Cuando se trata de escribir mensajes, el punto (final o seguido) está en el punto de mira.
La gente se ha empezado a dar cuenta de que se producen pequeños cambios de sentido dependiendo de cómo usemos el signo de puntuación más pequeño. Hay quien dice que está pasando de moda y quien dice que muestra agresividad.
La realidad es que el lenguaje escrito cada vez es más flexible y los mensajes que escribimos con el móvil tienen sus propias normas de estilo (lo que a veces todavía se conoce como el lenguaje de los SMS). El punto es solo un ejemplo de estos cambios que han abierto nuevas posibilidades en la comunicación escrita. Al igual que tenemos diferentes estilos para hablar en diferentes situaciones, también tenemos estilos que dependen del contexto cuando en el que escribimos.
Leyendo entre los puntos finales
Aunque los puntos sirven para marcar el final de una frase, muchos usuarios los omiten, sobre todo si el mensaje solamente tiene una frase. Esta tendencia hace que existan diferencias sutiles a la hora de interpretarlos.
Los mensajes de texto son un intercambio de frases a los que la gente añade cosas para imitar el lenguaje hablado. Esto se puede ver en el creciente uso de la elipsis para invitar al receptor a que continúe la conversación y el punto supone lo contrario: un alto definitivo que señaliza, tal y como explica el profesor universitario Mark Liberman, “Punto y aparte, esto es el final de la discusión”.
Siempre mejor sin puntos.
Para algunos, esto puede transmitir enfado o distanciamiento.
A principios de año, la psicóloga Danielle Gunraj hizo una prueba para evaluar cómo reaccionaba la gente a los mensajes de texto que usaban punto final y para la mayoría de los participantes dichos mensajes de texto transmitían menos sinceridad que los mensajes sin punto al final de la frase. Sin embargo, cuando los investigadores hicieron la misma prueba con mensajes escritos a mano, se dieron cuenta de que el punto no influenciaba en la forma en la que los mensajes eran percibidos.
En un estudio del año 2007 llevado a cabo por los lingüistas Naomi Baron y Rich Ling, los mensajes de texto que tenían varias frases solían usar puntos para indicar dónde acababa cada frase, pero solamente un 29 por ciento de dichos mensajes de texto tenía un punto y aparte al final del mensaje. La razón, según Baron y Ling, es que “el hecho de enviar un mensaje coincide con el punto y aparte de un párrafo”.
Cambios situacionales: la clave del asunto
De todas las cosas que podemos percibir al ver un punto al final de una frase… ¿Por qué percibimos falta de sinceridad?
La respuesta podría tener algo que ver con un término usado por el lingüista John J. Gumperz: “cambio de código situacional“, que se produce cuando cambiamos la forma en la que hablamos dependiendo de dónde nos encontremos, con quién estemos hablando y cómo nos estemos comunicando.
Un ejemplo común es la forma en la que hablamos en una entrevista de trabajo en comparación con la forma en la que hablamos con los amigos en el bar. Normalmente, una persona usará un lenguaje mucho más formal en una entrevista que cuando hable con sus colegas. Si hablaras con tus amigos de la misma forma que hablas durante una entrevista de trabajo, probablemente la conversación tendría un toque forzado y distante.
Agresividad y enfado. (Dayne Topkin/Unsplash)
En un principio, los investigadores académicos analizaron el cambio de código situacional en el lenguaje hablado porque era el que se usaba tanto en ocasiones casuales como formales. En el pasado, el lenguaje escrito se usaba prácticamente solo de manera formal porque estaba asociado a algo que iba a permanecer en libros y en documentos escritos.
Sin embargo, ahora que los mensajes de texto y las redes sociales han hecho florecer el uso del lenguaje escrito, se pueden observar diferencias entre los estilos de redacción.
El uso del punto es un ejemplo del cambio de código situacional: Si usamos un punto en un mensaje de texto, se considera demasiado formal y si terminas un mensaje con un punto final puede parecer insincero o raro, de la misma manera que si usaras un lenguaje demasiado formal cuando estás en un lugar casual como un bar.
