Para muchos entusiastas de la tecnología, la implementación del voto electrónico podría reducir las posibilidades de fraude y manipulación electoral. En ese sentido, siendo amantes de la tecnología, publicamos argumentos para tener en cuenta a la hora de debatir sobre este tema.
El voto es la base de legitimación del sistema democrático. El secreto del mismo es el fundamento que garantiza el derecho de cada ciudadano a votar libremente, por tanto no puede ser considerado un acto público.
Durante el proceso electoral, la participación ciudadana no se limita en elegir la candidatura en la boleta: las personas también pueden supervisar y auditar el acto electoral. Esto es así pues se supone que la elección es un acto público y transparente.
En el sistema actual basado en el papel, cualquier persona alfabetizada y con una mínima capacitación puede participar de la supervisión y el conteo de votos durante toda la jornada y el proceso electoral. En el caso de voto electrónico, la tecnología aparece como interfaz, entre el votante y el voto, entre el observador y los resultados, además de realizar de forma automatizada los conteos.
La cantidad de elementos que podrían funcionar mal, escapan cualquier capacidad humana de auditar dichos problemas, salvo claro, que la persona sea un ingeniero electrónico o informático y tenga acceso a los datos, dentro de cada aparato así como al código fuente del software que lo gestiona.
Posibles vulneraciones del voto electrónico
1. Pérdida de control democrático
El sistema democrático requiere que todos los pasos esenciales de la elección estén sometidos a la verificación por parte del público (observadores electorales y delegados partidarios). Implementar un sistema de voto electrónico supone renunciar al control ciudadano del proceso electoral. Es decir, que los pasos esenciales de la gestión electoral y de la determinación del resultado deben ser pasibles de ser comprobados por el ciudadano de manera confiable y sin conocimientos técnicos especiales.
La incorporación de una máquina o una computadora está fuera del alcance de entendimiento de muchas personas, con lo cual la capacidad de control de los procesos implicados en una votación pasa a estar en manos de un conjunto muy pequeño de personas (los técnicos). Esto aumenta los riesgos y vuelve menos democrático al proceso como totalidad. Es decir, la complejidad técnica implica una imposibilidad de control ciudadano y relega el análisis a un sector reducido como los informáticos, sociedad civil y empresas.
Otro problema que aparece con el voto electrónico es el control de las empresas privadas sobre los procesos democráticos. Las empresas que proveerán el software y el hardware tendrán mayor capacidad de control sobre los procesos y resultados, así como el mantenimiento y actualización constante de los sistemas de votación electrónica. Esto genera dudas en la capacidad de que otros sectores puedan auditar dichos procesos: el hardware, el software, sus actualizaciones, etc.. Según el libro “Burla Electrónica”, en el caso brasileño, el software implicado consta de unas 3 millones de líneas de código y se vuelve extremadamente difícil de auditar, mientras bastan unas pocas líneas para introducir un código malicioso que de vuelta una elección.
En ese marco, Finlandia, Austria, Dinamarca, Irlanda y Holanda utilizaron en algún momento el voto electrónico y lo abandonaron por no poder asegurar el secreto del voto, ni la fiabilidad de los resultados. La Corte Constitucional de Alemana declaró inconstitucional y prohibió el uso del voto electrónico y en definitiva este país abandonó la utilización de voto electrónico partir de ese fallo.
2. Vulneraciones de privacidad, seguridad y datos personales
El marco normativo determina claramente que el voto es secreto, es decir, el acto de votar no es un “acto público”. La libertad para elegir las autoridades está garantizada por ese secreto y si esto no se cumple, el sistema fracasa en su esencia. Los sistemas de votación electrónicos actuales vulneran esta garantía del secreto en el voto, pilar del sistema.
Según expertos argentinos, donde se quiso implantar este tipo de sistemas, aunque no se registre la identidad de quien votó, se puede agregar información en la boleta electrónica, que permita saber el orden de votación. Los sistemas actuales de voto electrónico que están siendo utilizados en Brasil, Venezuela e India, mezclan el orden de votos emitidos, una vez cerrada la mesa. Sin embargo existen posibilidades de poder reconstruir dicho orden con los conocimientos informáticos adecuados. En el caso del papel, esto es imposible.
Hay quienes comparan los sistemas de votación electrónico con los avances del sistema financiero: su cifrado y su almacenamiento en tiempo real de las transferencias de dinero. Cabe señalar que los sistemas bancarios son muy distintos a los sistemas de voto electrónico, ya que los primeros no necesitan anonimizar ningún dato, sino garantizar que se registren los movimientos de dinero tal como los titulares de cuenta han definido dichas transacciones. En los sistemas de votación por el contrario, una característica central es el anonimato del votante, es decir que cuando una persona vota nadie debe saber qué votó de ninguna forma. Por lo tanto, comparar la integridad y la verificabilidad del sistema del banco con los sistemas de voto, no tiene demasiado sentido.
3. La vulneración del software
Los sistemas de votación electrónica que fueron auditados a nivel mundial dieron como resultado fallas insostenibles a nivel de sistema informático.
