Uno de los aspectos relevantes que ha generado el alto desarrollo tecnológico en esta última década es el acercamiento de dos mundos antes totalmente distantes, del diseño industrial masivo al –cada día más desarrollado– diseño catonizado personalizado. La impresión 3D está cambiando la forma de ver el diseño; desde lo estético relacionado a objetos de rango pequeño decorativos o funcionales hasta… casas!
Todo un fenómeno que comenzó a esbozarse en la década de los 80 y que hoy permite obtener tridimensionalmente un objeto diseñado en el computador. Suena a película de ciencia ficción, pero ya es realidad en nuestro país impactando cultural y socialmente al abrir la puerta a la fabricación de productos tan necesarios como las prótesis médicas humanas y de mascotas, como ha sido el caso del investigador chileno Jorge Zúñiga, quien donó a la Teletón una mano ortopédica creada con esta tecnología y a un costo ridículo.
Chile es uno de los países con más rápido desarrollo en la región y que como suele suceder con la innovación, comparte campo en el ámbito académico, Christian Barros, Director de la carrera de Diseño Industrial de Duoc UC San Carlos de Apoquindo, se refiere a la revolución que está trayendo la impresión 3D, para lo cual se preparan enseñando el uso de software para utilizar esta tecnología, “algunos de nuestros egresados se encuentran emprendiendo en esta área y están implementando esta tecnología en nuestro país, en ámbitos como la ingeniería y la salud”.
Patricio Boisier es uno de esos ex alumnos, quien junto a su socio Andrés Atton, desde que estudiaban Diseño Industrial venían siguiendo el avance de estas impresoras debido a la necesidad de presentar buenas maquetas y prototipos de sus proyectos. Iniciaron su empresa 3DAxis pensando en otros diseñadores industriales, arquitectos e ingenieros. Hoy, luego de meses en el mercado han recibido llamadas de otros profesionales como publicistas, joyeros, odontólogos, gente de teatro y fabricantes de bicicletas para hacer sus encargos, lo que se debe a la “economía de la creatividad” que ofrece esta tecnología al permitir que cualquier persona con una idea, pueda desarrollar un negocio. “Ahora los emprendedores comprendieron que no necesitan mandar a fabricar una costosa matriz metálica a china para hacer sus piezas” finaliza el especialista, quien personalmente está desarrollando un proyecto de prótesis para mascotas por medio de la impresión 3D.
Sus ventajas hacen pensar que a futuro las posibilidades serán infinitas, sin embargo estamos lejos todavía de poder acceder a ellas desde la comodidad del hogar. “Por el momento el costo de una buena impresora 3D está por sobre los dos millones de pesos, por lo que es difícil que entren a las casas, pero Epson está trabajando en una impresora casera, lo cual será el primer paso para que bajen rápidamente los precios.” En dos o tres años mucha gente podrá disponer de ellas y utilizando comunidades como www.thingiverse.com que permite a los usuarios bajar y subir de forma gratuita sus modelos 3D, “cualquiera podrá imprimir en su casa una manilla para una puerta, un soporte para celular, o la pieza plástica que se le ocurra”, acota Boisier.
Y aunque términos de materiales falta mucho por mejorar, constituye una esperanza por ejemplo para personas discapacitadas que requieran de una prótesis a su medida y a bajo costo, incluso en el extranjero se está experimentando con técnicas para reproducir órganos humanos, como por ejemplo en EE.UU. donde imprimieron un oído.
Tipos de impresoras 3D
Existen tres tipos, dos de ellas son por medio de un láser. La primera en ser desarrollada en 1986 se llamó estereolitografía. Ideada por Chuck Hull, se basa en una tina de resina líquida fotosensible, que por medio de un láser computarizado solidifica el material capa por capa a medida que la pieza va emergiendo.
La segunda es similar a la primera y funciona por medio de la sinterización selectiva láser, que utiliza polvos plásticos, cerámicos, metálicos y hasta polvo de cristal a los cuales se les adhiere una resina plástica para fundirlos con el láser. Esta tecnología actualmente es la más avanzada y la más costosa.
Finalmente está la tecnología de deposición de material plástico, que es con la que tarbajan Boisier y Atton, esta opera por medio de un rollo de filamento plástico (ABS, PLA, Nylon y PVA) el cual circula a través de un extrusor o boquilla fundente a más de 220 grados celsius que va depositando el material capa por capa formando un volumen plástico.
