El informe surge justo antes de cumplirse el plazo de 10 días fijado por el presidente Juan Manuel Santos, el pasado 5 de febrero.
El documento afirma que una fachada usada por sus servicios de inteligencia en Bogotá, desde donde supuestamente se espió a políticos y funcionarios del Estado, se creó de manera “legal” y allí “no realizaron actividades ilícitas”.
En su lectura del comunicado presentado a la opinión pública, el inspector general del Ejército, el general Ernesto Maldonado, señaló sin embargo que sí se presentaron “errores de funcionamiento”, pues el sitio fue descubierto.
“Se presentaron errores de procedimiento y de contrainteligencia en el manejo de la fachada para proteger el secreto de la operación, teniendo en cuenta que personas ajenas al proceso tuvieron conocimiento del funcionamiento de la fachada. Esto evidencia fallas de control y supervisión”, dijo Maldonado.
En consecuencia, el general pidió relevar de sus cargos a seis militares que tuvieron participación en esa operación, mientras se adelantan las respectivas investigaciones.
El escándalo se destapó cuando la revista ‘Semana’ reveló que el Ejército había instalado en un céntrico restaurante de Bogotá un centro de seguimiento para interceptar mensajes de teléfono y correos electrónicos de personas clave en el proceso de paz. Posteriormente se informó que se espiaron además las comunicaciones de líderes de izquierda, empresarios y periodistas que cubrían las negociaciones en La Habana.
El jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle; el alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, y el director de la Agencia Colombiana para la Reintegración, Alejandro Eder, encabezan la lista de personajes supuestamente vigilados.
El analista internacional Luis Bilbao cree que detrás de estas acciones puede estar el expresidente Álvaro Uribe, así como la inteligencia estadounidense que busca frustrar las negociaciones.
“El espionaje sobre las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla en la Habana, Cuba, es una determinación de EE.UU., que no lo hace simplemente para tener una información adelantada, sino porque está intentando boicotear las negociaciones de paz”, señaló el analista.
“Las operaciones que, a partir de la información que ellos recaven (sic), pueda llevar adelante el sector mandado en Colombia por el expresidente Uribe y teledirigido por EE.UU. podría llegar a afectar este proceso, pero me parece que ya está muy avanzado”, dijo Bilbao.
El informe surge justo antes de cumplirse el plazo de 10 días fijado por el presidente Juan Manuel Santos, el pasado 5 de febrero.
El documento afirma que una fachada usada por sus servicios de inteligencia en Bogotá, desde donde supuestamente se espió a políticos y funcionarios del Estado, se creó de manera “legal” y allí “no realizaron actividades ilícitas”.
En su lectura del comunicado presentado a la opinión pública, el inspector general del Ejército, el general Ernesto Maldonado, señaló sin embargo que sí se presentaron “errores de funcionamiento”, pues el sitio fue descubierto.
“Se presentaron errores de procedimiento y de contrainteligencia en el manejo de la fachada para proteger el secreto de la operación, teniendo en cuenta que personas ajenas al proceso tuvieron conocimiento del funcionamiento de la fachada. Esto evidencia fallas de control y supervisión”, dijo Maldonado.
En consecuencia, el general pidió relevar de sus cargos a seis militares que tuvieron participación en esa operación, mientras se adelantan las respectivas investigaciones.
El escándalo se destapó cuando la revista ‘Semana’ reveló que el Ejército había instalado en un céntrico restaurante de Bogotá un centro de seguimiento para interceptar mensajes de teléfono y correos electrónicos de personas clave en el proceso de paz. Posteriormente se informó que se espiaron además las comunicaciones de líderes de izquierda, empresarios y periodistas que cubrían las negociaciones en La Habana.
El jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle; el alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, y el director de la Agencia Colombiana para la Reintegración, Alejandro Eder, encabezan la lista de personajes supuestamente vigilados.
El analista internacional Luis Bilbao cree que detrás de estas acciones puede estar el expresidente Álvaro Uribe, así como la inteligencia estadounidense que busca frustrar las negociaciones.
“El espionaje sobre las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla en la Habana, Cuba, es una determinación de EE.UU., que no lo hace simplemente para tener una información adelantada, sino porque está intentando boicotear las negociaciones de paz”, señaló el analista.
“Las operaciones que, a partir de la información que ellos recaven (sic), pueda llevar adelante el sector mandado en Colombia por el expresidente Uribe y teledirigido por EE.UU. podría llegar a afectar este proceso, pero me parece que ya está muy avanzado”, dijo Bilbao.
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