por Panayotis Antoniadis
El acceso a Internet se ha convertido en una herramienta tan necesaria para participar en la sociedad que ha sido declarado un “derecho humano” por la ONU. Por desgracia, es un derecho humano que no se concede al 60% de la población mundial.
Para disminuir esta brecha, grandes corporaciones como Facebook o Google se presentan no sólo como proveedores de servicios, sino también como proveedores de Internet. Facebook, por ejemplo, ofrece acceso gratuito a Internet en las zonas desfavorecidas de la India, o al menos acceso a una pequeña parte de Internet considerada “básica” (incluido el acceso a Facebook, por supuesto).
Al mismo tiempo, Facebook tiene la ambición de “conectar el mundo“, “entender lainteligencia y hacer máquinas inteligentes“, e incluso “curar todas las enfermedades en la vida de nuestros hijos“.
La plataforma está haciendo un nuevo mapa de todos en el mundo, mientras experimenta con la posibilidad de manipular los sentimientos de la gente a través de la curación de sus noticias.
Hacia un internet orgánico
En un artículo anterior (en español) describí redes comunitarias que ofrecen soluciones de redes alternativas a megaproyectos como los básicos gratuitos de Facebook, que ofrecen acceso a Internet a los refugiados o comunidades fuera del alcance de los proveedores tradicionales de servicios de Internet.
Estas redes DIY pueden ser vistas como “orgánicas”: son creadas por las comunidades locales, reflejan la cultura local y los datos que utilizan pueden ser generados y consumidos en el mismo lugar.
Las redes DIY también pueden reunir a las personas, cara a cara, en lugar de mantenerlas en línea todo el tiempo.
Artistas y activistas han estado experimentando con diferentes tipos de redes, como LibraryBox, una red de e-book y la instalación de “Can you hear me?”antenas temporales que apuntan a la embajada de Estados Unidos en Berlín, transmitiendo mensajes anónimos de peatones cercanos.
Sin embargo, debemos explorar las razones importantes por las que estas redes también deberían promoverse como infraestructura para albergar servicios locales, construidos y utilizados por las comunidades locales.
El Prinzessinnengarten en Berlín es un buen ejemplo de un lugar donde las redes DIY están diseñadas para operar “fuera de Internet”.
Activistas de la Neighbourhood Academy han creado un lugar dentro del jardín que tiene como objetivo transferir los principios de la agricultura orgánica y de colaboración al ámbito de la creación de redes.
La Neighbourhood Academy es una plataforma abierta auto-organizada para compartir el conocimiento, la cultura y el activismo. Sus fundadores, Marco Clausen, Elizabeth Calderón Lüning, Åsa Sonjasdotter y la Fundación Anstiftung idearon una red wifi local accesible sólo dentro del jardín.
Colaboraron con el Design Research Lab para construir el “internet orgánico”, una red local conectada a una construcción física, Die Laube (The Arbor), que alberga talleres, seminarios y asambleas.
Los fundadores querían una manera de registrar y compartir toda la información intercambiada durante las reuniones de diferentes activistas, artistas, arquitectos e investigadores de diferentes campos y partes del mundo que asistieron a la academia. Las redes locales DIY hacen que las producciones estén disponibles para aquellos, y sólo aquellos, físicamente presentes en el espacio del jardín, y el espacio digital se convierte en una parte integral de la identidad del jardín.
Para los diseñadores de UdK, que han estado involucrados en el proyecto, este piloto es una oportunidad para construir espacios híbridos, y convertirlos en herramientas que harán más fácil que la tecnología sea distribuida a otros.
Alternativas a las redes sociales globales
La red DIY promueve la proximidad física y la inclusión. La tangibilidad y el jugueteo es otro aspecto importante de la red: siempre está ahí, colgado de un árbol.
Estos proyectos también requieren que la gente local cuide de ellos, construya confianza y tome decisiones colectivas en torno a la funcionalidad y el uso. Una red DIY puede incluso apagarse de vez en cuando.
Los proyectos se basan en principios de replicación, no en crecimiento: otros pueden replicar la misma idea en un lugar diferente al comprar el hardware barato (un Raspberry Pi, un enrutador inalámbrico, un disco duro externo y una batería) y usar software auto-alojado para servicios locales. No se necesitan inversiones en servidores más grandes cuando más gente se une, y no hay reglas uniformes sobre el diseño.
Defensa de los bienes comunes
Las redes comunitarias como Guifi.net, Freifunk.net y Sarantaporo.gr están ganando cada vez más atención como la “otra manera” de construir conectividad, mientras que las redes locales DIY como la de Prinzessinnengarten aparecen como un valioso complemento, en lugar de un reemplazo a la Internet normal para las interacciones basadas en la localización.
Pero el derecho a compartir y, más en general, el “derecho a bienes comunes” enfrenta importantes amenazas políticas y legales. Por ejemplo, en el caso de las infraestructuras de red, la directiva de bloqueo de radio de la UE dificultará el uso de software alternativo en dispositivos habilitados para Internet. Las leyes de responsabilidad civil desalientan el intercambio de conectividad a Internet.
A la luz de estas circunstancias, la primera asamblea europea de bienes comunes se reunió en noviembre de 2016, con más de 100 activistas comunes de 21 países de toda Europa.
El objetivo de la asamblea es desarrollar recomendaciones de políticas para la gestión colectiva de todas las formas de “bienes comunes”, desde recursos básicos como el agua y la energía hasta el conocimiento y la infraestructura de redes.