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Uno de los aspectos relevantes que ha generado el alto desarrollo tecnológico en esta última década es el acercamiento de dos mundos antes totalmente distantes, del diseño industrial masivo al –cada día más desarrollado– diseño catonizado personalizado. La impresión 3D está cambiando la forma de ver el diseño; desde lo estético relacionado a objetos de rango pequeño decorativos o funcionales hasta… casas!
Todo un fenómeno que comenzó a esbozarse en la década de los 80 y que hoy permite obtener tridimensionalmente un objeto diseñado en el computador. Suena a película de ciencia ficción, pero ya es realidad en nuestro país impactando cultural y socialmente al abrir la puerta a la fabricación de productos tan necesarios como las prótesis médicas humanas y de mascotas, como ha sido el caso del investigador chileno Jorge Zúñiga, quien donó a la Teletón una mano ortopédica creada con esta tecnología y a un costo ridículo.
Chile es uno de los países con más rápido desarrollo en la región y que como suele suceder con la innovación, comparte campo en el ámbito académico, Christian Barros, Director de la carrera de Diseño Industrial de Duoc UC San Carlos de Apoquindo, se refiere a la revolución que está trayendo la impresión 3D, para lo cual se preparan enseñando el uso de software para utilizar esta tecnología, “algunos de nuestros egresados se encuentran emprendiendo en esta área y están implementando esta tecnología en nuestro país, en ámbitos como la ingeniería y la salud”.
Patricio Boisier es uno de esos ex alumnos, quien junto a su socio Andrés Atton, desde que estudiaban Diseño Industrial venían siguiendo el avance de estas impresoras debido a la necesidad de presentar buenas maquetas y prototipos de sus proyectos. Iniciaron su empresa 3DAxis pensando en otros diseñadores industriales, arquitectos e ingenieros. Hoy, luego de meses en el mercado han recibido llamadas de otros profesionales como publicistas, joyeros, odontólogos, gente de teatro y fabricantes de bicicletas para hacer sus encargos, lo que se debe a la “economía de la creatividad” que ofrece esta tecnología al permitir que cualquier persona con una idea, pueda desarrollar un negocio. “Ahora los emprendedores comprendieron que no necesitan mandar a fabricar una costosa matriz metálica a china para hacer sus piezas” finaliza el especialista, quien personalmente está desarrollando un proyecto de prótesis para mascotas por medio de la impresión 3D.
Sus ventajas hacen pensar que a futuro las posibilidades serán infinitas, sin embargo estamos lejos todavía de poder acceder a ellas desde la comodidad del hogar. “Por el momento el costo de una buena impresora 3D está por sobre los dos millones de pesos, por lo que es difícil que entren a las casas, pero Epson está trabajando en una impresora casera, lo cual será el primer paso para que bajen rápidamente los precios.” En dos o tres años mucha gente podrá disponer de ellas y utilizando comunidades como www.thingiverse.com que permite a los usuarios bajar y subir de forma gratuita sus modelos 3D, “cualquiera podrá imprimir en su casa una manilla para una puerta, un soporte para celular, o la pieza plástica que se le ocurra”, acota Boisier.
Y aunque términos de materiales falta mucho por mejorar, constituye una esperanza por ejemplo para personas discapacitadas que requieran de una prótesis a su medida y a bajo costo, incluso en el extranjero se está experimentando con técnicas para reproducir órganos humanos, como por ejemplo en EE.UU. donde imprimieron un oído.
Tipos de impresoras 3D
Existen tres tipos, dos de ellas son por medio de un láser. La primera en ser desarrollada en 1986 se llamó estereolitografía. Ideada por Chuck Hull, se basa en una tina de resina líquida fotosensible, que por medio de un láser computarizado solidifica el material capa por capa a medida que la pieza va emergiendo.
La segunda es similar a la primera y funciona por medio de la sinterización selectiva láser, que utiliza polvos plásticos, cerámicos, metálicos y hasta polvo de cristal a los cuales se les adhiere una resina plástica para fundirlos con el láser. Esta tecnología actualmente es la más avanzada y la más costosa.
Finalmente está la tecnología de deposición de material plástico, que es con la que tarbajan Boisier y Atton, esta opera por medio de un rollo de filamento plástico (ABS, PLA, Nylon y PVA) el cual circula a través de un extrusor o boquilla fundente a más de 220 grados celsius que va depositando el material capa por capa formando un volumen plástico.
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