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El TPP destruye los sistemas de salud.

“Una cosa es clara respecto al impacto que tendrá el TPP en salud: su intención es expandir y protejer las ganancias de las corporaciones médicas y farmacéuticas, sin considerar el daño que sus políticas tendrán en la salud humana”.

Una de las principales preocupaciones en torno al TPP es el derecho a la salud. En una columna publicada en Al-Jazeera, Margaret Flowers nos advierte sobre los modos en que el TPP amenaza a millones ciudadanos.

En materia de medicamentos, el TPP otorga una protección de 20 años a los fármacos, con la posibilidad de renovarlos por 20 años más cada vez que se descubra una nueva aplicación para el mismo; por ejemplo, si se produce una tableta para el dolor de estómago, pero se descubre que además ayuda al corazón o se produce en cápsulas.

En la práctica, con el TPP las patentes pueden ser extendidas por siempre. Esto producirá alzas en los precios de los medicamentos, haciéndolos inalcanzables para los ciudadanos de los países más pobres. Esta práctica ya ha tenido efectos nocivos, como en el tratado de libre comercio entre EEUU y Corea.

Además, bajo el TPP se podrán patentar también técnicas quirúrgicas, exámenes y tratamientos médicos.

Pero eso no es todo. Bajo el TPP los sistemas públicos de salud corren riesgo, pues bajo el capítulo de Empresas Estatales se podría requerir que los servicios públicos dejen de operar con “ventajas competitivas” sobre la empresa privada, como subsidios gubernamentales o extensiones tributarias.

La empresa de salud privada contaría con mecanismos para denunciar en caso de sentirse en desventaja, y los países podrían enfrentar serias sanciones en caso de ser encontrados culpables.

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