La cifra es preocupante. El aparentemente inofensivo virus de la influenza causa más de 80.000 muertes al año, solamente en Estados Unidos. Esto es el doble de personas que mueren por accidentes de tráfico anualmente en el mismo país.
Por lo tanto, es muy importante combatir desinformación que hace que
la gente sea más reticente a vacunarse, propiciando así la expansión de
la gripe y otras enfermedades. Según nuestro estudio,
publicado recientemente por la revista ScienceDirect, existen tres
estrategias de comunicaciones que puedan usar los periodistas, médicos y
vecinos para romper mitos sobre las vacunas y la salud.
1. Apéguese a los hechos
Una forma en que los investigadores y profesionales de la salud
pública intentan corregir la información errónea sobre la gripe es
intentar educar a las personas sobre sus causas y su gravedad,
brindándoles información sobre lo segura que es la vacuna contra la
gripe.
En general, el enfoque de “solo los hechos” tiene una eficacia limitada.
En nuestra investigación
descubrimos que proporcionar a las personas información sobre los
riesgos para la salud que plantea la influenza estacional no mejoró su
probabilidad de recibir la vacuna contra la gripe ni disminuyó la
información errónea sobre la seguridad de la vacuna. Otros
investigadores han encontrado un patrón similar
de resultados cuando intentan proporcionar a las personas información
sobre los riesgos para la salud que plantean otras enfermedades también.
Brindar información a las personas sobre la seguridad de la vacuna
contra la gripe específicamente puede ser algo más efectivo, al menos
para reducir la información errónea.
Estudiosacadémicosrecientes
han demostrado que presentar a los encuestados información sobre la
seguridad de la vacuna puede disminuir el grado en que creen que las
vacunas no son seguras.
Pero aquí hay una trampa. Las personas que tienen menos
probabilidades de creer en la información errónea acerca de la seguridad
de la vacuna no son necesariamente más propensas a vacunarse, debido a
algo que los estudiosos llaman el “efecto de contraataque”.
Este efecto se produce cuando los esfuerzos por proporcionar a las
personas información que desafía sus creencias anteriores pueden hacer
que sean más resistentes a tomar medidas basadas en esa información.
Según nuestro estudio,
las personas a las que se les dijo que la vacuna contra la gripe no
contiene un virus vivo, y por lo tanto no pueden contagiarse a la gripe,
tenían más probabilidades de informar que pensaban que las vacunas eran
seguras. Pero también tenían menos probabilidades de considerar
vacunarse ellos mismos.
2. Rompa los mitos
Una segunda estrategia que los investigadores y profesionales de la
salud pública utilizan para corregir la información errónea sobre la
gripe consiste en abordar los mitos directamente explicando por qué son
falsos. Esto está estrechamente relacionado con el primer enfoque,
excepto que con frecuencia implica el exponer a las personas a una
información errónea sobre la vacuna contra la gripe, en un esfuerzo por
desacreditarla.
Eso, por supuesto, es problemático, dado que repetir el mito puede
aumentar las probabilidades de que la gente crea en él. Y corregir la
desinformación es una tarea muy difícil, principalmente porque la
desinformación tiende a ser “pegajosa”.
Por lo tanto, incluso cuando funciona el jugar al “cazador de mitos”, los efectos pueden no durar mucho tiempo. Un estudio,
por ejemplo, examinó las percepciones erróneas de las personas sobre
preguntas de ciencia básica, les proporcionó correcciones y luego las
volvió a entrevistar una semana después.
¿El resultado? Incluso aquellos para quienes la corrección funcionó
al principio volvieron a tener la opinión inicial, mal informada.
Si bien esto puede sonar bastante sombrío, los investigadores que estudian este tema encontraron que ciertos enfoques para “cazar mitos” podrían funcionar.
Un enfoque que vale la pena, por ejemplo, es el de evitar la
repetición de la información errónea (como decir que la vacuna contra la
gripe incluye un virus vivo) primero, para luego “desecharlo”. En su
lugar, el enfoque debe ser el de presentar a las personas el mito que
corrige la información antes de la información errónea.
Académicos también sugieren
hacer que la información “desmitificadora” sea tan interesante y
atractiva como el mito mismo, para garantizar que sea memorable.
Ese enfoque no es ideal, pero se ha encontrado que reduce los efectos
negativos de la información errónea sobre la intención de vacunar.
También reduce la posibilidadde que la corrección sea contraproducente, al menos en algunos contextos.
3. Si tú te vacunas, otros lo harán
Una tercera estrategia que los investigadores y profesionales de la
salud utilizan para alentar a las personas a vacunarse contra la gripe
intenta apelar al deseo de reciprocidad de las personas.
Esto a menudo toma la forma de apelar a comportamientos de grupos más
grandes, o enfatizar la importancia de vacunarse para proteger a otros
en la comunidad, independientemente de si las personas suscriben o no al
consenso científico sobre la seguridad de las vacunas.
