Desde los noventa Estonia está viviendo un proceso de cambio constante. Ellos siempre hablan de la diferenciación para hacerse un hueco a nivel internacional donde por relevancia política y económica tienen un papel discreto. Hace unos años fueron pioneros del voto electrónico y hoy lo han vuelto a ser con la inauguración de un servicio público muy interesante: la residencia electrónica.
Dicho así parece que los ciudadanos de Estonia podrán tener una tarjeta electrónica que les permita hacer uso de sus servicios públicos. En parte sí pero se trata de un servicio orientado a extranjeros con el fin de atraer gente de fuera y permitirles disfrutar de los privilegios que tienen los estonios pero sin la necesidad de conseguir la doble nacionalidad o renunciar a la original.
Privilegios nacionales para extranjeros
Esta idea lleva años en la mente de muchos políticos en Estonia. Sin embargo, la tecnología no había permitido hasta ahora crear una solución que permitiera gestionar esta residencia electrónica de forma electrónica. Desde hoy mismo, 1 de diciembre, cualquier ciudadano del mundo podrá solicitarla.
En la fase previa ya se habían recibido 12.000 solicitudes y por supuesto que el gobierno estonio no va a darlas a diestro y siniestro. Tal y como explican, se ha de cumplir una serie de requisitos pero lo más importante es evitar que el acceso a esta tarjeta se convierta en un abuso de los servicios públicos del país nórdico.
El objetivo de este proyecto es claro: crear un fenómeno migratorio para atraer talento y potenciar industrias para mover la economía del país. Pedirla no significa estar un paso más cerca de la nacionalidad, es un punto intermedio que permita a los extranjeros vivir con garantías y poder desarrollar sus actividad sin mayor problema.
La tarjeta no lleva asociada ninguna foto. Simplemente un nombre con completo e identificación biométrica con huellas dactilares. Veremos cómo transcurre porque de momento solicitar esta tarjeta conlleva también viajar a Estonia para poder reclamarla, aunque en el futuro se podría hacer también a través de las embajadas.
Veremos si esta singular iniciativa logra captar el interés de la gente que el gobierno estonio quiere atraer. Curiosamente, Estonia siempre ha tenido un historial de ser un país muy nacionalista y varias veces ha sido retratado en trabajos académicos de Ciencias Políticas.
Más información | E-Estonia
Desde los noventa Estonia está viviendo un proceso de cambio constante. Ellos siempre hablan de la diferenciación para hacerse un hueco a nivel internacional donde por relevancia política y económica tienen un papel discreto. Hace unos años fueron pioneros del voto electrónico y hoy lo han vuelto a ser con la inauguración de un servicio público muy interesante: la residencia electrónica.
Dicho así parece que los ciudadanos de Estonia podrán tener una tarjeta electrónica que les permita hacer uso de sus servicios públicos. En parte sí pero se trata de un servicio orientado a extranjeros con el fin de atraer gente de fuera y permitirles disfrutar de los privilegios que tienen los estonios pero sin la necesidad de conseguir la doble nacionalidad o renunciar a la original.
Privilegios nacionales para extranjeros
Esta idea lleva años en la mente de muchos políticos en Estonia. Sin embargo, la tecnología no había permitido hasta ahora crear una solución que permitiera gestionar esta residencia electrónica de forma electrónica. Desde hoy mismo, 1 de diciembre, cualquier ciudadano del mundo podrá solicitarla.
En la fase previa ya se habían recibido 12.000 solicitudes y por supuesto que el gobierno estonio no va a darlas a diestro y siniestro. Tal y como explican, se ha de cumplir una serie de requisitos pero lo más importante es evitar que el acceso a esta tarjeta se convierta en un abuso de los servicios públicos del país nórdico.
El objetivo de este proyecto es claro: crear un fenómeno migratorio para atraer talento y potenciar industrias para mover la economía del país. Pedirla no significa estar un paso más cerca de la nacionalidad, es un punto intermedio que permita a los extranjeros vivir con garantías y poder desarrollar sus actividad sin mayor problema.
La tarjeta no lleva asociada ninguna foto. Simplemente un nombre con completo e identificación biométrica con huellas dactilares. Veremos cómo transcurre porque de momento solicitar esta tarjeta conlleva también viajar a Estonia para poder reclamarla, aunque en el futuro se podría hacer también a través de las embajadas.
Veremos si esta singular iniciativa logra captar el interés de la gente que el gobierno estonio quiere atraer. Curiosamente, Estonia siempre ha tenido un historial de ser un país muy nacionalista y varias veces ha sido retratado en trabajos académicos de Ciencias Políticas.
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