En Estados Unidos, donde los condados deciden qué tipo de instrumento de votación utilizan, el 75% aún se mantiene en el modo tradicional de papel debido a las vulnerabilidades y desventajas del sistema electrónico. En agosto de este año en una entrevista con la CNN, un investigador de la empresa de seguridad informática Symantec, demostró que es posible intervenir las tarjetas electrónicas que usan las maquinas y utilizarlas para realizar múltiples votos con una misma identidad.
Sobre este punto, te dejamos el video de Snowden sobre las preocupaciones del voto electrónico.
En Argentina, un grupo de expertos informáticos identificaron que las boletas podían ser identificadas, además de descubrir la posibilidad de que una boleta pudiera tener más de un voto. Además encontraron que acercando un celular a una boleta de votación, se podría leer el voto, vulnerando nuevamente el secreto.
A continuación, compartimos el video de TED sobre la vulnerabilidad del voto electrónico en Argentina
4. Optimización del fraude
La vulnerabilidad de esta tecnología implementada en algunos países, con los fallos que se expusieron en el punto anterior, tiene como consecuencia una potencial profundización de los procesos de alteración de votos. Es decir, si antes el aparato “del partido” armaba sus sistema clientelar para conseguir los votos, alterar las actas, modificar las transmisiones y violentar los conteos, hoy con la informática se abre la posibilidad de hacerlo en mucho mayor medida y sin la capacitad de una auditoría ciudadana, por tratarse de “cajas negras tecnológicas” incomprensible para la mayoría de los actores y participantes electorales. Es decir, que para realizar el fraude electoral no se necesitará los recursos financieros que actualmente se utilizan para mantener al sistema clientelar “fiel” a los candidatos y candidatas de los partidos políticos.
A todo lo anterior, cabe agregar la posibilidad de la intervención de una potencia extranjera ya sea para volcar la elección hacia cierto candidato o dificultar su elección. Edward Snowden se ha mostrado preocupado sobre este punto, alegando que los sistemas de inteligencia realizan este tipo de acciones normalmente y los sistemas de votación electrónico abren la puerta para ello.
Stallman, fundador de la Free Software Foundation, explica cómo se optimiza el fraude con el sistema de voto electrónico.
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Para muchos entusiastas de la tecnología, la implementación del voto electrónico podría reducir las posibilidades de fraude y manipulación electoral. En ese sentido, siendo amantes de la tecnología, publicamos argumentos para tener en cuenta a la hora de debatir sobre este tema.
El voto es la base de legitimación del sistema democrático. El secreto del mismo es el fundamento que garantiza el derecho de cada ciudadano a votar libremente, por tanto no puede ser considerado un acto público.
Durante el proceso electoral, la participación ciudadana no se limita en elegir la candidatura en la boleta: las personas también pueden supervisar y auditar el acto electoral. Esto es así pues se supone que la elección es un acto público y transparente.
En el sistema actual basado en el papel, cualquier persona alfabetizada y con una mínima capacitación puede participar de la supervisión y el conteo de votos durante toda la jornada y el proceso electoral. En el caso de voto electrónico, la tecnología aparece como interfaz, entre el votante y el voto, entre el observador y los resultados, además de realizar de forma automatizada los conteos.
La cantidad de elementos que podrían funcionar mal, escapan cualquier capacidad humana de auditar dichos problemas, salvo claro, que la persona sea un ingeniero electrónico o informático y tenga acceso a los datos, dentro de cada aparato así como al código fuente del software que lo gestiona.
Posibles vulneraciones del voto electrónico
1. Pérdida de control democrático
El sistema democrático requiere que todos los pasos esenciales de la elección estén sometidos a la verificación por parte del público (observadores electorales y delegados partidarios). Implementar un sistema de voto electrónico supone renunciar al control ciudadano del proceso electoral. Es decir, que los pasos esenciales de la gestión electoral y de la determinación del resultado deben ser pasibles de ser comprobados por el ciudadano de manera confiable y sin conocimientos técnicos especiales.
La incorporación de una máquina o una computadora está fuera del alcance de entendimiento de muchas personas, con lo cual la capacidad de control de los procesos implicados en una votación pasa a estar en manos de un conjunto muy pequeño de personas (los técnicos). Esto aumenta los riesgos y vuelve menos democrático al proceso como totalidad. Es decir, la complejidad técnica implica una imposibilidad de control ciudadano y relega el análisis a un sector reducido como los informáticos, sociedad civil y empresas.
Otro problema que aparece con el voto electrónico es el control de las empresas privadas sobre los procesos democráticos. Las empresas que proveerán el software y el hardware tendrán mayor capacidad de control sobre los procesos y resultados, así como el mantenimiento y actualización constante de los sistemas de votación electrónica. Esto genera dudas en la capacidad de que otros sectores puedan auditar dichos procesos: el hardware, el software, sus actualizaciones, etc.. Según el libro “Burla Electrónica”, en el caso brasileño, el software implicado consta de unas 3 millones de líneas de código y se vuelve extremadamente difícil de auditar, mientras bastan unas pocas líneas para introducir un código malicioso que de vuelta una elección.