Algunos estudios sugieren que este enfoque puede ser efectivo para algunas personas. Trabajos recientes
encontraron que las culturas que se centran en los beneficios
colectivos tienen tasas más altas de cumplimiento con las vacunas y la
comunicación del concepto de “inmunidad de rebaño” mejora la disposición
de un individuo para vacunarse.
De manera similar, otro estudio descubrió
que aquellos que creen que su red apoya la vacunación, tienen un
sentimiento más positivo respecto a las vacunas y expresan una intención
más fuerte de vacunarse.
Si bien parece que los individuos pueden tener interés en proteger la
salud de otros en algún sentido del “bien mayor”, los beneficios de
apelar a este sentimiento son limitados. Los estudios encuentran que
este tipo de mensajes a menudo producen resultados mixtos.
Por ejemplo, un estudio
encontró que si bien un llamado a la identidad social y el
comportamiento de otros en su comunidad puede funcionar para algunos
grupos, en general, los llamamientos para unirse a otros que se vacunen
no cambiaron las intenciones de comportamiento. Otro estudio
encontró que las comunicaciones sobre los beneficios sociales y
comunitarios solo eran efectivas cuando los costos de vacunación eran
bajos.
En otras palabras, las apelaciones a la reciprocidad pueden funcionar
para algunas personas, pero en general no tienen un efecto fuerte.
¿A dónde nos lleva esto?
Corregir información errónea sobre las vacunas contra la gripe es
difícil, y la literatura académica proporciona señales mixtas sobre los
enfoques para abordar este problema. La mejor evidencia sugiere que una
forma efectiva de lidiar con la desinformación, en primer lugar, es no
difundirla.
Eso significa evitar repetir mitos, incluso si los estás
desacreditando. La apelación a las normas sociales ampliamente
reconocidas y aceptadas también puede ser efectiva, en algunas
circunstancias. También debemos ser conscientes de que corregir la
información errónea no garantiza que las personas adopten conductas
saludables.
Esto es, sin embargo, sólo un punto de partida. Alentamos a
académicos, profesionales de la salud y comunicadores científicos a que
diseñen y prueben enfoques alternativos para corregir la información
errónea sobre las vacunas.
Por ejemplo, las apelaciones que discuten la naturaleza mortal del
virus de la gripe, en comparación con los años anteriores y otras causas
comunes de muerte, como los accidentes automovilísticos, pueden hacer
que los riesgos de contraer la gripe sean más manejables, de una manera
que fomente la vacunación de la población en general.
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La cifra es preocupante. El aparentemente inofensivo virus de la influenza causa más de 80.000 muertes al año, solamente en Estados Unidos. Esto es el doble de personas que mueren por accidentes de tráfico anualmente en el mismo país.
Por lo tanto, es muy importante combatir desinformación que hace que la gente sea más reticente a vacunarse, propiciando así la expansión de la gripe y otras enfermedades. Según nuestro estudio, publicado recientemente por la revista ScienceDirect, existen tres estrategias de comunicaciones que puedan usar los periodistas, médicos y vecinos para romper mitos sobre las vacunas y la salud.
1. Apéguese a los hechos
Una forma en que los investigadores y profesionales de la salud pública intentan corregir la información errónea sobre la gripe es intentar educar a las personas sobre sus causas y su gravedad, brindándoles información sobre lo segura que es la vacuna contra la gripe.
En general, el enfoque de “solo los hechos” tiene una eficacia limitada.
En nuestra investigación descubrimos que proporcionar a las personas información sobre los riesgos para la salud que plantea la influenza estacional no mejoró su probabilidad de recibir la vacuna contra la gripe ni disminuyó la información errónea sobre la seguridad de la vacuna. Otros investigadores han encontrado un patrón similar de resultados cuando intentan proporcionar a las personas información sobre los riesgos para la salud que plantean otras enfermedades también.
Brindar información a las personas sobre la seguridad de la vacuna contra la gripe específicamente puede ser algo más efectivo, al menos para reducir la información errónea.
Estudios académicos recientes han demostrado que presentar a los encuestados información sobre la seguridad de la vacuna puede disminuir el grado en que creen que las vacunas no son seguras.
Pero aquí hay una trampa. Las personas que tienen menos probabilidades de creer en la información errónea acerca de la seguridad de la vacuna no son necesariamente más propensas a vacunarse, debido a algo que los estudiosos llaman el “efecto de contraataque”.
Este efecto se produce cuando los esfuerzos por proporcionar a las personas información que desafía sus creencias anteriores pueden hacer que sean más resistentes a tomar medidas basadas en esa información.
Según nuestro estudio, las personas a las que se les dijo que la vacuna contra la gripe no contiene un virus vivo, y por lo tanto no pueden contagiarse a la gripe, tenían más probabilidades de informar que pensaban que las vacunas eran seguras. Pero también tenían menos probabilidades de considerar vacunarse ellos mismos.
