Casi una quinta parte de las comunicaciones digitales está fuera del alcance de las fuerzas de seguridad. Esto protege a los usuarios pero también a los delincuentes, y las leyes locales no sirven
Los smartphones y las apps de mensajería que impiden que incluso las empresas que los han desarrollado desencripten sus datos están obstaculizando las investigaciones, y la situación está empeorando, según las fuerzas de seguridad. Un nuevo informe del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, un conocido y bipartidista think tank estadounidense, ayuda a cuantificar la escala y la complejidad del problema.
Apple ayudó a impulsar de la popularidad de dispositivos hiperencriptados cuando rediseñó su iOS en 2014 para que fuera imposible que incluso la propia empresa entrara en él. Eso dio paso al enfrentamiento del año pasado entre la empresa y el FBI, y ha ayudado a reavivar un debate político abierto desde hace décadas sobre la encriptación. Mientras tanto, la popularidad de las apps de mensajería encriptadas, incluidos productos desarrollados fuera de Estados Unidos, también está aumentando rápidamente, complicando aún más el problema para los reguladores.
Según el informe, alrededor del 13% de los dispositivos móviles de todo el mundo ejecutan iOS y el 95% de ellos ejecutan una versión a la que Apple no puede acceder. En Estados Unidos, el 47% de todos los dispositivos móviles funciona así. Durante una reciente discusión que marcó la publicación del nuevo informe, el abogado principal del FBI, James A. Baker, dijo que entre octubre y diciembre de 2016 el FBI fue incapaz de acceder a los datos de 1.245 de los 2.870 dispositivos que había incautado.
Los autores del nuevo informe calculan que 1.500 millones de personas en todo el mundo utilizan apps de mensajería, incluida iMessage de Apple y WhatsApp, que incluyen una encriptación extremo a extremo, que impide que terceros, incluidos los proveedores de servicio, accedan a los mensajes. Señalan que alrededor de un 18% de todo el tráfico de comunicaciones global actual resulta inaccesible para las fuerzas de seguridad.
Puesto que el mercado de la encriptación es global, una ley estadounidense que la limite o que proporcione un acceso especial al Gobierno a los datos encriptados no eliminará los obstáculos que la tecnología supone para las fuerzas de seguridad. La gente simplemente se cambiará a productos extranjeros como Line y Viber, unas populares apps de mensajería de Japón y Chipre, respectivamente. La gente también podría desarrollar sus propias apps; el código que implementa la encriptación extremo a extremo de WhatsApp, Facebook Messenger y Signal es de fuente abierta.
Casi una quinta parte de las comunicaciones digitales está fuera del alcance de las fuerzas de seguridad. Esto protege a los usuarios pero también a los delincuentes, y las leyes locales no sirven
Los smartphones y las apps de mensajería que impiden que incluso las empresas que los han desarrollado desencripten sus datos están obstaculizando las investigaciones, y la situación está empeorando, según las fuerzas de seguridad. Un nuevo informe del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, un conocido y bipartidista think tank estadounidense, ayuda a cuantificar la escala y la complejidad del problema.
Apple ayudó a impulsar de la popularidad de dispositivos hiperencriptados cuando rediseñó su iOS en 2014 para que fuera imposible que incluso la propia empresa entrara en él. Eso dio paso al enfrentamiento del año pasado entre la empresa y el FBI, y ha ayudado a reavivar un debate político abierto desde hace décadas sobre la encriptación. Mientras tanto, la popularidad de las apps de mensajería encriptadas, incluidos productos desarrollados fuera de Estados Unidos, también está aumentando rápidamente, complicando aún más el problema para los reguladores.
Según el informe, alrededor del 13% de los dispositivos móviles de todo el mundo ejecutan iOS y el 95% de ellos ejecutan una versión a la que Apple no puede acceder. En Estados Unidos, el 47% de todos los dispositivos móviles funciona así. Durante una reciente discusión que marcó la publicación del nuevo informe, el abogado principal del FBI, James A. Baker, dijo que entre octubre y diciembre de 2016 el FBI fue incapaz de acceder a los datos de 1.245 de los 2.870 dispositivos que había incautado.
Los autores del nuevo informe calculan que 1.500 millones de personas en todo el mundo utilizan apps de mensajería, incluida iMessage de Apple y WhatsApp, que incluyen una encriptación extremo a extremo, que impide que terceros, incluidos los proveedores de servicio, accedan a los mensajes. Señalan que alrededor de un 18% de todo el tráfico de comunicaciones global actual resulta inaccesible para las fuerzas de seguridad.
Puesto que el mercado de la encriptación es global, una ley estadounidense que la limite o que proporcione un acceso especial al Gobierno a los datos encriptados no eliminará los obstáculos que la tecnología supone para las fuerzas de seguridad. La gente simplemente se cambiará a productos extranjeros como Line y Viber, unas populares apps de mensajería de Japón y Chipre, respectivamente. La gente también podría desarrollar sus propias apps; el código que implementa la encriptación extremo a extremo de WhatsApp, Facebook Messenger y Signal es de fuente abierta.
Compartir esto: