Basándose en los documentos publicados en el servidor interno de la NSA y filtrados por el excontratista de la CIA Edward Snowden, el diario ‘The Huffington Post‘ detalla que la inteligencia de EE.UU. –el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo– interceptó las conversaciones privadas antes de la conferencia y tenía planeado seguir haciéndolo durante la sesión.
“Los analistas aquí en la NSA, igualmente que nuestros socios, seguirán proveyendo a los políticos con los datos únicos, puntuales y valiosos tanto sobre las preparaciones de los países claves y los objetivos de la conferencia, como sobre debates dentro de los países sobre las políticas del cambio climático y las estrategias de negociación”, sostiene el texto compuesto el 7 de diciembre de 2009, el primer día de la cumbre, y marcado ‘altamente clasificado’ en algunas partes. Según subraya el diario, los socios mencionados en el documento son estados con los que Washington comparte inteligencia: el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
“Mientras el resultado de la Conferencia de Copenhague sobre el cambio climático sea incierto, la inteligencia indudablemente tendrá un papel significativo en mantener a nuestros negociadores informados lo mejor posible durante las dos semanas del evento. Los líderes y equipos negociadores de todo el mundo, sin duda alguna, tomarán parte en la formulación intensa de la política de última hora y, al mismo tiempo, mantendrán discusiones ‘laterales’ con sus homólogos, cuyos detalles son de gran interés para nuestros legisladores”, argumenta el documento, aunque no detalla cómo interceptarán exactamente las comunicaciones los respectivos servicios.
La cumbre de 2009 fue la primera tras la elección del presidente Barack Obama y los especialistas esperaban un avance clave, algo que jamás sucedió. EE.UU., que nunca ha ratificado el Protocolo de Kioto, el más importante documento internacional destinado a combatir el calentamiento global, por el momento no se muestra dispuesto a avanzar en las negociaciones acerca del nuevo acuerdo climático.
Basándose en los documentos publicados en el servidor interno de la NSA y filtrados por el excontratista de la CIA Edward Snowden, el diario ‘The Huffington Post‘ detalla que la inteligencia de EE.UU. –el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo– interceptó las conversaciones privadas antes de la conferencia y tenía planeado seguir haciéndolo durante la sesión.
“Los analistas aquí en la NSA, igualmente que nuestros socios, seguirán proveyendo a los políticos con los datos únicos, puntuales y valiosos tanto sobre las preparaciones de los países claves y los objetivos de la conferencia, como sobre debates dentro de los países sobre las políticas del cambio climático y las estrategias de negociación”, sostiene el texto compuesto el 7 de diciembre de 2009, el primer día de la cumbre, y marcado ‘altamente clasificado’ en algunas partes. Según subraya el diario, los socios mencionados en el documento son estados con los que Washington comparte inteligencia: el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
“Mientras el resultado de la Conferencia de Copenhague sobre el cambio climático sea incierto, la inteligencia indudablemente tendrá un papel significativo en mantener a nuestros negociadores informados lo mejor posible durante las dos semanas del evento. Los líderes y equipos negociadores de todo el mundo, sin duda alguna, tomarán parte en la formulación intensa de la política de última hora y, al mismo tiempo, mantendrán discusiones ‘laterales’ con sus homólogos, cuyos detalles son de gran interés para nuestros legisladores”, argumenta el documento, aunque no detalla cómo interceptarán exactamente las comunicaciones los respectivos servicios.
La cumbre de 2009 fue la primera tras la elección del presidente Barack Obama y los especialistas esperaban un avance clave, algo que jamás sucedió. EE.UU., que nunca ha ratificado el Protocolo de Kioto, el más importante documento internacional destinado a combatir el calentamiento global, por el momento no se muestra dispuesto a avanzar en las negociaciones acerca del nuevo acuerdo climático.
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