2. Rompa los mitos
Una segunda estrategia que los investigadores y profesionales de la salud pública utilizan para corregir la información errónea sobre la gripe consiste en abordar los mitos directamente explicando por qué son falsos. Esto está estrechamente relacionado con el primer enfoque, excepto que con frecuencia implica el exponer a las personas a una información errónea sobre la vacuna contra la gripe, en un esfuerzo por desacreditarla.
Eso, por supuesto, es problemático, dado que repetir el mito puede aumentar las probabilidades de que la gente crea en él. Y corregir la desinformación es una tarea muy difícil, principalmente porque la desinformación tiende a ser “pegajosa”.
Por lo tanto, incluso cuando funciona el jugar al “cazador de mitos”, los efectos pueden no durar mucho tiempo. Un estudio, por ejemplo, examinó las percepciones erróneas de las personas sobre preguntas de ciencia básica, les proporcionó correcciones y luego las volvió a entrevistar una semana después.
¿El resultado? Incluso aquellos para quienes la corrección funcionó al principio volvieron a tener la opinión inicial, mal informada.
Si bien esto puede sonar bastante sombrío, los investigadores que estudian este tema encontraron que ciertos enfoques para “cazar mitos” podrían funcionar.
Un enfoque que vale la pena, por ejemplo, es el de evitar la repetición de la información errónea (como decir que la vacuna contra la gripe incluye un virus vivo) primero, para luego “desecharlo”. En su lugar, el enfoque debe ser el de presentar a las personas el mito que corrige la información antes de la información errónea.
Académicos también sugieren hacer que la información “desmitificadora” sea tan interesante y atractiva como el mito mismo, para garantizar que sea memorable.
Ese enfoque no es ideal, pero se ha encontrado que reduce los efectos negativos de la información errónea sobre la intención de vacunar. También reduce la posibilidadde que la corrección sea contraproducente, al menos en algunos contextos.
3. Si tú te vacunas, otros lo harán
Una tercera estrategia que los investigadores y profesionales de la salud utilizan para alentar a las personas a vacunarse contra la gripe intenta apelar al deseo de reciprocidad de las personas.
Esto a menudo toma la forma de apelar a comportamientos de grupos más grandes, o enfatizar la importancia de vacunarse para proteger a otros en la comunidad, independientemente de si las personas suscriben o no al consenso científico sobre la seguridad de las vacunas.
Algunos estudios sugieren que este enfoque puede ser efectivo para algunas personas. Trabajos recientes encontraron que las culturas que se centran en los beneficios colectivos tienen tasas más altas de cumplimiento con las vacunas y la comunicación del concepto de “inmunidad de rebaño” mejora la disposición de un individuo para vacunarse.
De manera similar, otro estudio descubrió que aquellos que creen que su red apoya la vacunación, tienen un sentimiento más positivo respecto a las vacunas y expresan una intención más fuerte de vacunarse.
Si bien parece que los individuos pueden tener interés en proteger la salud de otros en algún sentido del “bien mayor”, los beneficios de apelar a este sentimiento son limitados. Los estudios encuentran que este tipo de mensajes a menudo producen resultados mixtos.
Por ejemplo, un estudio encontró que si bien un llamado a la identidad social y el comportamiento de otros en su comunidad puede funcionar para algunos grupos, en general, los llamamientos para unirse a otros que se vacunen no cambiaron las intenciones de comportamiento. Otro estudio encontró que las comunicaciones sobre los beneficios sociales y comunitarios solo eran efectivas cuando los costos de vacunación eran bajos.
En otras palabras, las apelaciones a la reciprocidad pueden funcionar para algunas personas, pero en general no tienen un efecto fuerte.
¿A dónde nos lleva esto?
Corregir información errónea sobre las vacunas contra la gripe es difícil, y la literatura académica proporciona señales mixtas sobre los enfoques para abordar este problema. La mejor evidencia sugiere que una forma efectiva de lidiar con la desinformación, en primer lugar, es no difundirla.
Eso significa evitar repetir mitos, incluso si los estás desacreditando. La apelación a las normas sociales ampliamente reconocidas y aceptadas también puede ser efectiva, en algunas circunstancias. También debemos ser conscientes de que corregir la información errónea no garantiza que las personas adopten conductas saludables.
Esto es, sin embargo, sólo un punto de partida. Alentamos a académicos, profesionales de la salud y comunicadores científicos a que diseñen y prueben enfoques alternativos para corregir la información errónea sobre las vacunas.
Por ejemplo, las apelaciones que discuten la naturaleza mortal del virus de la gripe, en comparación con los años anteriores y otras causas comunes de muerte, como los accidentes automovilísticos, pueden hacer que los riesgos de contraer la gripe sean más manejables, de una manera que fomente la vacunación de la población en general.
This article was originally published in English
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