Una forma diferente de sinceridad
Otro ejemplo de cambio de registro en el lenguaje escrito casual es la repetición de letras. Erika Darics, experta en comunicación, ha observado que la repetición de letras o de signos de puntuación da intensidad a los mensajes (“Paraaaaa!!!”) y piensa que es algo que crea “una muestra de informalidad usando un lenguaje escrito más relajado”.
La lingüista Deborah Tannen describió un fenómeno similar en el que varios signos de exclamación seguidos al final de un mensaje pueden darle un tono de sinceridad, como en el siguiente ejemplo:
MARÍA LO SIENTO TAAAAANTO! Pensaba que estabas en otro taxi detrás de nosotros y luego me di cuenta de que nooooo!!!!! Lo siento mucho mucho! Coge otro taxi y te lo pagoooo
Hablar por hablar, siempre mejor sin puntos finales. (Rawpixel/Unsplash)
Nota como no hay ningún punto final en este mensaje de texto, puesto que podría entenderse como falta de sinceridad y sería contradictorio al mensaje de disculpa que trata de transmitir. En cambio, el emisor usa vocales largas para enfatizar como en el caso de “taaaaanto” y “nooooo”, así como cinco signos de exclamación al final de una frase.
Compáralo con esta versión estandarizada del mensaje:
María, lo siento tanto. Pensaba que estabas en otro taxi detrás de nosotros y luego me di cuenta de que no. ¡Lo siento mucho! Coge otro taxi y te lo pago.
Esta versión más formal, según los argumentos de los expertos Tannen y Darics, parece más bien un correo enviado a un compañero de trabajo que a un amigo de forma sincera y disculpándonos por un malentendido a la hora de coger un medio de transporte.
Es un poco contradictorio, pero el uso del lenguaje formal puede desvirtuar la sinceridad de la disculpa y para transmitir el mensaje “correcto” es importante conocer las formas adecuadas. Esto podría explicar por qué los mensajes de texto de algunas personas parecen ariscos o raros: son personas que están acostumbradas a escribir mensajes en un estilo formal que no se traduce a las formas casuales.
¿Los mensajes de texto van a acabar con nuestros modales a la hora de escribir?
En los medios de comunicación, hay bastantes opiniones sobre si los mensajes de texto (o un uso excesivo del lenguaje casual) puede “arruinar” la capacidad de escritura de una persona. (A modo de ejemplo, hay artículos sobre el tema en la prensa internacional, como en el LA Times, en la BBC y en The Daily Mail, entre otros).
Sin embargo, la investigación existente sobre el cambio de código situacional ha demostrado que la capacidad de una persona para cambiar de registro puede implicar competencias sociales, confirmar el sentimiento de identidad o de ser parte de una comunidad e incluso indicar [una alta capacidad](http://jeg.sagepub.com/content/30/1/7.full.pdf+html intelectual en los niños.
Estudios como el trabajo reciente de los psicólogos Gene Ouellette y Melissa Michaud han demostrado que el uso de los mensajes de texto y del lenguaje relacionado tiene poco que ver con la competencia ortográfica de una persona, su nivel de vocabulario o su nivel de comprensión textual. Mientras tanto, un estudio de la California State University encontró pocos rasgos de características de los lenguajes de texto en los trabajos de universidad de los estudiantes.
Si estás escribiendo una carta, ok, dale al punto y final. (Alexis Brown/Unsplash)
Esta observación refuerza las ideas de otros trabajos como un estudio hecho por el psicólogo Beverly Plester y sus colegas en el que encontraron que un uso incrementado del lenguaje típico de los mensajes de texto estaba correlacionado con notas más altas en los exámenes de capacidad de razonamiento verbal. En su estudio sugerían que los preadolescentes eran capaces de “cambiar entre ambos registros de lenguaje según lo considerasen apropiado”.
Esto demuestra que las personas que usan un lenguaje escrito casual de forma frecuente y con fluidez tienen una buena capacidad para cambiar de código: saben que hay que poner un punto al final de cada frase en un texto formal escrito. Algunos profesores están incluso empezando a incorporar lecciones sobre la redacción formal e informal en las aulas que podrían ayudar a los alumnos a identificar las situaciones que requieren el uso de un estilo de redacción diferente.