Como las grandes corporaciones como Facebook dominan cada vez más nuestras vidas, debemos hacer todo lo que podamos para proteger los bienes comunes y conectarnos con nuestras comunidades locales. DIY de redes es sólo el comienzo.
por Panayotis Antoniadis
El acceso a Internet se ha convertido en una herramienta tan necesaria para participar en la sociedad que ha sido declarado un “derecho humano” por la ONU. Por desgracia, es un derecho humano que no se concede al 60% de la población mundial.
Para disminuir esta brecha, grandes corporaciones como Facebook o Google se presentan no sólo como proveedores de servicios, sino también como proveedores de Internet. Facebook, por ejemplo, ofrece acceso gratuito a Internet en las zonas desfavorecidas de la India, o al menos acceso a una pequeña parte de Internet considerada “básica” (incluido el acceso a Facebook, por supuesto).
Al mismo tiempo, Facebook tiene la ambición de “conectar el mundo“, “entender lainteligencia y hacer máquinas inteligentes“, e incluso “curar todas las enfermedades en la vida de nuestros hijos“.
La plataforma está haciendo un nuevo mapa de todos en el mundo, mientras experimenta con la posibilidad de manipular los sentimientos de la gente a través de la curación de sus noticias.
Hacia un internet orgánico
En un artículo anterior (en español) describí redes comunitarias que ofrecen soluciones de redes alternativas a megaproyectos como los básicos gratuitos de Facebook, que ofrecen acceso a Internet a los refugiados o comunidades fuera del alcance de los proveedores tradicionales de servicios de Internet.
Estas redes DIY pueden ser vistas como “orgánicas”: son creadas por las comunidades locales, reflejan la cultura local y los datos que utilizan pueden ser generados y consumidos en el mismo lugar.
Las redes DIY también pueden reunir a las personas, cara a cara, en lugar de mantenerlas en línea todo el tiempo.
Artistas y activistas han estado experimentando con diferentes tipos de redes, como LibraryBox, una red de e-book y la instalación de “Can you hear me?”antenas temporales que apuntan a la embajada de Estados Unidos en Berlín, transmitiendo mensajes anónimos de peatones cercanos.
Sin embargo, debemos explorar las razones importantes por las que estas redes también deberían promoverse como infraestructura para albergar servicios locales, construidos y utilizados por las comunidades locales.
El Prinzessinnengarten en Berlín es un buen ejemplo de un lugar donde las redes DIY están diseñadas para operar “fuera de Internet”.
Activistas de la Neighbourhood Academy han creado un lugar dentro del jardín que tiene como objetivo transferir los principios de la agricultura orgánica y de colaboración al ámbito de la creación de redes.
La Neighbourhood Academy es una plataforma abierta auto-organizada para compartir el conocimiento, la cultura y el activismo. Sus fundadores, Marco Clausen, Elizabeth Calderón Lüning, Åsa Sonjasdotter y la Fundación Anstiftung idearon una red wifi local accesible sólo dentro del jardín.
Colaboraron con el Design Research Lab para construir el “internet orgánico”, una red local conectada a una construcción física, Die Laube (The Arbor), que alberga talleres, seminarios y asambleas.
Los fundadores querían una manera de registrar y compartir toda la información intercambiada durante las reuniones de diferentes activistas, artistas, arquitectos e investigadores de diferentes campos y partes del mundo que asistieron a la academia. Las redes locales DIY hacen que las producciones estén disponibles para aquellos, y sólo aquellos, físicamente presentes en el espacio del jardín, y el espacio digital se convierte en una parte integral de la identidad del jardín.
Para los diseñadores de UdK, que han estado involucrados en el proyecto, este piloto es una oportunidad para construir espacios híbridos, y convertirlos en herramientas que harán más fácil que la tecnología sea distribuida a otros.
Alternativas a las redes sociales globales
La red DIY promueve la proximidad física y la inclusión. La tangibilidad y el jugueteo es otro aspecto importante de la red: siempre está ahí, colgado de un árbol.
Estos proyectos también requieren que la gente local cuide de ellos, construya confianza y tome decisiones colectivas en torno a la funcionalidad y el uso. Una red DIY puede incluso apagarse de vez en cuando.
Los proyectos se basan en principios de replicación, no en crecimiento: otros pueden replicar la misma idea en un lugar diferente al comprar el hardware barato (un Raspberry Pi, un enrutador inalámbrico, un disco duro externo y una batería) y usar software auto-alojado para servicios locales. No se necesitan inversiones en servidores más grandes cuando más gente se une, y no hay reglas uniformes sobre el diseño.
Defensa de los bienes comunes
Las redes comunitarias como Guifi.net, Freifunk.net y Sarantaporo.gr están ganando cada vez más atención como la “otra manera” de construir conectividad, mientras que las redes locales DIY como la de Prinzessinnengarten aparecen como un valioso complemento, en lugar de un reemplazo a la Internet normal para las interacciones basadas en la localización.
Pero el derecho a compartir y, más en general, el “derecho a bienes comunes” enfrenta importantes amenazas políticas y legales. Por ejemplo, en el caso de las infraestructuras de red, la directiva de bloqueo de radio de la UE dificultará el uso de software alternativo en dispositivos habilitados para Internet. Las leyes de responsabilidad civil desalientan el intercambio de conectividad a Internet.
A la luz de estas circunstancias, la primera asamblea europea de bienes comunes se reunió en noviembre de 2016, con más de 100 activistas comunes de 21 países de toda Europa.
El objetivo de la asamblea es desarrollar recomendaciones de políticas para la gestión colectiva de todas las formas de “bienes comunes”, desde recursos básicos como el agua y la energía hasta el conocimiento y la infraestructura de redes.
Como las grandes corporaciones como Facebook dominan cada vez más nuestras vidas, debemos hacer todo lo que podamos para proteger los bienes comunes y conectarnos con nuestras comunidades locales. DIY de redes es sólo el comienzo.
Compartir esto: