De una página web de descargas o de intercambio de archivos P2P al Parlamento Europeo, y de ahí, a toda una maraña de leyes sobre patentes, ‘copyright‘ y privacidad. Toda esa legislación para perseguir la piratería fue la que llevó en 2006 a Rickard Falkvinge, emprendedor sueco en el campo de las tecnologías de la información, a replantearse las cosas, dejar su trabajo y fundar el Partido Pirata: “Seguro que nadie estaba siendo tan malo”, recuerda.
El amor por la red, el derecho a compartir y la defensa de las libertades civiles fueron algunas de las bases sobre las que se fundó el Partido Pirata Sueco, precursor del resto de partidos piratas, hoy más de 70 en todo el mundo, incluido el español. En un solo día, Falkvinge había reclutado a más de 300 activistas para su causa, que terminaría por convertirse en el movimiento político de más rápido crecimiento. Hoy, el Partido Pirata cuenta con representación en varios países europeos además de Suecia –Alemania entre ellos–, y también con dos europarlamentarios.
El fundador del Partido Pirata es optimista de cara a las elecciones europeas de 2014. Espera que su movimiento aumente sus escaños en Estrasburgo, aunque aclara que muchas formaciones necesitan “15 o 20 años para obtener representación” y ellos todavía son un partido “muy muy joven”.
Una mayor presencia sería un paso más para cambiar un rumbo, el del Parlamento Europeo, que Falkvinge considera equivocado. “El barco todavía va en la dirección errónea, pero hay mucho ruido y muchos signos de que esto va a cambiar. Y ahí es dónde estamos”, opina haciendo referencia a los “miles de ciudadanos que protestan en cientos de ciudades europeas”.
La lucha por proteger la privacidad en internet
“Hay que hacer entender a los políticos que perderán su trabajo si no se lo toman seriamente”, advierte. El escándalo de las agencias de espionaje convirtiendo internet en “una herramienta de vigilancia global, la grabación y el rastreo de conversaciones, de mails… Ese no es el camino”, sentencia, mostrando su preocupación.
La cuestión es clara y la resume en apenas unas frases. Las libertades fundamentales que rigen el día a día han de trasladarse a la red: correspondencia, asamblea, expresión… “Las hemos tenido durante años y porque cambie la tecnología no hemos de perderlas”, resume Falkvinge. “Un internet libre se ha convertido, en sí mismo, en un derecho fundamental”, añade, “pues hoy muchas de esas libertades se ejercen a través de la red”.
Desde que fundó el partido en Suecia es su lucha. En 2011 dejó la dirección, pero este gotemburgués de 41 años sigue decidido a continuar siendo evangelista del movimiento pirata.
Hablando de la legislación española sobre piratería e internet, cree que se ha retrocedido. Conoce bien la Ley Sinde y también está al tanto de la reforma del Código Penal que pone en el punto de mira las webs de enlances. “Un sinsentido” que, en su opinión, responde a las presiones que llegan desde Estados Unidos para que los gobiernos europeos sean más restrictivos en la materia.
La música y las películas “no van a desaparecer” por culpa de la piratería, como pronostican con gravedad los gigantes de la industria. “El ser humano lleva creando cultura desde que vivía en cuevas”, apunta pausadamente. Él lo tiene claro, no se puede criminalizar que la gente comparta. “Tienes que encontrar el valor que diferencie tu producto para alguien esté dispuesto a comprarlo y si no puedes hacer eso sin ir en contra de libertades civiles, entonces tienes que buscarte otro negocio”, sentencia. La lucha contra la piratería pasaría por encima de muchas de esas libertades, por ejemplo al permitir controlar los emails o archivos que se envían los internautas.
Falkvinge, que se encontraba en Barcelona estos días participando en el evento White Bull para inversores y start-ups, es la cabeza visible del movimiento desde la fundación del Partido Pirata. Sigue transmitiendo sus valores con entusiasmo y convencimiento absoluto en la causa. En 2011 fue nombrado por ‘Foreign Policy’ como uno de los 100 más destacados pensadores del mundo, y en 2012 por la revista ‘Time’ como uno de los más influyentes. “Si tú piensas que puedes cambiar el mundo, probablemente aciertes”, concluye.
