Pero un documento secreto filtrado por Edward Snowden muestra que la inteligencia de EE.UU. sí está contemplando vigilancias de este tipo.
Un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, fechado en 2009, está dedicado a las potenciales amenazas a las que EE.UU. podría enfrentarse en el futuro, por ejemplo, “de un bloque basado en China, Rusia, la India e Irán que desafía la supremacía de EE.UU.” y las medidas que se pueden tomar al respecto.
En el informe llamado ‘Quadrennial Intelligence Community Review’ una de las principales amenazas es un escenario en el que “las capacidades tecnológicas de corporaciones transnacionales extranjeras sobrepasen la de las corporaciones estadounidenses”.
“Tal situación presentaría una creciente y potencial desventaja permanente para EE.UU. en ámbitos cruciales como la energía, la nanotecnología, la medicina y la tecnología informática”, sostiene el informe publicado por Intercept este viernes.
El documento recomienda un “enfoque multifacético de recogida de información, incluidos secretos industriales.
Se suponen “operaciones cibernéticas” para penetrar “centros secretos de innovación implantando programas (bots) que cumplan tareas automáticas y sensores en el software y hardware usado por investigadores y fabricantes extranjeros, y vigilando las redes interiores de centros de desarrollo e investigación extranjeros”.
Una de las partes de un ejemplo gráfico en el documento se refiere al uso del espionaje cibernético para impulsar la ventaja competitiva de las corporaciones estadounidenses.
Esta incluye un escenario de que empresas indias y rusas colaboren en el desarrollo de una innovación tecnológica, mientras que la inteligencia estadounidense debe “realizar operaciones cibernéticas” contra las “instalaciones investigadoras” de dichos países, adquirir los secretos industriales y “evaluar cómo los hallazgos pueden ayudar a las industrias estadounidenses”.
En mayo pasado, el Departamento de Justicia de EE.UU. imputó a cinco empleados gubernamentales chinos el espionaje contra empresas estadounidenses. El fiscal general, Eric Holder, afirmó entonces que sus acciones “no tenían otro motivo que aventajar a las compañías estatales y otros intereses en China”, añadiendo que es una “táctica que el Gobierno de EE.UU. condena rotundamente”.
“Lo que no hacemos, y lo hemos declarado muchas veces, es usar nuestra inteligencia extranjera para robar secretos comerciales a compañías extranjeras para dar ventaja competitiva o económica a las empresas estadounidenses”, afirmó en septiembre del 2013 el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, respondiendo a las acusaciones de espionaje contra la petrolera brasileña Petrobras.
Pero un documento secreto filtrado por Edward Snowden muestra que la inteligencia de EE.UU. sí está contemplando vigilancias de este tipo.
Un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, fechado en 2009, está dedicado a las potenciales amenazas a las que EE.UU. podría enfrentarse en el futuro, por ejemplo, “de un bloque basado en China, Rusia, la India e Irán que desafía la supremacía de EE.UU.” y las medidas que se pueden tomar al respecto.
En el informe llamado ‘Quadrennial Intelligence Community Review’ una de las principales amenazas es un escenario en el que “las capacidades tecnológicas de corporaciones transnacionales extranjeras sobrepasen la de las corporaciones estadounidenses”.
“Tal situación presentaría una creciente y potencial desventaja permanente para EE.UU. en ámbitos cruciales como la energía, la nanotecnología, la medicina y la tecnología informática”, sostiene el informe publicado por Intercept este viernes.
El documento recomienda un “enfoque multifacético de recogida de información, incluidos secretos industriales.
Se suponen “operaciones cibernéticas” para penetrar “centros secretos de innovación implantando programas (bots) que cumplan tareas automáticas y sensores en el software y hardware usado por investigadores y fabricantes extranjeros, y vigilando las redes interiores de centros de desarrollo e investigación extranjeros”.
Una de las partes de un ejemplo gráfico en el documento se refiere al uso del espionaje cibernético para impulsar la ventaja competitiva de las corporaciones estadounidenses.
Esta incluye un escenario de que empresas indias y rusas colaboren en el desarrollo de una innovación tecnológica, mientras que la inteligencia estadounidense debe “realizar operaciones cibernéticas” contra las “instalaciones investigadoras” de dichos países, adquirir los secretos industriales y “evaluar cómo los hallazgos pueden ayudar a las industrias estadounidenses”.
En mayo pasado, el Departamento de Justicia de EE.UU. imputó a cinco empleados gubernamentales chinos el espionaje contra empresas estadounidenses. El fiscal general, Eric Holder, afirmó entonces que sus acciones “no tenían otro motivo que aventajar a las compañías estatales y otros intereses en China”, añadiendo que es una “táctica que el Gobierno de EE.UU. condena rotundamente”.
“Lo que no hacemos, y lo hemos declarado muchas veces, es usar nuestra inteligencia extranjera para robar secretos comerciales a compañías extranjeras para dar ventaja competitiva o económica a las empresas estadounidenses”, afirmó en septiembre del 2013 el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, respondiendo a las acusaciones de espionaje contra la petrolera brasileña Petrobras.
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