El viernes 18 de octubre de 2019 es el día que todo cambió en
Chile. Una mañana en su capital, Santiago, que comenzó con
preocupaciones como la rotura de una matriz de agua en Providencia y la posibilidad de que se repitieran evasiones en estaciones de metro que se venían sucediendo desde principios de semana.
Sin embargo, ello no haría presagiar que el día terminaría con un saldo de 20 estaciones y más de 15 autobuses incendiados
en distintos puntos de la capital. Antes de finalizar la jornada, el
presidente Sebastián Piñera realizó su primera declaración ante la grave
crisis para decretar estado de emergencia en Santiago.
Al día siguiente, el problema de la capital se convirtió en un
estallido social en todo el país. Manifestaciones, saqueos e incendios
en diversas ciudades se sucedieron, lo que trajo como consecuencia el
declarar toque de queda en múltiples ciudades del país.
Con ello, las Fuerzas Armadas salieron a las calles para intentar
restaurar el orden y prohibir –a partir de determinados horarios– la
libre circulación por las calles.
Después de su primera alocución del viernes, Piñera anunció al día
siguiente que suspendía el alza de 30 pesos (equivalentes a 0,04€) en
los billetes del Metro de Santiago en horarios de alta afluencia,
precisamente la medida que había desatado las protestas. Sin embargo,
eso ya no era suficiente para aplacar la indignación ciudadana.
Con los militares en la calle, el domingo 20 la violencia no cesaba,
sino todo lo contrario, se informaba –de manera no oficial– de las
primeras muertes y algunas instituciones, como el Instituto Nacional de
Derechos Humanos, comenzaban a denunciar abusos y vejámenes de la
autoridad.
Piñera realizó esa noche la que se consideraría como la declaración
más desafortunada que ha hecho un presidente de la República de Chile en
democracia: “estamos en guerra contra un enemigo poderoso”.
Este mensaje tuvo una potente reacción ciudadana: múltiples familias
desde diversos lugares del país respondieron pacíficamente con un
mensaje que se continúa repitiendo tanto en las calles como en las redes
sociales #noestamosenguerra.
Todo ello, sumado a una serie de demandas para combatir la amplia desigualdad que sacude al “modelo chileno”,
obligó a Piñera a cambiar radicalmente el tono y a realizar una cuarta
alocución el martes 22 para, en primer lugar, pedir perdón al país por
su discurso anterior y, en segundo, anunciar una serie de medidas a
corto plazo que ayuden a combatir esta brecha social.
Análisis y conceptos claves
Con toda esta información, Javier Mansilla y Claudio Manríquez,
ingenieros civiles industriales de la Universidad del Bío-Bío,
realizaron un análisis del discurso presidencial a través de un sistema
de inteligencia artificial.
“A través de la recopilación de los discursos subidos en YouTube del
presidente Sebastián Piñera se buscó cómo se interrelacionaban las
distintas frases segregadas por discurso”, explica Manríquez en su
función de data scientist de Krino, empresa especializada en procesamiento digital de datos no estructurados.
Mediante una transcripción de subtítulos de vídeos colgados en la
plataforma de Google, se estudiaron los ya citados mensajes
presidenciales de los días viernes 18, sábado 19, domingo 20 y martes 22.
“Este estudio permite entender la postura del presidente y la actitud
que toma frente a la distintas situaciones sin tener que escuchar cada
discurso”, complementa Mansilla, director general de la compañía.
A través de este análisis es posible detectar, tal como se puede ver
en la Figura 1, cuáles fueron los conceptos clave más reiterados en sus
cuatro discursos, destacando frases como “orden público”, “familia
chilena” y “ley de seguridad”.
Estudio de las emociones
¿Cómo convertir un estudio cualitativo del análisis del discurso en
un estudio cuantitativo a través de la inteligencia artificial? Una
posible respuesta a esa pregunta podría ser “con la capacidad de medir
las emociones”, un desafío que pareciera complejo de conseguir pues se
trata de convertir las emociones en e-mociones.
Mansilla y Manríquez se han basado en la rueda de las emociones de Robert Plutchik;
un modelo que plantea ocho emociones básicas (temor, sorpresa,
tristeza, disgusto, ira, esperanza, alegría y aceptación), las cuales, a
su vez, se combinan para desarrollar diversas emociones más avanzadas;
para estudiar los sentimientos implícitos en estos discursos
presidenciales.