En ese marco, Finlandia, Austria, Dinamarca, Irlanda y Holanda utilizaron en algún momento el voto electrónico y lo abandonaron por no poder asegurar el secreto del voto, ni la fiabilidad de los resultados. La Corte Constitucional de Alemana declaró inconstitucional y prohibió el uso del voto electrónico y en definitiva este país abandonó la utilización de voto electrónico partir de ese fallo.
2. Vulneraciones de privacidad, seguridad y datos personales
El marco normativo determina claramente que el voto es secreto, es decir, el acto de votar no es un “acto público”. La libertad para elegir las autoridades está garantizada por ese secreto y si esto no se cumple, el sistema fracasa en su esencia. Los sistemas de votación electrónicos actuales vulneran esta garantía del secreto en el voto, pilar del sistema.
Según expertos argentinos, donde se quiso implantar este tipo de sistemas, aunque no se registre la identidad de quien votó, se puede agregar información en la boleta electrónica, que permita saber el orden de votación. Los sistemas actuales de voto electrónico que están siendo utilizados en Brasil, Venezuela e India, mezclan el orden de votos emitidos, una vez cerrada la mesa. Sin embargo existen posibilidades de poder reconstruir dicho orden con los conocimientos informáticos adecuados. En el caso del papel, esto es imposible.
Hay quienes comparan los sistemas de votación electrónico con los avances del sistema financiero: su cifrado y su almacenamiento en tiempo real de las transferencias de dinero. Cabe señalar que los sistemas bancarios son muy distintos a los sistemas de voto electrónico, ya que los primeros no necesitan anonimizar ningún dato, sino garantizar que se registren los movimientos de dinero tal como los titulares de cuenta han definido dichas transacciones. En los sistemas de votación por el contrario, una característica central es el anonimato del votante, es decir que cuando una persona vota nadie debe saber qué votó de ninguna forma. Por lo tanto, comparar la integridad y la verificabilidad del sistema del banco con los sistemas de voto, no tiene demasiado sentido.
3. La vulneración del software
Los sistemas de votación electrónica que fueron auditados a nivel mundial dieron como resultado fallas insostenibles a nivel de sistema informático.
En Estados Unidos, donde los condados deciden qué tipo de instrumento de votación utilizan, el 75% aún se mantiene en el modo tradicional de papel debido a las vulnerabilidades y desventajas del sistema electrónico. En agosto de este año en una entrevista con la CNN, un investigador de la empresa de seguridad informática Symantec, demostró que es posible intervenir las tarjetas electrónicas que usan las maquinas y utilizarlas para realizar múltiples votos con una misma identidad.
Sobre este punto, te dejamos el video de Snowden sobre las preocupaciones del voto electrónico.
En el 2014 investigadores de EE.UU., Reino Unido y Finlandia investigaron sobre las elecciones de Estonia en 2013 y se descubrió que el sistema era vulnerable a ciberataques y fraude, por lo que recomendaron que se cerrara hasta solucionar dichos problemas. La ventaja del sistema de Estonia se sustenta en que sus instituciones son suficientemente fuertes para mantener elecciones libres y confiables, por lo que es considerada como una república independiente estable y con una percepción de corrupción baja.
En Argentina, un grupo de expertos informáticos identificaron que las boletas podían ser identificadas, además de descubrir la posibilidad de que una boleta pudiera tener más de un voto. Además encontraron que acercando un celular a una boleta de votación, se podría leer el voto, vulnerando nuevamente el secreto.
A continuación, compartimos el video de TED sobre la vulnerabilidad del voto electrónico en Argentina
4. Optimización del fraude
La vulnerabilidad de esta tecnología implementada en algunos países, con los fallos que se expusieron en el punto anterior, tiene como consecuencia una potencial profundización de los procesos de alteración de votos. Es decir, si antes el aparato “del partido” armaba sus sistema clientelar para conseguir los votos, alterar las actas, modificar las transmisiones y violentar los conteos, hoy con la informática se abre la posibilidad de hacerlo en mucho mayor medida y sin la capacitad de una auditoría ciudadana, por tratarse de “cajas negras tecnológicas” incomprensible para la mayoría de los actores y participantes electorales. Es decir, que para realizar el fraude electoral no se necesitará los recursos financieros que actualmente se utilizan para mantener al sistema clientelar “fiel” a los candidatos y candidatas de los partidos políticos.
A todo lo anterior, cabe agregar la posibilidad de la intervención de una potencia extranjera ya sea para volcar la elección hacia cierto candidato o dificultar su elección. Edward Snowden se ha mostrado preocupado sobre este punto, alegando que los sistemas de inteligencia realizan este tipo de acciones normalmente y los sistemas de votación electrónico abren la puerta para ello.
Stallman, fundador de la Free Software Foundation, explica cómo se optimiza el fraude con el sistema de voto electrónico.
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