El autor de la investigación Allen Downey, un científico de la computación de la Escuela de Ingeniería de Franklin W. Olin en Massachusetts, dio con esta idea cuando revisaba los datos de una respetada encuesta sociológica de la Universidad de Chicago llamada Encuesta General Social, que se realiza desde el año 1972. Entonces el científico notó una tendencia decreciente en la afiliación religiosa, informa el portal AlterNet.
La encuesta hace preguntas como “¿cuál es su preferencia religiosa?” y “¿con qué religión ha crecido?”. Además acumula información sobre la edad, la raza, el género, el nivel de educación y muchos otros factores que sirvieron de base para la siguiente investigación de Downey. Entre los factores que, según el investigador, influyeron en que más gente afirme no tener afilación religiosa en las últimas décadas figuran la ausencia de educación religiosa y el aumento del número de gente que recibe educación universitaria. Pero el factor más prominente en el declive de religiosidad descubierto por Downey se atribuye al uso de Internet, el cual pasó de ser “casi inexistente” en la década de los 80 a un incremento dramático para el año 2010. El teórico calculó que este factor representa un 25% de la caída en la afiliación religiosa.
A pesar de encontrar una correlación, Downey no afirma que haya una causalidad. Según dice, el crecimiento del uso de Internet no es una causa directa del decrecimiento de la afiliación religiosa, pero “hay una clara relación ahí”. El científico intenta explicar la relación argumentando que Internet nos permite conocer otras culturas y religiones, algo que era bastante más complicado en el pasado. “A la gente que vive en comunidades homogéneas Internet le proporciona posibilidades de encontrar información sobre la gente de otras religiones o sobre la que no tiene ninguna, e interactuar con esa gente personalmente”, dice el autor del estudio.
Eso significa que alguien que vive en una comunidad religiosa más cerrada puede encontrar ‘online’ a un ateo y enterarse de que “no son unos adoradores del malvado demonio, como les podrían haber dicho”, explica el portal. Se dan cuenta de que la gente cree en otros miles de dioses y probablemente su propia educación religiosa fue errónea.
El autor de la investigación Allen Downey, un científico de la computación de la Escuela de Ingeniería de Franklin W. Olin en Massachusetts, dio con esta idea cuando revisaba los datos de una respetada encuesta sociológica de la Universidad de Chicago llamada Encuesta General Social, que se realiza desde el año 1972. Entonces el científico notó una tendencia decreciente en la afiliación religiosa, informa el portal AlterNet.
La encuesta hace preguntas como “¿cuál es su preferencia religiosa?” y “¿con qué religión ha crecido?”. Además acumula información sobre la edad, la raza, el género, el nivel de educación y muchos otros factores que sirvieron de base para la siguiente investigación de Downey. Entre los factores que, según el investigador, influyeron en que más gente afirme no tener afilación religiosa en las últimas décadas figuran la ausencia de educación religiosa y el aumento del número de gente que recibe educación universitaria. Pero el factor más prominente en el declive de religiosidad descubierto por Downey se atribuye al uso de Internet, el cual pasó de ser “casi inexistente” en la década de los 80 a un incremento dramático para el año 2010. El teórico calculó que este factor representa un 25% de la caída en la afiliación religiosa.
A pesar de encontrar una correlación, Downey no afirma que haya una causalidad. Según dice, el crecimiento del uso de Internet no es una causa directa del decrecimiento de la afiliación religiosa, pero “hay una clara relación ahí”. El científico intenta explicar la relación argumentando que Internet nos permite conocer otras culturas y religiones, algo que era bastante más complicado en el pasado. “A la gente que vive en comunidades homogéneas Internet le proporciona posibilidades de encontrar información sobre la gente de otras religiones o sobre la que no tiene ninguna, e interactuar con esa gente personalmente”, dice el autor del estudio.
Eso significa que alguien que vive en una comunidad religiosa más cerrada puede encontrar ‘online’ a un ateo y enterarse de que “no son unos adoradores del malvado demonio, como les podrían haber dicho”, explica el portal. Se dan cuenta de que la gente cree en otros miles de dioses y probablemente su propia educación religiosa fue errónea.
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