Tal como se puede distinguir en la Figura 2, Piñera tuvo un mayor
optimismo en sus palabras cuando pidió perdón y anunció medidas para
combatir la desigualdad (45%), mientras que el mayor grado de temor
(26%) en su discurso se pudo observar en su primera intervención para
declarar el estado de emergencia.
Este análisis de emociones permite distinguir otro elemento
importante, la polaridad. Con ella es posible distinguir las palabras de
connotación positiva –como derechos y libertades– de aquellas de
connotación negativa –como guerra y violencia–. En la Figura 3 se
comprueba que, en el promedio de los cuatro discursos, la connotación
positiva es predominante, aunque en el discurso del 20 de octubre
(“estamos en guerra”) esta solo alcanza el 23,7%.
Tomar decisiones rápidas
La importancia de la inteligencia artificial para el procesamiento de
datos no es nueva, sin embargo sí lo es el análisis del discurso a
través de esta herramienta. “Es una oportunidad para, a través de
entrevistas y encuestas verbales no estructuradas, saber cómo la persona
se siente sobre un tema específico, identificando sus emociones y el
tono de voz”, concluye Claudio Manríquez.
La aplicación de estudios de esta índole, procesando un discurso e
interpretándolo sin necesidad de verlo al completo, es una gran
oportunidad para la comunicación política. “Ya no es necesario mirarse
en el espejo para saber qué emociones se están transmitiendo. Además
sirve para monitorear la televisión y los contenidos de YouTube
vinculándolos con acciones que permitan tomar decisiones rápidas, como
-por ejemplo– saber si debo invertir en la bolsa según las sentimientos
detectados en un discurso presidencial”, finaliza Javier Mansilla.
Hasta el momento, la Fiscalía Nacional de Chile informa de 23 muertes
durante este estado de excepción. Las manifestaciones continúan, pues
gran parte de la población aún siente que son necesarios mayores cambios
estructurales para mejorar la calidad de vida de la mayor parte de los
chilenos, por lo cual es posible que nuevos discursos (y anuncios)
presidenciales sean necesarios para recuperar la paz y la armonía en el
país.
Para acceder a la versión gratuita del estudio, clicar aquí.
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por Alexis Javier Apablaza Campos
El viernes 18 de octubre de 2019 es el día que todo cambió en Chile. Una mañana en su capital, Santiago, que comenzó con preocupaciones como la rotura de una matriz de agua en Providencia y la posibilidad de que se repitieran evasiones en estaciones de metro que se venían sucediendo desde principios de semana.
Sin embargo, ello no haría presagiar que el día terminaría con un saldo de 20 estaciones y más de 15 autobuses incendiados en distintos puntos de la capital. Antes de finalizar la jornada, el presidente Sebastián Piñera realizó su primera declaración ante la grave crisis para decretar estado de emergencia en Santiago.
Al día siguiente, el problema de la capital se convirtió en un estallido social en todo el país. Manifestaciones, saqueos e incendios en diversas ciudades se sucedieron, lo que trajo como consecuencia el declarar toque de queda en múltiples ciudades del país. Con ello, las Fuerzas Armadas salieron a las calles para intentar restaurar el orden y prohibir –a partir de determinados horarios– la libre circulación por las calles.
Después de su primera alocución del viernes, Piñera anunció al día siguiente que suspendía el alza de 30 pesos (equivalentes a 0,04€) en los billetes del Metro de Santiago en horarios de alta afluencia, precisamente la medida que había desatado las protestas. Sin embargo, eso ya no era suficiente para aplacar la indignación ciudadana.
Con los militares en la calle, el domingo 20 la violencia no cesaba, sino todo lo contrario, se informaba –de manera no oficial– de las primeras muertes y algunas instituciones, como el Instituto Nacional de Derechos Humanos, comenzaban a denunciar abusos y vejámenes de la autoridad.
Piñera realizó esa noche la que se consideraría como la declaración más desafortunada que ha hecho un presidente de la República de Chile en democracia: “estamos en guerra contra un enemigo poderoso”. Este mensaje tuvo una potente reacción ciudadana: múltiples familias desde diversos lugares del país respondieron pacíficamente con un mensaje que se continúa repitiendo tanto en las calles como en las redes sociales #noestamosenguerra.