De una página web de descargas o de intercambio de archivos P2P al Parlamento Europeo, y de ahí, a toda una maraña de leyes sobre patentes, ‘copyright‘ y privacidad. Toda esa legislación para perseguir la piratería fue la que llevó en 2006 a Rickard Falkvinge, emprendedor sueco en el campo de las tecnologías de la información, a replantearse las cosas, dejar su trabajo y fundar el Partido Pirata: “Seguro que nadie estaba siendo tan malo”, recuerda.
El amor por la red, el derecho a compartir y la defensa de las libertades civiles fueron algunas de las bases sobre las que se fundó el Partido Pirata Sueco, precursor del resto de partidos piratas, hoy más de 70 en todo el mundo, incluido el español. En un solo día, Falkvinge había reclutado a más de 300 activistas para su causa, que terminaría por convertirse en el movimiento político de más rápido crecimiento. Hoy, el Partido Pirata cuenta con representación en varios países europeos además de Suecia –Alemania entre ellos–, y también con dos europarlamentarios.
El fundador del Partido Pirata es optimista de cara a las elecciones europeas de 2014. Espera que su movimiento aumente sus escaños en Estrasburgo, aunque aclara que muchas formaciones necesitan “15 o 20 años para obtener representación” y ellos todavía son un partido “muy muy joven”.
Una mayor presencia sería un paso más para cambiar un rumbo, el del Parlamento Europeo, que Falkvinge considera equivocado. “El barco todavía va en la dirección errónea, pero hay mucho ruido y muchos signos de que esto va a cambiar. Y ahí es dónde estamos”, opina haciendo referencia a los “miles de ciudadanos que protestan en cientos de ciudades europeas”.
La lucha por proteger la privacidad en internet
“Hay que hacer entender a los políticos que perderán su trabajo si no se lo toman seriamente”, advierte. El escándalo de las agencias de espionaje convirtiendo internet en “una herramienta de vigilancia global, la grabación y el rastreo de conversaciones, de mails… Ese no es el camino”, sentencia, mostrando su preocupación.
La cuestión es clara y la resume en apenas unas frases. Las libertades fundamentales que rigen el día a día han de trasladarse a la red: correspondencia, asamblea, expresión… “Las hemos tenido durante años y porque cambie la tecnología no hemos de perderlas”, resume Falkvinge. “Un internet libre se ha convertido, en sí mismo, en un derecho fundamental”, añade, “pues hoy muchas de esas libertades se ejercen a través de la red”.
Desde que fundó el partido en Suecia es su lucha. En 2011 dejó la dirección, pero este gotemburgués de 41 años sigue decidido a continuar siendo evangelista del movimiento pirata.
Hablando de la legislación española sobre piratería e internet, cree que se ha retrocedido. Conoce bien la Ley Sinde y también está al tanto de la reforma del Código Penal que pone en el punto de mira las webs de enlances. “Un sinsentido” que, en su opinión, responde a las presiones que llegan desde Estados Unidos para que los gobiernos europeos sean más restrictivos en la materia.
La música y las películas “no van a desaparecer” por culpa de la piratería, como pronostican con gravedad los gigantes de la industria. “El ser humano lleva creando cultura desde que vivía en cuevas”, apunta pausadamente. Él lo tiene claro, no se puede criminalizar que la gente comparta. “Tienes que encontrar el valor que diferencie tu producto para alguien esté dispuesto a comprarlo y si no puedes hacer eso sin ir en contra de libertades civiles, entonces tienes que buscarte otro negocio”, sentencia. La lucha contra la piratería pasaría por encima de muchas de esas libertades, por ejemplo al permitir controlar los emails o archivos que se envían los internautas.
Falkvinge, que se encontraba en Barcelona estos días participando en el evento White Bull para inversores y start-ups, es la cabeza visible del movimiento desde la fundación del Partido Pirata. Sigue transmitiendo sus valores con entusiasmo y convencimiento absoluto en la causa. En 2011 fue nombrado por ‘Foreign Policy’ como uno de los 100 más destacados pensadores del mundo, y en 2012 por la revista ‘Time’ como uno de los más influyentes. “Si tú piensas que puedes cambiar el mundo, probablemente aciertes”, concluye.
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