bria sobre lo que llama “inteligencia colectiva”. Uno de los proyectos en los que el Consistorio está trabajando para centralizar estos flujos es la creación de un cuadro de mando para la gerencia municipal. El objetivo de esta aplicación, que estará lista a finales de 2018, es centralizar en una pantalla los principales indicadores de la ciudad y optimizar la toma de decisiones.
Las tecnologías disponibles toman el pulso a Barcelona en tiempo real y conforman una ráfaga continua de matrices de datos, algunos de ellos personales. En este sentido, Bria cuenta que Barcelona está preparada para garantizar la privacidad de esta información de acuerdo con la reforma de la normativa de protección de datos de la Unión Europea que entra en vigor el próximo marzo. Por este motivo el Ayuntamiento tiene previsto nombrar a un comisionado de Protección de Datos el mes que viene. “Será la primera ciudad del sur del mediterráneo en tener esta figura”, asegura Bria.
La comisionada de Innovación asegura que el hecho de prescindir de software de las grandes compañías no mermará la seguridad de los sistemas municipales. En la línea de proteger la privacidad, Barcelona trabaja en una nueva iniciativa junto con la capital holandesa para crear una carpeta privada para cada ciudadano. En ella estarán todos los datos que el Ayuntamiento tiene de la persona. El objetivo es garantizar, concluye Bria, la “soberanía tecnológica”.
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