El silicio es un elemento tan importante en la fabricación de los aparatos electrónicos actuales (ordenadores, teléfonos, robots y otras máquinas inteligentes) como lo es para los seres vivos el carbono, la base de las proteínas que nos componen.
Ahora el carbono tiene la oportunidad de sustituir al silicio en la electrónica. Hace ya 15 años que se habla de la posibilidad de que la nanotecnología de carbono permita crear ordenadores más potentes y con un menor consumo de energía. Finalmente un equipo de ingenieros pudo desarrollar en un laboratorio de la Universidad de Stanford un ordenador (todavía bastante primitivo) a partir de chips que funcionan con nanotubos de carbono. Los detalles del invento están recogidos en la revista ‘Nature‘.
Los investigadores han logrado progresos significativos desde que crearon transistores de nanotubos (moléculas con forma de cilindro) individuales de carbono. Posteriormente obtuvieron circuitos electrónicos conectando estos transistores entre sí, y finalmente construyeron un computador completo usando transistores de bajo consumo de energía. Aunque el rendimiento del prototipo todavía no se puede comprar al de las actuales computadoras de silicio, el ordenador puede realizar cualquier cálculo si tiene el tiempo suficiente.
La primera nanocomputadora desarrollada en Stanford se compone de solo 178 transistores. “Es, por supuesto, una cantidad muy pequeña”, dijo en una entrevista con el portal ruso Slon Max Shulaker, coautor del proyecto, que añadió: “Pero es lo máximo que podemos conseguir en un laboratorio universitario. Sin embargo, si la misma tecnología se aplica a escala industrial, se podrá lograr mucho más. Lo importante es que nuestro ordenador de un bit no difiere en nada de los modernos equipos de 64 bits; simplemente es mucho más pequeño”.
¿Por qué carbono?
El principal inconveniente de los transistores actuales es que se calientan. Y, cuanto más potente es el equipo, más transistores integra, por lo que más se calienta la unidad de sistema. Esta desventaja, que ha sufrido cualquier usuario de un teléfono inteligente o de un ordenador portátil, supone un obstáculo importante para el desarrollo de la tecnología del silicio.
Los nanotubos de carbono pueden iniciar una tendencia alternativa en la evolución digital gracias a una propiedad muy valiosa: no se calientan (o, en cualquier caso, se calientan mucho menos que el silicio).
Los expertos de todo el mundo ya han afirmado en reiteradas ocasiones que vivimos en un momento crucial en lo referente a las tecnologías digitales a base de carbono, un elemento fundamental a la hora de desarrollar aparatos no solo más eficientes, sino también más ligeros, compactos, baratos y, lo más importante, que funcionarán sin calentarse y que, en consecuencia, no consumirán tanta energía.
En este momento, los líderes industriales son capaces de producir circuitos de silicio de 22 nanómetros, y se cree que en 2020 se habrá conseguido reducir su tamaño hasta 5 nanómetros.
El silicio es un elemento tan importante en la fabricación de los aparatos electrónicos actuales (ordenadores, teléfonos, robots y otras máquinas inteligentes) como lo es para los seres vivos el carbono, la base de las proteínas que nos componen.
Ahora el carbono tiene la oportunidad de sustituir al silicio en la electrónica. Hace ya 15 años que se habla de la posibilidad de que la nanotecnología de carbono permita crear ordenadores más potentes y con un menor consumo de energía. Finalmente un equipo de ingenieros pudo desarrollar en un laboratorio de la Universidad de Stanford un ordenador (todavía bastante primitivo) a partir de chips que funcionan con nanotubos de carbono. Los detalles del invento están recogidos en la revista ‘Nature‘.
Los investigadores han logrado progresos significativos desde que crearon transistores de nanotubos (moléculas con forma de cilindro) individuales de carbono. Posteriormente obtuvieron circuitos electrónicos conectando estos transistores entre sí, y finalmente construyeron un computador completo usando transistores de bajo consumo de energía. Aunque el rendimiento del prototipo todavía no se puede comprar al de las actuales computadoras de silicio, el ordenador puede realizar cualquier cálculo si tiene el tiempo suficiente.
La primera nanocomputadora desarrollada en Stanford se compone de solo 178 transistores. “Es, por supuesto, una cantidad muy pequeña”, dijo en una entrevista con el portal ruso Slon Max Shulaker, coautor del proyecto, que añadió: “Pero es lo máximo que podemos conseguir en un laboratorio universitario. Sin embargo, si la misma tecnología se aplica a escala industrial, se podrá lograr mucho más. Lo importante es que nuestro ordenador de un bit no difiere en nada de los modernos equipos de 64 bits; simplemente es mucho más pequeño”.
¿Por qué carbono?
El principal inconveniente de los transistores actuales es que se calientan. Y, cuanto más potente es el equipo, más transistores integra, por lo que más se calienta la unidad de sistema. Esta desventaja, que ha sufrido cualquier usuario de un teléfono inteligente o de un ordenador portátil, supone un obstáculo importante para el desarrollo de la tecnología del silicio.
Los nanotubos de carbono pueden iniciar una tendencia alternativa en la evolución digital gracias a una propiedad muy valiosa: no se calientan (o, en cualquier caso, se calientan mucho menos que el silicio).
Los expertos de todo el mundo ya han afirmado en reiteradas ocasiones que vivimos en un momento crucial en lo referente a las tecnologías digitales a base de carbono, un elemento fundamental a la hora de desarrollar aparatos no solo más eficientes, sino también más ligeros, compactos, baratos y, lo más importante, que funcionarán sin calentarse y que, en consecuencia, no consumirán tanta energía.
En este momento, los líderes industriales son capaces de producir circuitos de silicio de 22 nanómetros, y se cree que en 2020 se habrá conseguido reducir su tamaño hasta 5 nanómetros.
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