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Campañas negativas: Discurso del odio como estrategia

Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su inclinación política, la gente aprende a odiar cuando hay una estrategia por detrás, por ejemplo, cuyo interés es generar polarización con el ánimo de influir en el electorado, pero algunos consultores y expertos como Antonio Sola afirman que esta estrategia no contribuye al fortalecimiento de la democracia, más bien la socavan.

La politóloga Paola Zuban menciona también que “Los discursos de odio, no son posiciones políticas, son discursos de odio”.

El odio, el miedo, la ira y la desinformación a través de las noticias falsas marcan la agenda de las campañas ya sea por tierra, aire o en la Red, parece que algunos políticos se basan en el viejo dicho conocido por todos “en el amor y en la guerra todo es válido” y la guerra ya está aquí, desde hace un tiempo atrás podemos ver una marcada polarización que se hace más visible en época de campaña electoral.

Conectar con el enojo, la ira y el miedo no es nada nuevo y estas particularidades son parte de las campañas negativas, pero qué son las campañas negativas y cuáles son sus características.

La campaña negativa es una estrategia de comunicación política que más que ocuparse de remarcar las virtudes de un candidato o partido, apunta a resaltar los defectos del adversario y todo lo negativo que representa el oponente y sus características son:

  • Simplificación de argumentos
  • Uso de la tergiversación y de “verdades a medias.
  • Los datos “fríos” suelen ser reemplazados por datos “calientes” o emocionales
  • Tienden a ser altamente “visuales”
  • Identifican enemigos, lo que confiere al espectáculo político el poder de despertar pasiones, temores y esperanzas.

Estas campañas recurren a la emocionalidad de los electores, apelando a un marco de valores o antivalores comunes en las sociedades, los mismos que serían eventualmente vulnerados dadas las características, defectos, limitaciones, o predisposiciones evidentes de ciertos sujetos políticos y sus propuestas. Dividir para reinar también es uno de los propósitos tácticos de estas campañas.

Las campañas negativas tienen básicamente 5 componentes.

  1. La campaña negativa de ataque, donde se distinge al enemigo y se lo responsabiliza de los problemas.
  2. La comparación explícita, donde se remarca por qué uno es bueno y el otro no.
  3. La comparación implícita, donde se alude implícitamente al otro mostrándose como la major opción.
  4. La inoculación, es decir, anticipar un hecho negativo del oponente, sorprediéndolo para que éste no tenga la capacidad de reacción
  5. El voto miedo, el uso político del miedo permite comprender muchos de los fenómenos contemporáneos, pues el miedo, al igual que la esperanza, tiene poder para modificar las actitudes y acciones de la ciudadanía ante los peligros, sean estos reales o imaginarios.

Las emociones mandan en la toma de decisiones, aún en las que son en apariencia más frías y racionales, en la decisión de voto mucho más.

Los relatos que se disputan la mente de los electores en cada campaña son, desde el principio, disparadores de emociones.

La construcción del discurso del odio y el miedo se basa especialmente en demonizar al otro y volverlo el enemigo, utilizando términos que, en sí, no son buenos ni malos per se, pero son utilizados de manera peyorativa como:

Vendepatrias, neoliberales, socialistas, en fin, todos aquellos que no piensen igual a nosotros, carecen de validez.

Lamentablemente algunas campañas electorales hoy ya no buscan los consensos de las mayorías en torno a las propuestas o proyectos que cada candidato expresa en términos de ejes discursivos.

Este tipo de estrategia si bien funciona o funcionó en alguanas campañas como el Brexit en el Reino Unido, la campaña de Trump en EE.UU, la derrota del Plebiscito por la Paz en Colombia y la campaña de Bolsonaro en Brasil, en algún momento la realidad toca el bolsillo del ciudadano y la gente está cansada de la guerra sucia, lo que en realidad el ciudadano busca, es que se solucionen sus problemas de salud, vivienda, educación, justicia, violencia en todos los sentidos, seguridad ciudadana, etc.

La gente no está cansada de la política, la gente está cansada de cómo lo tratan los políticos. El ciudadano quiere escuchar algo diferente, quiere escuchar propuestas, quiere tener otra vez esperanza, un mundo lejos de la corrupción, la impunidad, la violencia, un mundo con más oportunidades para todos, sin importar sus preferencias ideológicas, religiosas o su sexualidad.

Deberían ponerse de moda las campañas limpias, pensar más en el ciudadano y sus necesidades, que la política sea una herramienta para el desarrollo de los pueblos.

Referencias

  • “Campaña sucia y campaña negativa” Mensaje 360
  • “Lógica Implícita de las Campañas Negativas” por Viriginia García
  • “El miedo en la política” por José Hilario López

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