Todo ello, sumado a una serie de demandas para combatir la amplia desigualdad que sacude al “modelo chileno”, obligó a Piñera a cambiar radicalmente el tono y a realizar una cuarta alocución el martes 22 para, en primer lugar, pedir perdón al país por su discurso anterior y, en segundo, anunciar una serie de medidas a corto plazo que ayuden a combatir esta brecha social.
Análisis y conceptos claves
Con toda esta información, Javier Mansilla y Claudio Manríquez, ingenieros civiles industriales de la Universidad del Bío-Bío, realizaron un análisis del discurso presidencial a través de un sistema de inteligencia artificial.
“A través de la recopilación de los discursos subidos en YouTube del presidente Sebastián Piñera se buscó cómo se interrelacionaban las distintas frases segregadas por discurso”, explica Manríquez en su función de data scientist de Krino, empresa especializada en procesamiento digital de datos no estructurados.
Mediante una transcripción de subtítulos de vídeos colgados en la plataforma de Google, se estudiaron los ya citados mensajes presidenciales de los días viernes 18, sábado 19, domingo 20 y martes 22. “Este estudio permite entender la postura del presidente y la actitud que toma frente a la distintas situaciones sin tener que escuchar cada discurso”, complementa Mansilla, director general de la compañía.
A través de este análisis es posible detectar, tal como se puede ver en la Figura 1, cuáles fueron los conceptos clave más reiterados en sus cuatro discursos, destacando frases como “orden público”, “familia chilena” y “ley de seguridad”.
Estudio de las emociones
¿Cómo convertir un estudio cualitativo del análisis del discurso en un estudio cuantitativo a través de la inteligencia artificial? Una posible respuesta a esa pregunta podría ser “con la capacidad de medir las emociones”, un desafío que pareciera complejo de conseguir pues se trata de convertir las emociones en e-mociones.
Mansilla y Manríquez se han basado en la rueda de las emociones de Robert Plutchik; un modelo que plantea ocho emociones básicas (temor, sorpresa, tristeza, disgusto, ira, esperanza, alegría y aceptación), las cuales, a su vez, se combinan para desarrollar diversas emociones más avanzadas; para estudiar los sentimientos implícitos en estos discursos presidenciales.
Tal como se puede distinguir en la Figura 2, Piñera tuvo un mayor optimismo en sus palabras cuando pidió perdón y anunció medidas para combatir la desigualdad (45%), mientras que el mayor grado de temor (26%) en su discurso se pudo observar en su primera intervención para declarar el estado de emergencia.
Este análisis de emociones permite distinguir otro elemento importante, la polaridad. Con ella es posible distinguir las palabras de connotación positiva –como derechos y libertades– de aquellas de connotación negativa –como guerra y violencia–. En la Figura 3 se comprueba que, en el promedio de los cuatro discursos, la connotación positiva es predominante, aunque en el discurso del 20 de octubre (“estamos en guerra”) esta solo alcanza el 23,7%.
Tomar decisiones rápidas
La importancia de la inteligencia artificial para el procesamiento de datos no es nueva, sin embargo sí lo es el análisis del discurso a través de esta herramienta. “Es una oportunidad para, a través de entrevistas y encuestas verbales no estructuradas, saber cómo la persona se siente sobre un tema específico, identificando sus emociones y el tono de voz”, concluye Claudio Manríquez.
La aplicación de estudios de esta índole, procesando un discurso e interpretándolo sin necesidad de verlo al completo, es una gran oportunidad para la comunicación política. “Ya no es necesario mirarse en el espejo para saber qué emociones se están transmitiendo. Además sirve para monitorear la televisión y los contenidos de YouTube vinculándolos con acciones que permitan tomar decisiones rápidas, como -por ejemplo– saber si debo invertir en la bolsa según las sentimientos detectados en un discurso presidencial”, finaliza Javier Mansilla.
Hasta el momento, la Fiscalía Nacional de Chile informa de 23 muertes durante este estado de excepción. Las manifestaciones continúan, pues gran parte de la población aún siente que son necesarios mayores cambios estructurales para mejorar la calidad de vida de la mayor parte de los chilenos, por lo cual es posible que nuevos discursos (y anuncios) presidenciales sean necesarios para recuperar la paz y la armonía en el país.
Para acceder a la versión gratuita del estudio, clicar aquí.
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