En vez de ignorar o burlarse de esta variación en el lenguaje escrito, apoyar los cambios en el lenguaje (y la capacidad de los hablantes para cambiar de registro) puede llevar a una mejora de las capacidades comunicativas en todos los contextos.
Saber que a veces un punto puede indicar falta de sinceridad es uno de esos casos.
Imagen | Jason Briscoe/Unsplash
Autor: Lauren Collister, Universidad de Pittsburgh.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.
Cuando se trata de escribir mensajes, el punto (final o seguido) está en el punto de mira.
La gente se ha empezado a dar cuenta de que se producen pequeños cambios de sentido dependiendo de cómo usemos el signo de puntuación más pequeño. Hay quien dice que está pasando de moda y quien dice que muestra agresividad.
La realidad es que el lenguaje escrito cada vez es más flexible y los mensajes que escribimos con el móvil tienen sus propias normas de estilo (lo que a veces todavía se conoce como el lenguaje de los SMS). El punto es solo un ejemplo de estos cambios que han abierto nuevas posibilidades en la comunicación escrita. Al igual que tenemos diferentes estilos para hablar en diferentes situaciones, también tenemos estilos que dependen del contexto cuando en el que escribimos.
Leyendo entre los puntos finales
Aunque los puntos sirven para marcar el final de una frase, muchos usuarios los omiten, sobre todo si el mensaje solamente tiene una frase. Esta tendencia hace que existan diferencias sutiles a la hora de interpretarlos.
Los mensajes de texto son un intercambio de frases a los que la gente añade cosas para imitar el lenguaje hablado. Esto se puede ver en el creciente uso de la elipsis para invitar al receptor a que continúe la conversación y el punto supone lo contrario: un alto definitivo que señaliza, tal y como explica el profesor universitario Mark Liberman, “Punto y aparte, esto es el final de la discusión”.
Para algunos, esto puede transmitir enfado o distanciamiento.
A principios de año, la psicóloga Danielle Gunraj hizo una prueba para evaluar cómo reaccionaba la gente a los mensajes de texto que usaban punto final y para la mayoría de los participantes dichos mensajes de texto transmitían menos sinceridad que los mensajes sin punto al final de la frase. Sin embargo, cuando los investigadores hicieron la misma prueba con mensajes escritos a mano, se dieron cuenta de que el punto no influenciaba en la forma en la que los mensajes eran percibidos.
En un estudio del año 2007 llevado a cabo por los lingüistas Naomi Baron y Rich Ling, los mensajes de texto que tenían varias frases solían usar puntos para indicar dónde acababa cada frase, pero solamente un 29 por ciento de dichos mensajes de texto tenía un punto y aparte al final del mensaje. La razón, según Baron y Ling, es que “el hecho de enviar un mensaje coincide con el punto y aparte de un párrafo”.
Cambios situacionales: la clave del asunto
De todas las cosas que podemos percibir al ver un punto al final de una frase… ¿Por qué percibimos falta de sinceridad?
La respuesta podría tener algo que ver con un término usado por el lingüista John J. Gumperz: “cambio de código situacional“, que se produce cuando cambiamos la forma en la que hablamos dependiendo de dónde nos encontremos, con quién estemos hablando y cómo nos estemos comunicando.
Un ejemplo común es la forma en la que hablamos en una entrevista de trabajo en comparación con la forma en la que hablamos con los amigos en el bar. Normalmente, una persona usará un lenguaje mucho más formal en una entrevista que cuando hable con sus colegas. Si hablaras con tus amigos de la misma forma que hablas durante una entrevista de trabajo, probablemente la conversación tendría un toque forzado y distante.
En un principio, los investigadores académicos analizaron el cambio de código situacional en el lenguaje hablado porque era el que se usaba tanto en ocasiones casuales como formales. En el pasado, el lenguaje escrito se usaba prácticamente solo de manera formal porque estaba asociado a algo que iba a permanecer en libros y en documentos escritos.
Sin embargo, ahora que los mensajes de texto y las redes sociales han hecho florecer el uso del lenguaje escrito, se pueden observar diferencias entre los estilos de redacción.
El uso del punto es un ejemplo del cambio de código situacional: Si usamos un punto en un mensaje de texto, se considera demasiado formal y si terminas un mensaje con un punto final puede parecer insincero o raro, de la misma manera que si usaras un lenguaje demasiado formal cuando estás en un lugar casual como un bar.
Una forma diferente de sinceridad
Otro ejemplo de cambio de registro en el lenguaje escrito casual es la repetición de letras. Erika Darics, experta en comunicación, ha observado que la repetición de letras o de signos de puntuación da intensidad a los mensajes (“Paraaaaa!!!”) y piensa que es algo que crea “una muestra de informalidad usando un lenguaje escrito más relajado”.
La lingüista Deborah Tannen describió un fenómeno similar en el que varios signos de exclamación seguidos al final de un mensaje pueden darle un tono de sinceridad, como en el siguiente ejemplo:
Nota como no hay ningún punto final en este mensaje de texto, puesto que podría entenderse como falta de sinceridad y sería contradictorio al mensaje de disculpa que trata de transmitir. En cambio, el emisor usa vocales largas para enfatizar como en el caso de “taaaaanto” y “nooooo”, así como cinco signos de exclamación al final de una frase.
Compáralo con esta versión estandarizada del mensaje:
Esta versión más formal, según los argumentos de los expertos Tannen y Darics, parece más bien un correo enviado a un compañero de trabajo que a un amigo de forma sincera y disculpándonos por un malentendido a la hora de coger un medio de transporte.
Es un poco contradictorio, pero el uso del lenguaje formal puede desvirtuar la sinceridad de la disculpa y para transmitir el mensaje “correcto” es importante conocer las formas adecuadas. Esto podría explicar por qué los mensajes de texto de algunas personas parecen ariscos o raros: son personas que están acostumbradas a escribir mensajes en un estilo formal que no se traduce a las formas casuales.
¿Los mensajes de texto van a acabar con nuestros modales a la hora de escribir?
En los medios de comunicación, hay bastantes opiniones sobre si los mensajes de texto (o un uso excesivo del lenguaje casual) puede “arruinar” la capacidad de escritura de una persona. (A modo de ejemplo, hay artículos sobre el tema en la prensa internacional, como en el LA Times, en la BBC y en The Daily Mail, entre otros).
Sin embargo, la investigación existente sobre el cambio de código situacional ha demostrado que la capacidad de una persona para cambiar de registro puede implicar competencias sociales, confirmar el sentimiento de identidad o de ser parte de una comunidad e incluso indicar [una alta capacidad](http://jeg.sagepub.com/content/30/1/7.full.pdf+html intelectual en los niños.
Estudios como el trabajo reciente de los psicólogos Gene Ouellette y Melissa Michaud han demostrado que el uso de los mensajes de texto y del lenguaje relacionado tiene poco que ver con la competencia ortográfica de una persona, su nivel de vocabulario o su nivel de comprensión textual. Mientras tanto, un estudio de la California State University encontró pocos rasgos de características de los lenguajes de texto en los trabajos de universidad de los estudiantes.
Esta observación refuerza las ideas de otros trabajos como un estudio hecho por el psicólogo Beverly Plester y sus colegas en el que encontraron que un uso incrementado del lenguaje típico de los mensajes de texto estaba correlacionado con notas más altas en los exámenes de capacidad de razonamiento verbal. En su estudio sugerían que los preadolescentes eran capaces de “cambiar entre ambos registros de lenguaje según lo considerasen apropiado”.
Esto demuestra que las personas que usan un lenguaje escrito casual de forma frecuente y con fluidez tienen una buena capacidad para cambiar de código: saben que hay que poner un punto al final de cada frase en un texto formal escrito. Algunos profesores están incluso empezando a incorporar lecciones sobre la redacción formal e informal en las aulas que podrían ayudar a los alumnos a identificar las situaciones que requieren el uso de un estilo de redacción diferente.
En vez de ignorar o burlarse de esta variación en el lenguaje escrito, apoyar los cambios en el lenguaje (y la capacidad de los hablantes para cambiar de registro) puede llevar a una mejora de las capacidades comunicativas en todos los contextos.
Saber que a veces un punto puede indicar falta de sinceridad es uno de esos casos.
Imagen | Jason Briscoe/Unsplash
Autor: Lauren Collister, Universidad de Pittsburgh.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.
Compartir esto: